Por Juan Strasnoy
Peyre - La negociación de la deuda externa entró en días de
definición de cara al deadline del viernes. El Gobierno analiza las contrapropuestas de
los bonistas y ajusta sus números con el objetivo de elaborar una nueva versión
de su oferta que
cuadre en su marco de sostenibilidad, recoja algunos de los planteos de los
grandes fondos de inversión y se acerque a sus pretensiones. La intención es
apurar los apretados tiempos para evitar un default, aunque las negociaciones
podrían continuar después del 22 de mayo.
Esta noche el presidente Alberto Fernández
recibe en Olivos al ministro de Economía, Martín Guzmán, para analizar las
tres contraofertas recibidas a última hora del viernes y definir los pasos a
seguir en las próximas horas, que serán claves para definir el resultado de la
negociación. Del encuentro también participaron el jefe de Gabinete, Santiago
Cafiero, y el resto del Gabinete económico.
Los representantes de los fondos afirmaron que sus propuestas cuadran en
el marco de sustentabilidad planteado por Economía como condición para el
canje. En el entorno de Guzmán evitaron las consideraciones al respecto pero le
dijeron a BAE Negocios que el entendimiento mejoró.
Aunque las diferencias persisten.
En el mercado, esperan que el Gobierno envíe
este lunes su oferta actualizada ante el escaso margen de tiempo restante. Por caso,
los bancos involucrados en la operación les piden a los tenedores que presenten
sus adhesiones hasta 72 horas antes del cierre.
La grieta en Wall Street, evidenciada en las
contraofertas, dificulta los pasos de la negociación. Una de las propuestas es del grupo
liderado por Blackrock, el mayor gestor de fondos del mundo y uno de los más
hostiles durante las negociaciones, e integrado también por Fidelity y Ashmore.
Las otras dos forman un combo y fueron presentadas en conjunto: se trata de un
esquema de canje para los bonos emitidos por Mauricio Macri, elaborado por el
Comité de Acreedores de Argentina que encabeza Greylock, y otro más benévolo
para los bonos de la reestructuración de 2005, diseñado por Monarch y sus
aliados.
Las diferencias entre ambas es importante según fuentes del mercado: descontada
a una tasa del 10%, la primera ronda los USD62 de valor presente neto y la
segunda, USD52.
Es decir que la de Greylock y los tenedores de deuda ya reestructurada se
acerca más a los alrededor de USD40 ofrecidos por Guzmán.
Esta última contraoferta plantea acortar el período de gracia de tres a
dos años, elevar de 0,5% a 1% el cupón inicial y reconocer los intereses
corridos entre el último pago de cada bono y el 22 de mayo con mediante otro
bono a cinco años, más un "endulzante" para los títulos del canje
2005. La de Blackrock busca un lapso de gracia de sólo un año, un cupón inicial
de 1,75% y un acortamiento de los plazos de tres años.
Es por eso que, si no se alcanza el piso de consenso
necesario para activar las cláusulas de acción colectivas y avanzar en un canje
total de los USD66.200 millones de deuda externa esta semana, el Gobierno
podría optar por hacer una reestructuración parcial con los acreedores que
adhieran a su propuesta, tal como habilita el prospecto que presentó en la SEC,
con la perspectiva de continuar la negociación sin que se activen demandas de
default cruzado rápidamente. Así, podría darse que entre los holdouts quede el propio Blackrock.
El representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, reconoció esa posibilidad en una entrevista a Infobae:
"Si no se consiguen los umbrales, se puede hacer un canje y seguir
adelante. Puede haber holdouts que pueden esperar o ir a un juicio en el
futuro".
En el mercado la expectativa de un
posible acuerdo mejoró en los últimos días a partir de las
contraofertas enviadas por los tres principales grupos de bonistas y, sobre
todo, de las señales de mayor flexibilidad del Gobierno, que
incluyeron la participación de Guzmán en una conferencia el viernes pasado
organizada por el Council on Foreign Relations, coordinada por el exsecretario
del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, un histórico rival de Joseph
Stiglitz, y que contó con la participación de la exnúmero 2 del FMI, Anne
Krueguer, y representantes de Blackrock.
Así lo mostró el rally alcista de los bonos bajo legislación extranjera durante
la semana pasada que derivó en una baja del riesgo país de unos 500 puntos
básicos.
Sin embargo, el canje cierra el viernes, un plazo que muchos analistas
creen insuficiente para aunar todas las voluntades. Así, algunos ven chances de que la negociación se extienda
y concluya con el país ya en default, aunque sin litigios inmediatos en
Nueva York.
Es el caso de Santiago López Alfaro, socio de Delphos, que ante la
consulta de este diario señaló: "Una negociación tan compleja es muy difícil que se cierre en pocos días. Pero la operación en el mercado es
pura expectativa y, si el Gobierno dice que sigue negociando y
que muy posiblemente se llegue a un acuerdo en unos días, no habrá grandes
problemas si no se pagan los USD503 millones de los globales. Posiblemente, las negociaciones sigan
después del 22 y, si llegan a buen puerto, será sólo una anécdota".
Gustavo Neffa, director de Research for Traders, sostuvo que
dependerá de la voluntad política y que no puede descartarse que la
negociación se extienda pero auguró: "Pese a los ajustados tiempos, creo que van a ir por todo esta semana, van a
presentar una oferta y van a cerrarlo el viernes".
"Va a ser una semana muy movida a la expectativa de que el Gobierno
mejore su oferta para que haya margen de alcanzar un acuerdo antes del viernes.
Los primeros días va a haber mucho movimiento en el precio de los bonos que en
mayo subieron muy fuerte", sostuvo Neffa. Y agregó que, según los análisis
de su firma, "el tema crucial para mejorar el valor de la
oferta son los intereses: reconocer los intereses corridos, que hoy no están considerados,
y aumentar los cupones que vienen", es decir, que las discusiones por
el plazo de gracia y la quita de capital jugarían un papel secundario.
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