Por Leandro
Gabin - Mientras que siguen las negociaciones de la deuda, por ahora y según el
ministro de Economía sin una contraoferta efectuada por los acreedores, muchos
bonistas empiezan a preguntarse si pueden solicitar por el pago de sus seguros
contra un default. Conocidos en el mercado como Credit Default Swaps -o CDS-,
estos contratos son adquiridos por los tenedores de bonos para proteger su capital ante un incumplimiento en
el pago del emisor.
En el caso
argentino, se estima que muy
probablemente tendrá complicaciones para abonar este 22 de mayo los 500
millones de dólares que dejó de pagar en abril, luego de utilizar el período de
gracia de 30 días que permite incumplir con los intereses. Así las cosas, en Wall Street creen que el tiempo es tirano para
que el país logre cerrar un entendimiento con los acreedores este 22.
Por eso, se
especula que el país podría no pagar ese compromiso y negociar algún tipo de
alternativa que no haga que se disparen las cláusulas de aceleración de
los bonos -o sea, cuando se ingresa en default por un título,
el resto puede pedir que le paguen lo que el país debe por adelantado- pero sí
los CDS.
Según
el JP Morgan, que los seguros se disparen el 20 de junio -el contrato
que vence más próximo al deadline del 22 de mayo- es una pregunta de cuándo y
no si será o no. "Los seguros que vencen el 20 de junio pueden dispararse
por muchos motivos", advierten y enumeran los tres fundamentales:
- Que falle el pago
que se debería hacer el 22 de mayo.
- Un repudio o
moratoria por parte del Gobierno, o se si un funcionario advierte que no
van a pagar los servicios de la deuda en dólares bajo ley extranjera.
- Una reestructuración de
la deuda, si los inversores son obligados
bajo las cláusulas de acción de colectiva a aceptar o incluso con el período de
gracia como el standstill.
Ésta última
alternativa del standstill es la que algunos le propusieron
a Martín Guzmán en caso de que no se llegue a un acuerdo para el 22
de mayo para estirar las negociaciones. Pero, ahí habría que depender de la
buena fe de los inversores para que no pidan la declaración de default.
Contrato
oneroso para el inversor
Los CDS de la
Argentina ya cotizan, de todas formas, a precios de default. El
contrato que cubre al inversor desde el momento que lo compra y por el
transcurso de cinco años, tiene un valor de 14.181 puntos básicos o 141 por
ciento. La probabilidad implícita de que el país en ese lapso de tiempo deje de
pagar la deuda es del 100 por ciento.
Traducido
en dinero, significa que el comprador del CDS paga 141 dólares por año durante
5 años para asegurar un monto de 100 dólares. De ahí que la probabilidad de que
ese contrato no se cumpla es total.
Estos contratos son
estructurados por los bancos de inversión que se los venden a los clientes como
los fondos para que protejan sus inversiones en el caso de un incumplimiento del
emisor. La Asociación Internacional de Derivados y Swaps (ISDA),
es la una entidad privada que determina si se activan o no los seguros de
default.
Pero los miembros
del ISDA, los que piden cuando consideran que un país está cerca de no pagar
que se lo declare en default son bancos y fondos de inversión entre los que están algunos
acreedores de la deuda. En la lista aparecen BlackRock, Franklin
Templeton, AllianceBernstein, UBS, Elliott Management, entre otros.
Economía, de mal en
peor
"Coincidimos
con el presidente Alberto Fernández que dijo que un default es malo.
Pero la estrategia de negociación ha puesto al país es un situación muy
complicada en su decisión de suprimir los pagos de deuda en dólares",
advierte JP Morgan.
Y recuerdan que la
economía argentina está en el medio de un profundo colapso después de tres
shocks adversos desde el 2018. "Mientras
que es debatible si un default en el segundo trimestre del año agravará la
caída en ese período, su impacto negativo en el escenario post COVID-19 no lo es. Un default tendría impacto en
el tipo de cambio", vaticina la entidad
estadounidense.
Tiempo de descuento
para que el país llegue a un arreglo con los acreedores y evite el peor de los
escenarios. Hasta el momento, las charlas estarían en torno a reducir el
período de gracia de 3 años a algo menos o capitalizar los intereses. La tasa
de interés promedio que quiere Guzmán parece menos negociable, al menos ahora.
El riesgo de default, a cinco días del deadline, parece estar más cerca.
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