El ministro
de Economía, Martín Guzmán,
brindó una entrevista al diario español El País, en la que habló sobre la
negociación con los acreedores de la deuda argentina y
a la cotización del dólar,
en momentos en que se acelera la devaluación del peso tanto en el segmento
oficial como en el Contado con liquidación (CCL), el dólar bolsa (MEP), y el dólar
blue.
“Hoy el
diálogo está yendo por donde queremos que vaya”, dijo Guzmán, aunque admitió
dudas respecto a si los tiempos serán lo suficientemente rápidos. Cabe recordar
que la negociación continuará hasta el 22 de mayo, luego de que el pasado
viernes cerró el plazo que había impuesto el Gobierno a los bonistas para
aceptar la oferta, pero que igual seguirá para evitar el default.
Guzmán
dijo que los acreedores
todavía no han presentado una contrapropuesta, tal como informa hoy Ámbito,
y que las charlas con continúan más allá de la oferta original que implicaba
tres años de gracia, quita de capital y una fuerte reducción de intereses. “Lo
fundamental es que el acuerdo sea sostenible. Queremos convertir a Argentina en
un buen deudor que pueda hacer frente a sus compromisos. Y hay múltiples
combinaciones de los parámetros de una oferta que son consistentes con la idea
de lo que llamamos restaurar la sostenibilidad”, le dijo al diario español.
Dólar
Por
otro lado, se refirió a la cotización del dólar y
atribuyó la fuerte escalada de los últimos días a la inestabilidad
macroeconómica que hay en la Argentina como consecuencia de la negociación con
los bonistas.
El
miércoles, el dólar blue o
dólar libre superó los $130. Estiró la brecha con el dólar “solidario”, que
cerró a $90,67. Los tipos de cambio asociados a operaciones en la Bolsa de
Comercio también subieron: el contado con liqui llegó a $127 y el MEP a $122.
“El
dólar oficial lo mantenemos en un tipo de cambio real competitivo y
estable", respondió el ministro. “Argentina sigue en una situación de
inestabilidad. El cambio oficial va a ir moviéndose con la inflación. Bajo
condiciones de estabilidad macroeconómica se generaría estabilidad también en
los mercados cambiarios alternativos”, afirmó Guzmán.
A continuación la entrevista
completa:
Pregunta. Su
plan consistía en llegar a un acuerdo con los acreedores privados antes de fin
de marzo. Luego amplió el plazo hasta el 8 de mayo. Y ahora el nuevo límite es
el 22 de mayo.
Respuesta. El
coronavirus afectó toda la logística. Es muy distinto cuando el diálogo entre
los acreedores y el Gobierno se realiza por videoconferencia. El hecho de no
estar en persona condiciona el proceso.
P. Su
oferta recibió muy pocas adhesiones. ¿A quién corresponde ahora la iniciativa?
R. Argentina
hizo su oferta luego de lo que fue un proceso de diálogo y estos días tratamos
de profundizar el entendimiento.
P. ¿Sobre
la misma oferta que implica tres años sin pagar, quita de principal y fuerte
reducción de intereses?
R. Es
una oferta. Lo fundamental es que el acuerdo sea sostenible. Queremos convertir
a Argentina en un buen deudor que pueda hacer frente a sus compromisos. Y hay
múltiples combinaciones de los parámetros de una oferta que son consistentes
con la idea de lo que llamamos restaurar la sostenibilidad.
P. ¿Han
hecho alguna contrapropuesta los acreedores?
R. No.
P. El
Banco Central argentino está imprimiendo grandes cantidades de pesos pero la
inflación tiende a la baja, lo cual indica una presión deflacionaria. ¿Qué va a
ocurrir?
R. En
Argentina, como el objetivo fue priorizar la salud
ante la pandemia, decidimos restringir fuertemente la
circulación de personas. La cuarentena afectó mucho la actividad económica y
tiene un costo fiscal importante, en un contexto en el que Argentina carece de
acceso al crédito internacional. Con el país saliendo de la cuarentena se crea
la necesidad de esterilizar parte de la creación de dinero. Eso ya está
ocurriendo. De hecho, Argentina está entrando en una dinámica positiva en el
desarrollo de un mercado de deuda pública en pesos que en diciembre estaba
cerrado.
P. El
contexto internacional es más bien deflacionario. ¿Esto puede ayudar a que los
acreedores piensen que no es tan mala la oferta, teniendo en cuenta los bajos
tipos de interés internacionales?
R. Argentina
propone pagar un cupón promedio de 2,3%. Eso tiene que ver con lo que Argentina
puede, más que con lo que pasa en el mundo. Pero es cierto que las tasas
globales de interés son muy bajas. Si se aceptara nuestra oferta, Argentina
podría hacer frente a sus compromisos y nuestros acreedores tendrían un retorno
realista. Al cupón promedio que hoy paga Argentina, del 7%, no podemos hacerle
frente.
P. ¿Los
tres años de periodo de gracia son negociables?
R. Hubo
mucha discusión al respecto, ese era un parámetro crítico para nuestros
acreedores. El análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI sugería
un periodo de gracia de cinco años, en las negociaciones propusimos cuatro y
dada la importancia de ese parámetro bajamos a tres años. Es un proceso que
sigue.
P. Los
grandes fondos que invirtieron en deuda argentina coinciden en señalar que les
falta un plan económico.
R. Lo
hemos presentado y es público. Hace unas semanas conversaba con un gran
exministro de Economía argentino y me contaba que a él le pasaba lo mismo
cuando participó en un proceso de reestructuración de la deuda. Le decían: “No
hay plan”. Y me avisó: “Te van a decir que no hay plan mientras no sea el plan
que quieren ellos”.
P. Técnicos
del Fondo Monetario Internacional señalan que Argentina decidió negociar antes
con los acreedores privados que con ellos. Vistos los resultados, ¿se
arrepiente?
R. Tiene
que ver con una cuestión de tiempos. Los tramos fuertes para la devolución de
la deuda con el FMI [sobre un total de 44.000 millones de dólares, 40.500
millones de euros] recaen entre el 2021 y el 2023. En cambio, en 2020 debíamos
afrontar pagos muy grandes a los acreedores privados.
P. Supongamos
que el 22 de mayo hay acuerdo con los acreedores. ¿Qué pasa entonces?
R. El
horizonte consiste en una estructura productiva capaz de satisfacer un conjunto
de condiciones al mismo tiempo: garantizar trabajo con inclusión; generar
dinamismo y competitividad, algo con lo que siempre hemos tenido problemas; y
conseguir estabilidad macroeconómica, con un aumento de las exportaciones que
sea consistente con el crecimiento del PIB en términos reales. Argentina ha
vivido históricamente periodos de auge seguidos de caídas, crisis de balanza de
pagos recurrentes, crisis de deuda soberana. Esa inestabilidad destruye empleo
y genera exclusión social. En Argentina, el 40% de la población se encuentra en
situación de precariedad laboral y el 52,3% de los chicos menores de 14 años
sufren pobreza.
P. Si
Argentina no paga deuda externa durante tres años, acumulará grandes reservas
en dólares.
R. Argentina
tiene un problema de integración en los mercados internacionales relacionado
con varios factores. Uno de ellos son los controles de capital muy rígidos,
implementados en agosto de 2019 en un contexto de alta ansiedad en la economía.
Argentina necesita unas regulaciones más flexibles. Para eso tenemos que
construir robustez, acumular reservas que sostengan un mercado interno de deuda
en pesos, un factor muy importante para que el país pueda endeudarse en su
propia moneda.
P. Entretanto,
el peso sigue devaluándose frente al dólar en el mercado libre.
R. El
dólar oficial lo mantenemos en un tipo de cambio real competitivo [69 pesos por
dólar] y estable.
P. Pero
el no oficial se acerca a los 130 pesos por dólar.
R. Argentina
sigue en una situación de inestabilidad. El cambio oficial va a ir moviéndose
con la inflación. Bajo condiciones de estabilidad macroeconómica se generaría
estabilidad también en los mercados cambiarios alternativos.
P. ¿Qué
pasa si el 22 no hay acuerdo?
R. Argentina
está en este proceso de reestructuración de la deuda porque no tiene capacidad
de pago. Y Argentina va a trabajar hasta conseguir el acuerdo. Claramente,
todavía hay un camino importante por recorrer para llegar a un acuerdo.
P. ¿Ha
mejorado el diálogo con los acreedores tras fracasar el primer tramo de la
negociación?
R. Sí.
Después hay que ver a qué velocidad se desarrolla, pero hoy el diálogo está
yendo por donde queremos que vaya.
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