Por Daniel Sticco - El Índice
Compuesto de Actividad Económica (ICAE) de marzo de 2020 mostró la profundización
de la recesión iniciada en noviembre de 2017, acrece 28 meses de duración y una
caída de la economía, en términos del Producto Bruto Interno (PBI) del 8,6%, a
una tasa promedio anualizada del 6%. Todavía muy lejos de la extensión de 47
meses del ciclo contractivo observado entre el segundo semestre de 1998 y
primero de 2002 que acusó un retroceso de 20,4%, pero es del doble del
promedio histórico en el pasado medio siglo.
Pero por efecto de
la Covid-19 se agudizó en abril, donde algunas actividades, como en la industria automotriz, se
paralizaron al extremo de no sacar un sólo auto de los trenes de montaje,
estimaron los economistas Juan Mario Jorrat y Pablo Agustín Pero,
del Centro de Investigaciones del Ciclo Económico y Crecimiento (Cincec) y
de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), tras actualizar los valores del
ICAE.
Para determinar el costo
del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) los economistas
tomaron como punto de partida un nivel de PBI para 2019 de USD 430.000
millones, y dado que la cuarentena comenzó en el último tercio de marzo,
mes en que la actividad se contrajo 1,5%, un 0,6% se explica por el efecto de
la pandemia, unos USD 2.400 millones.
Mientras que para
estimar la caída registrada en abril los economistas de la UNT asumieron:
“La constancia del efecto recesión puro y que los 30 días la baja fue
proporcional a los 12 días de cuarentena de marzo, otros USD 6.000 millones”,
totaliza en ese período unos USD 8.400 millones.
Y destacan: “Si a
la cuarentena se le agrega la caída propia de la economía argentina, se
conjetura para abril 2020 una caída en el indicador de actividad del 2,3 por
ciento”.
“Si a la cuarentena
se le agrega la caída propia de la economía argentina, se conjetura para abril
2020 una baja en el indicador de actividad del 2,3 por ciento"
Características del
Índice Compuesto de Actividad Económica
El ICAE brinda
mensual y prontamente información de buena calidad para medir la actividad
económica agregada, y permite tener una idea razonable de la evolución de la
coyuntura en el corto mediano y largo plazo.
En su evolución, a
lo largo del tiempo, el indicador de actividad presenta períodos de crecimiento
(expansiones), alcanzando un valor máximo en meses determinados, esas fechas se
denominan picos y se muestran en la parte superior de la gráfica del índice.
Asimismo, el ICAE muestra etapas en que su valor disminuye (recesiones), hasta
alcanzar una magnitud mínima; esas fechas se llaman valles y se presentan
debajo del gráfico del índice.
Ambas fechas, picos
y valles, se designan usualmente puntos de giro de la economía y señalan el mes
en que se inician las sucesivas recesiones y las expansiones siguientes. Esta
sucesión de fases recurrentes, pero variables en su duración y amplitud, se
denomina ciclo económico. Cada fase, recesión o expansión, tiene sus
propias características diferenciales del resto de su clase.
En el caso de marzo,
sostiene el estudio,“se nota que los diez indicadores coincidentes base
registran contracciones en sus magnitudes. Además, se los puede ordenar
según la relevancia del golpe de la recesión, en base a las variaciones
mensuales de cada uno de ellos”.
Todos los
indicadores coincidentes tuvieron en marzo variaciones contractivas
Se observa que 4 de
los 10 índices registran caídas en marzo de 2020 menores, en valor absoluto,
que el promedio del ICAE: EMAE, PBI, puestos de trabajo del sector privado, y
masa salarial. La industria presenta una baja levemente superior al promedio. Y
5 series sufrieron las peores contracciones: ventas, recaudación nacional
total, construcción, importaciones de bienes; y la peor: patentamientos de
automotores nuevos.
Mientras que
también Jorrat y Pero lograron determinar el impacto total de la recesión,
a través del análisis de los ciclos económicos, respecto del punto máximo
anterior: “De las 10 series coincidentes, el empleo privado registrado es el
menos afectado, 5,0%; luego siguen el PBI 8,2% y el EMAE 9,4%, porque sus
contenidos de servicios que responden al crecimiento vegetativo de la población
los hacen menos sensibles."
Por el contrario, fueron
muy afectados el ingreso real de los trabajadores del sector privado registrado
(20,9%), la producción industrial (21,4%) y la recaudación nacional total
(21,6%).
Pero sin duda, el
mayor impacto negativo de la pandemia se observó en la construcción 33,3%; las
ventas totales 37,4%; las importaciones de bienes 55,9%; y la venta de
automotores nuevos 72,8 por ciento.
Y los números
para abril y mayo no lucen mayores, porque la flexibilización del ASPO comenzó
por el comercio, pero las familias en general enfrentan un severo deterioro en
la capacidad de compra de sus ingresos. Y, para peor, muchos están
dominados por la incertidumbre sobre su actividad laboral, en particular los
que se dedican a la construcción y sectores mano de obra intensiva, como es el
caso de la mayor parte de las pyme.
De ahí que los informes del Indec sobre utilización de la capacidad instalada
en la industria dan cuenta de los registros más bajos de la serie histórica,
postergando al segundo lugar a los mínimos anotados en la crisis de 2002 cuando un gobierno de
emergencia dispuso el default de la deuda pública, una brutal devaluación y la
pesificación asimétrica de depósitos y préstamos en dólares.
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