Por Salvador Di
Stéfano - El gobierno desea controlar al dólar prohibiendo
operaciones o ejerciendo un control y revisión de todos lo que realizan los
inversores. Esto nunca funcionó, el mercado dejaría de
comprar si visualiza un plan económico que aliente la inversión y
exportación. El Gobierno nos sube al DeLorean y nos lleva al pasado.
Tenemos tres
escenarios muy claros por delante, que impactan de lleno en la economía
argentina, ellos son la reestructuración de la deuda pública, el dólar libre
(bolsa, blue o contado con liqui) y las perspectivas de actividad económica.
1. Reestructuración de la deuda pública
El bono par bajo
legislación extranjera llego a valer u$s28 en la última semana de
marzo, hoy vale u$s36. El Bonar 2022 llego a valer u$s27 y hoy
vale u$s36. Claramente los bonos bajo ley
extranjera, ya sea los del canje 2005 como los emitidos por Mauricio
Macri muestran una mejora en precios, lo que alienta a pensar que las
conversaciones entre los bonistas y el Gobierno avanzan a paso firme para que
Argentina logre un entendimiento y no lleguemos a la cesación de pagos.
Tras la evidencia
empírica de los datos, los rumores indican que estamos muy cerca de un
entendimiento con mejoras en la estructura de bonos que llegarían de la mano de
una menor quita de capital, suba del cupón de renta y una reducción en el
tiempo de gracia para el pago de intereses.
La Argentina
necesita no caer en cesación de pagos. Si lo hiciera estaría poniendo en riesgo
todo el financiamiento del presupuesto nacional y se complicaría la llegada de
dinero fresco del BID, Banco Mundial y otros organismos.
Todo hace pensar
que el 22 de mayo habría acuerdo, esto debería impulsar a los bonos a la suba,
y ubicarlos algo por encima del nivel de 40% de paridad. Esto implica que
aquellos que compren bonos a estos precios, si hay acuerdo, tienen un horizonte
de ganancias cercano al 15% en dólares.
2. Dólar libre (bolsa, blue o contado con
liqui)
El dólar esta
descontrolado. Su cotización llegó a $120 y cualquier encuesta que se
realice en el mercado encontrará que para los inversores es atractivo
comprarlo. Presagian que su valor estará mucho más elevado en los meses que
siguen.
Las estadísticas
indican que las reservas argentinas
se ubican en u$s43.415 millones, y que netas de los créditos con
China, encajes del sistema financiero y el dinero en caja para pagos futuros,
las reservas reales se ubican en u$s9.750 millones, de las
cuales u$s3.400 millones están invertidos en oro. Hay escases de
reservas en el Banco Central.
La base monetaria
se incrementó el 68,5% en el último año, los pasivos monetarios del
Banco central suman $3.942.548 millones, este número versus las reservas
nos da un dólar referencial de $90,81 muy lejos del dólar oficial de
$67,46 y también del dólar bolsa de $120.
El mercado debate
si el dólar oficial debe subir o si el dólar libre debería bajar. Desde lo
psicológico cada vez que el dólar libre subió le costó bajar. Los argentinos
que han mantenido ingresos durante la pandemia están en modo ahorro, y sus
excedentes lo canalizan a través de las compras de dólares. No les satisface
una tasa de plazo fijo del 26,66% anual y no son populares los bonos
en pesos a una tasa del 30% anual. No hay instrumentos como letras o bonos
en dólares que estén pagando renta en forma normal, todos están bajo proceso de
reestructuración de deuda. En este escenario todos los caminos conducen al
dólar.
Por este motivo, el
Gobierno trabaja en prohibir la compra de dólares sin entender que en el
mercado lo prohibido se hace cada vez más atractivo. Está prohibido prohibir.
Bajo estos supuestos, el dólar debería seguir a la suba.
Sin embargo, en los
meses que vienen tendremos el vencimiento del Impuesto a las Ganancias en
empresas e individuos, Bienes Personales, anticipo de Impuesto a las Ganancias
y aguinaldo en julio. Un raid de desembolsos que dejarían sin liquidez al más
pintado. Si dichos fondos se consiguen en el mercado a tasas del 24%
anual, nadie cambiara los dólares para pagar impuestos, y esto retroalimentara
la suba del dólar ampliando más la brecha. Lo mismo sucederá con los
exportadores que pueden demorar la liquidación de su mercadería financiándose a
tasas del 24% anual, cuando la devaluación del peso se realiza a una tasa
proyectada del 42% anual.
En conclusión,
parecería que la gran brecha entre el dólar bolsa o libre y el dólar oficial
llegó para quedarse, es la brecha del miedo. Solo podría disminuir si el Banco
Central cambia su política monetaria y eleva los tipos de interés, algo que le
generaría muchos perjuicios por los pasivos monetarios que tiene la propia
entidad. Solo un shock de confianza cambiaría este escenario, algo muy lejano
por ahora.
3. Perspectivas de la actividad económica
Nada hace pensar
que la economía muestre una leve caída: la mayoría de los pronósticos auguran
para el 2020 una caída de 9% del PBI y una recuperación
del 3% para el 2021. No tenemos una salida al estilo de una V, es muy
probable que tengamos una salida del estilo L. Esperamos que a fines del 2021
la caída del PBI respecto al 2019 sea del 7%, con una población que
crecería en 800.000 habitantes. Nos quedaríamos así con un PBI similar al del
2008. Por eso cada Gobierno nos ofrece un viaje al pasado, nos subimos al
DeLorean de “Volver al Futuro”, pero para ir al pasado. Sin un plan que
incentive las inversiones y exportaciones, será difícil viajar al futuro.
(*) Analista de
Economía y Negocios.
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