Por Román Lejtman - Axel
Kicillof es un caso testigo de Alberto Fernández y Martín Guzmán. El gobernador
bonaerense decidió caer en default hasta que los acreedores privados acepten su
oferta de reestructuración de la deuda provincial. No fue un manotazo de
ahogado, ni un tardío gesto revolucionario: se trata de un movimiento político
que meditó con el Presidente y su ministro de Economía.
Alberto Fernández no
quiere defaultear y está dispuesto a acercar posiciones con los fondos
internacionales que invirtieron 66.000 millones de dólares en títulos soberanos
de la Argentina. Pero se encontró con una fuerte resistencia de los bonistas de
Nueva York que insisten con el desplazamiento de Guzmán como único
negociador y amenazan con abrir un juicio en los tribunales de Manhattan, si la
quinta de Olivos no acepta sus requerimientos financieros.
El Presidente
decidió contestar fuego contra fuego. Y por eso Kicillof postergó un pago
de 103 millones de dólares que debía cancelar durante esta semana. El
gobernador extendió los plazos de su oferta de reestructuración de la deuda
provincial hasta el 26 de mayo -venció ayer y tuvo magra aceptación- y resolvió
que esa deuda de capital pendiente sea incluida en la propuesta que los fondos
aún no aceptan.
Entre los
acreedores privados de Buenos Aires también aparecen connotados fondos
internacionales que compraron millones de dólares en títulos soberanos de la
Argentina.
El domingo pasado,
Kicillof conversó con Alberto Fernández y Guzmán. Y alineó su estrategia
de negociación de la deuda provincial con la estrategia que habían definido el
jefe de Estado y su ministro de Economía durante un desayuno de trabajo en
Olivos.
Esa estrategia
nacional abría la negociación con los acreedores privados, pero no
implicaba la rendición incondicional y un desfile de honor en la city
financiera.
La construcción del
leading case que ya protagoniza Kicillof se basa en las similitudes que tiene
la relación del Estado Nacional y la Provincia con los fondos extranjeros:
1. La oferta
de Guzmán vence el 22 de mayo, mientras que Kicillof postergó hasta el 26 de
mayo.
2. La oferta
de Guzmán y la propuesta de Kicillof obtuvieron escasa adhesión por el rechazo
explícito de los bonistas.
3. Guzmán
enfrenta un vencimiento de intereses por 503 millones de dólares, en tanto que
Kicillof postergó un pago por 103 millones de dólares.
4. Es
decir: Guzmán y KIcillof tienen que cancelar pagos en medio de la
negociación con los acreedores privados.
5. Y si no
cancelan, la Argentina y la Provincia de Buenos Aires caerían en default.
En este contexto,
el mensaje de Alberto Fernández a los acreedores privados -vía Kicillof
leading case- llegó directo a los encumbrados despachos de Wall Street:
acuerden con la Argentina, háganlo rápido, porque si vencen las deudas,
puede ocurrir que no se paguen hasta que se acuerde un canje de bonos que
beneficien a ambas partes.
“Estamos lejos de
acordar, y ese mensaje no nos asusta”, aseguró a Infobae un vocero de un
fondo que opera desde Manhattan.
La oferta
presentada por Martín Guzmán tiene una cifra promedio clave,
medida en centavos de dólar: 39.5 de Valor Presente Neto (VPN). Es decir,
eso cotizaría el nuevo bono cuando se presente en sociedad.
Los fondos de
inversión, en las distintas ofertas informales que ya han presentado,
establecen en cambio que el Valor Presente Neto (VPN) debería
oscilar entre 60 y 54 centavos por cada dólar.
El ministro de
Economía modelizó una mejora en la propuesta original y el número final que le
dio fue 44 centavos por cada dólar. Para llegar a ese número, Guzmán eliminó la
quita de capital y mejoró los plazos de pagos y el monto de arranque de los
intereses. En esa ecuación, incrementó la iniciativa oficial en un 10 por
ciento.
Entonces, las
ofertas anoche estaban así: la Argentina 44 de VPN vs 60 de VPN (fondo
Blackrock).
Con estos números,
la negociación está empantanada. Y la amenaza de Alberto Fernández se torna
creíble y puede transformarse en un hecho consumado. El Presidente quiere
que los distintos acreedores acepten el gesto de buena fe concedido por Guzmán
al aumentar un 10 por ciento la oferta oficial, y que el canje de bonos no vaya
más allá del 22 de mayo.
Ese día vence la
propuesta y además Argentina debe pagar 503 millones de interés de los bonos
Global. Si no hay acuerdo con los acreedores privados, Alberto Fernández
puede gatillar el leading case Kicillof. Lo utilizó en la provincia de
Buenos Aires, y podría repetirse idéntica situación a nivel nacional.
“Yo no digo que los
fondos pierden plata, lo que digo es que en esta vuelta, ganen
menos", opinó anoche Alberto Fernández en Olivos.
|