Por Francisco Jueguen - Por la noche, el presidente Alberto Fernández fue directo al discurso que
caracterizó la negociación. Dijo que no se podía pagar más que lo
que hoy se ofrece y que ninguna oferta de los bonistas ha llegado a
la mesa.
Sin embargo, por la tarde, el ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó a LA NACION que prolongará las
conversaciones con los acreedores y se mostró optimista -pese al
pobre resultado de la oferta inicial- respecto de lograr un acuerdo
para evitar que el país entre en default.
"Esto es lo que creemos que la Argentina puede pagar de aquí en
adelante. No sé cual es la contrapropuesta. Si hay una contrapropuesta, veamos
de que se trata. Nosotros no somos unos necios que nos importa llevar al país
al default. No somos unos irresponsables que nos vamos a comprometer a pagar lo
que no podemos cumplir", dijo el Presidente en una entrevista con el canal
C5N.
Guzmán, además, recalcó que cualquier nueva propuesta de canje a los
bonistas estará enmarcada en las previsiones oficiales de sostenibilidad de la
deuda.
"Hay chance de que sea posible profundizar el entendimiento con los
acreedores para poder resolver esta situación de crisis de deuda que no
beneficia a nadie", sentenció el economista de Columbia, pupilo del premio
Nobel Joseph Stiglitz.
Además, el titular del Palacio de Hacienda cuestionó, como lo hizo el
presidente Alberto Fernández el fin de semana, a los empresarios argentinos por
su posición ante la oferta oficial de la deuda y la flexibilización de la
cuarentena. "Cada uno tiene que decidir de qué lado va a estar. Hay mucho
lobby estos días hablando de que hay que evitar el default, sin aclarar a qué
costo", señaló, en declaraciones a LA NACION.
El Gobierno extendió hasta el 22 de mayo el deadline para negociar con los bonistas que tienen
títulos bajo legislación extranjera. Es el mismo plazo que el Ejecutivo ya
tenía para pagar los intereses de los bonos globales si no quería ingresar en
una nueva cesación de pagos (la novena). Según fuentes del mercado, la
aceptación de la oferta que cerró el viernes apenas orilló el 13%. El
Ministerio de Economía optó, por el momento, por no difundir el porcentaje
oficial de adhesión. La prórroga que pidió ayer por la mañana ante la Comisión
de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) le permite
no hacer pública esa información, pese a que la "transparencia" fue
uno de los ejes con los que el equipo económico intentó conducir la negociación.
A pesar de las críticas de Guzmán contra al sector privado, en un
comunicado posterior a la presentación oficial en la SEC, el Ministerio de
Economía se mostró dispuesto a negociar cambios en el núcleo de la oferta
(tasas de interés, reducción de capital, períodos de gracia y extensión de
vencimientos) con los grandes acreedores -fondos de inversión- para llegar a un
acuerdo. Tras la primera ronda del canje, algunos analistas afirmaban que la
posición del Gobierno había quedado debilitada por la baja adhesión que había
logrado su propuesta.
No entraron los grandes
"Muchos de nuestros tenedores de bonos respaldaron la invitación;
otros grupos importantes que no lo hicieron", admitió Guzmán en un
comunicado. Esos grandes grupos son Blackrock, Fidelity, Pimco, Gramercy y
Templeton, entre otros.
De la propuesta oficial surge una estructura de bonos amortizables con
tasas de interés escalonadas nunca superiores al 5%, quitas de capital que van
de 12% a 18% para los papeles más cortos según la moneda, un esquema de
"opcionalidades" para elegir los nuevos bonos y diluir el poder de
los bonistas y vencimientos hasta 2047. La oferta argentina implica una
reducción en la carga de intereses de 62% (US$37.900 millones), un alivio en el
stock de capital (5,4%, US$3600 millones) y un período de gracia de tres años
(hasta 2023).
"Hemos realizado una oferta sostenible de buena fe para resolver
una crisis de deuda insostenible que dejó el gobierno anterior, con el respaldo
del mundo, incluyendo al FMI. Ha habido reconocimiento internacional de cómo
nos hemos manejado. Hubo acreedores que acompañaron. Otros que no, que pidieron
que la Argentina se comprometa a pagar algo que le resulta imposible",
dijo Guzmán a LA NACION.
"El principio de que la deuda tiene que ser sostenible es
infranqueable. Nosotros hemos hecho una oferta que respeta ese principio y
estamos abiertos a escuchar alternativas por parte de los acreedores que
también lo hagan", completó el ministro.
"El sector privado recibe ayuda sustancial del Estado. Sería bueno
que se tenga eso presente cuando se habla de la deuda. No hay peor resultado
que meterse en compromisos insostenibles que socavan el futuro del país. Y lo
que estamos haciendo lo dijo el Presidente mejor que nadie: nosotros no estamos
trabajando para nosotros, estamos trabajando para Argentina", concluyó.
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