Por Sofía Diamante - Sin perder de vista las
preocupaciones por la crisis del coronavirus, los
empresarios siguen con atención el proceso de reestructuración de
deuda, que definirá el margen de maniobra que tendrá el sector
privado al momento de acceder al mercado de crédito para financiar la
reactivación económica. En este sentido, el pedido dentro del
empresariado es unánime: la Argentina debe evitar el default si
quiere acceder al crédito a tasas lógicas para financiar las inversiones que
necesita el país.
Más allá de las
negociaciones de último momento que se abrieron con los bonistas desde ayer,
así se lo hicieron saber al Gobierno esta semana los empresarios más influyentes.
Fue cuando se reunieron el lunes pasado con el presidente Alberto Fernández en la quinta de Olivos. El Grupo de
los 6 (G-6), que nuclea a las seis cámaras más importantes del país, apoyó el
proceso de negociación de la deuda y señaló que "no es recomendable el
default".
Del encuentro
participaron los presidentes de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo;
de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina; de la Asociación de Bancos
Argentinos, Javier Bolzico; de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo
Gabbi; de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge Di Fiori, y de la Cámara
Argentina de la Construcción, Iván Szczech. "Necesitamos una salida
sustentable para poder empezar a producir e invertir. La Argentina necesita un
acuerdo, el mejor posible", dijo un empresario que fue parte del
encuentro, al que también asistieron dirigentes de la CGT.
Luego, otras
asociaciones de peso en el sector privado nacional, como la Asociación
Empresaria Argentina (AEA) y el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la
Argentina (IDEA), también manifestaron su apoyo y el pedido de evitar la
cesación de pagos.
"Para que las
empresas puedan cumplir plenamente su papel decisivo en el proceso de
recuperación económica es fundamental evitar la ruptura en la cadena de pagos
interna, así como la cesación de pagos externa o default", indicó la carta
que envió la AEA, que pone el foco en la inversión y la financiación que
requerirán el sector privado para lograr la recuperación económica.
IDEA, por su parte,
emitió un comunicado con el título "Un acuerdo que evite el default
también es cuidar a los argentinos", y señalaron que "un acuerdo
sostenible entre el Gobierno y los acreedores en el marco de la negociación de
la deuda pública resulta de vital importancia, poniendo nuevamente por delante
el bien común".
Antes de que se
desatara la pandemia, la negociación de la deuda era una de las principales
preocupaciones de los empresarios, junto con la inflación y la caída del
consumo. Esto se debe a que, con un riesgo país por arriba de los 3300 puntos,
como cerró la semana pasada, el acceso al mercado de crédito internacional es
prácticamente imposible, por el costo de financiación.
A diferencia de la
mayoría de los países, la Argentina no tiene un mercado de capitales local desarrollado,
producto de que los argentinos ahorran poco y que lo poco que se ahorra es en
dólares. Esto se debe a que el país no tiene una moneda fuerte, golpeada tras
décadas de inflación. Y las tasas de interés bajas que promueve el Banco
Central para incentivar el crédito desalientan cualquier intento de volver a
confiar en el peso.
"Si el país
entra en default, la recuperación económica será bastante más lenta -dice el
economista Esteban Domecq, presidente de la consultora Invecq-. Cuando se
empiecen a levantar los problemas sanitarios, el default complicaría el
financiamiento a las grandes empresas y a los gobiernos provinciales".
"Estar afuera
del mercado de crédito genera un problema muy importante, porque tenemos menos
capacidad para responder ante esta situación de crisis, y los sectores más
golpeados se quedan sin flujo de pesos", dice, por su parte, el economista
Martín Vauthier, de la consultora EcoGo. Y agrega: "Por más que la
Argentina arregle, le va a llevar un tiempo volver a los mercados, pero será un
primer paso muy importante".
"Si la
economía entra en default, se le sumará más presión a la brecha cambiaria,
porque todos querrán resguardarse en el dólar y no habrá quién venda. Y esto
puede generar un fogonazo inflacionario. En cambio, si se acuerda el problema
de la deuda, en 2021 se empieza el año con otra mentalidad", concluyó
Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.
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