Por Rafael Mathus
Ruiz - WASHINGTON.- El silencio oficial sobre el resultado del canje
de la deuda fue leído desde Estados Unidos como una inequívoca señal de fracaso
de la oferta que ensambló el Gobierno , que ya había sido rechazada
de antemano por los principales acreedores del país. Ante ese traspié, en Wall
Street esperan ahora que arranque una negociación definitiva, bajo el acecho
del default.
"Si quieren
hacerlo, saben cómo tienen que hacerlo. Llaman los asesores financieros, se
firma un acuerdo de confidencialidad, y se empieza a negociar", indicaron
fuentes cercanas al proceso.
La gran incertidumbre
es si el Gobierno y los grandes fondos que compraron bonos argentinos tendrán
la flexibilidad necesaria para "encontrarse en el medio" y llegar a
un acuerdo, o si las diferencias, los cortocircuitos y los destellos de
frustración y desconfianza, y el desgaste acumulados durante los últimos meses
terminarán por llevar a la Argentina al noveno default de la historia. La
voluntad para cerrar un acuerdo parece intacta.
Poco parecían
pesar las
señales que envió en las últimas horas el presidente, Alberto
Fernández, o el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien mostró la
"predisposición" para evaluar una contraoferta de los acreedores.
Menos, todavía, el respaldo de economistas de todo el mundo, liderados por
Joseph Stiglitz y Jeffrey Sachs, un mensaje que una fuente llegó a tildar de
"payasesco". La expectativa estaba puesta en
el eventual reinicio de las discusiones, y en una mejora en la oferta.
Los tres grupos de
acreedores -el Grupo Argentina Ad Hoc, integrado por Ashmore, BlackRock,
Fidelity y otros grandes fondos; el Comité de Acreedores de la Argentina,
liderado por Greylock Capital, y el Grupo de Bonistas del Canje, el más duro,
formado por unos 20 fondos de inversión, entre ellos, Monarch, HBK, Cyrus y VR
Capital- están en comunicación permanente y hasta el momento han mostrado un
frente unificado. Nadie parecía dispuesto a poner una oferta sobre la mesa a
menos que haya, primero, un paraguas de confidencialidad.
comenzó el proceso
de reestructuración, en el mercado critican la ausencia de un plan y la postura
"agresiva" del oficialismo -con un aval implícito del Fondo Monetario
Internacional (FMI)-, que en unos meses pasó de hablar de una oferta amigable,
"a la uruguaya" -por la reestructuración de deuda de Uruguay de
2003-, a una oferta que los inversores tildaron de unilateral, fallida y
confiscatoria, y que conlleva "pérdidas desproporcionadas".
El mensaje que ha
dado el Gobierno es que la oferta se ajusta a la capacidad de pago de la
Argentina, y que buscar corregir una dinámica de endeudamiento que ha
perjudicado al país. Guzmán se mostró dispuesto a mejorar la propuesta, siempre
y cuando lleve a una deuda "sostenible".
Para muchos, el
resultado del canje estaba cantado desde hace semanas, pero el silencio oficial
no pasó desapercibido. "Es un papelón. El hecho
de que no hayan dado los resultados es porque claramente fue un
desastre" , apuntó un analista de un banco internacional.
"Era obvio que
ante una oferta malísima, la participación fue bajísima", remarcó un
ejecutivo de un fondo. "El ala dura no se salió con la suya de ir al
default y el Presidente sigue abierto a escuchar. Habrá contraofertas y
negociaciones. Resultado incierto", auguró.
"Ahora
comienza todo. O mejoras la oferta, o no hay nada", indicó Alberto Bernal,
de XP Securities. "El mundo demostró que no se deja manipular por las
palabras de Jeffrey Sachs o Joseph Stiglitz", agregó.
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