Por Maia Jastreblansky
- El Gobierno asiste a un punto de inflexión. Si al inicio de la pandemia
del coronavirus la
máxima "una economía que se cae se levanta, pero una vida que se pierde no
se recupera más" moldeó la estrategia oficial, a partir de ahora se encara
el camino de salida, con el norte puesto en reanimar la actividad
económica .
Lo que
habilitó ese tránsito fue el factor sanitario: el ritmo de contagios es el que
justifica científicamente el pasaje a la siguiente fase, bautizada de
"reapertura progresiva" según el plan que -asegura Alberto Fernández - estuvo escrito desde el día uno.
Con la
variable sanitaria bajo control, en la ecuación del Gobierno comenzaron a ganar
peso los primeros indicadores económicos que le pusieron cifras al efecto del
confinamiento y los signos de agobio social.
"Nunca
pensamos en una cuarentena eterna. Acá la base de las decisiones sigue siendo
lo sanitario, con una preocupación por lo económico, que estuvo siempre. Entonces,
era una cuestión de sentido común pensar que apenas pudiéramos abrir lo íbamos
a hacer", sintetizó a LA NACION un
funcionario que trabaja todos los días con el Presidente en Olivos.
Ayer se
conocieron las cifras del Indec de marzo, que marcan que el Índice de
Producción Industrial manufacturero (IPIm) cayó un 16,8% respecto al mismo
período del año previo, mientras que la construcción se desplomó un 46,8 por
ciento. El titular de ese organismo, Marco Lavagna, advirtió que el 70% del PBI
argentino está afectado por las restricciones derivadas de la cuarentena para
prevenir el Covid-19.
Nadie
desconoce en el Gobierno que los números de abril, donde la parálisis fue plena
en muchos sectores, serán peores. La expectativa en la Casa Rosada ahora es que
mayo exhiba una tímida mejoría, a partir de la reanudación de varias
industrias. "Mayo va a ser un mes en el que la facturación, al menos, no
va a ser igual a cero. Pero esto va a ser muy de a poco", dijo hoy un alto
funcionario mientras caminaba por Olivos.
En el
escritorio del ministro de Desarrollo Productivo, Matías
Kulfas , hay un listado de unas mil empresas del sector industrial
que ya tienen aprobados sus protocolos sanitarios y que esperan con ansias el
anuncio presidencial para volver a abrir sus persianas. El Presidente tuvo un
botón de muestra de cómo funcionarán las fábricas el viernes pasado, cuando
visitó una pyme que confecciona máscaras y que puso en práctica las medidas de
cuidado para prevenir contagios.
"El
primer capítulo fue cerrar todo, con todas las medidas guiadas orientadas a
controlar la curva. Ahí apretamos el freno. Después empezamos, de a poco, a
soltar el pedal y a reanudar algunas actividades. Ahora llegó el momento de
apretar muy lentamente el acelerador, con más apertura de industrias",
ilustró un colaborador presidencial.
Niveles
de apoyo
Al
factor económico se le suma el agotamiento social por un aislamiento sostenido
en el tiempo. En el Gobierno aseguran que el apoyo a la gestión de la pandemia
sigue siendo alto. Fernández leyó ayer en Olivos un sondeo de un encuestador de
su extrema confianza -lo acompaña desde la campaña-, que marca un nivel de
aceptación de la cuarentena del 85 por ciento. Hoy en los WhatsApp de los
funcionarios circuló con entusiasmo un artículo de Reuters, que replicó el New
York Times, donde se citan tres sondeos que marcan el crecimiento de la imagen
del Presidente.
Hay,
sin embargo, una encuesta que llegó a ojos de los funcionarios de la Casa
Rosada que enciende una luz de alerta respecto de la clase media. Según pudo
reconstruir LA NACION , ese sondeo marca que hubo una leve caída
del 10% de la imagen del Presidente como comandante en la pandemia, y que al
segmentar por ingresos, ese declive asciende a 30 puntos en la clase media y a
20 puntos en la clase media que votó al Frente de Todos.
El
Presidente tiene, además, el termómetro social de primera mano que le acercan
los funcionarios nacionales que recorren la calle, los intendentes y los
movimientos sociales. Afecto a Twitter, también sigue con atención el ánimo en
redes sociales. Hay colaboradores que le acercan trackings diarios con
"nubes de palabras" con los temas que generan mayor conversación.
Cerca
de Fernández entienden que los 48 días de cuarentena sirvieron para reforzar el
sistema de salud y tener autonomía de insumos. Pero, sobre todo, para
profundizar la conciencia social sobre la necesidad de prevenir los contagios.
"Vemos
que la gente está angustiada y cansada pero, a su vez, también vemos que es muy
consciente y muy responsable", dijo a LA NACION un alto
funcionario de la Casa Rosada. Y agregó: "Se incorporó la idea del
cuidado, del distanciamiento social, de la higiene, del barbijo y eso es
también lo que hoy nos permite ir abriendo". Como manifestó en las últimas
horas Fernández, para el Gobierno a partir de ahora será clave la
"responsabilidad individual".
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