Son
casi 160 nombres célebres de la academia, unidos en un documento de apoyo a la
Argentina. Encabezada por los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz (2001)
y Edmund Phelps (2006), Jeffrey Sachs y Carmen Reinhart, la carta abierta lleva
también las firmas del francés Thomas Piketty, los estadounidenses Kenneth
Rogoff y Mark Weisbrot, el venezolano Ricardo Hausmann y el chileno Carlos
Ominami, entre otros.
Publicado
en el sitio Project Syndicate, el documento defiende la propuesta de canje
presentada por el gobierno argentino y pide “una solución responsable” a la
reestructuración de la deuda local, que siente “un precedente positivo” para el
sistema financiero internacional en su conjunto.
“Creemos
que un acuerdo sustentable beneficia a ambas partes: a una economía en
dificultades con 45 millones de personas y a los prestamistas. Es el momento
para que los acreedores privados actúen de buena fe”, concluye el documento,
que cuenta con el apoyo de colegas de 20 países.
El
ministro Guzmán (de quien Stiglitz fue tutor en la Universidad de Columbia)
compartió la carta en su cuenta de Twitter y agradeció el apoyo. “Argentina
sigue siendo optimista de poder alcanzar un acuerdo con nuestros acreedores que
permita recuperar la sostenibilidad de la deuda y hacer que la recuperación
después del Covid-19 sea posible”, escribió el ministro, quien junto a Stiglitz
y José Ocampo editó en 2016 el libro Too Little, Too Late (Demasiado poco,
demasiado tarde) acerca de los problemas de las reestructuraciones de deuda.
En la carta,
los economistas plantean que la pandemia del coronavirus y la crisis económica
acelerada por las medidas de aislamiento dispuestas para frenar la expansión de
la enfermedad empujaron a la humanidad a la “peor recesión global de los
tiempos modernos”, en una situación que forzó a los Estados a avanzar con
políticas públicas y mayor gasto para fortalecer los sistemas de salud y
brindar apoyo económico al sector privado y a la población más vulnerable.
“La
presión sobre las finanzas públicas se volvió enorme, particularmente en países
en desarrollo que ya estaban altamente endeudados”, dice el texto, que destaca
además las iniciativas globales impulsadas por el FMI y el Banco Mundial para
aliviar el peso de la deuda a 76 de los países más pobres del mundo.
En ese
contexto, los economistas se muestran alineados con la postura de Guzmán, quien
insiste en alcanzar un acuerdo que vuelva “sustentable” el horizonte de la
deuda argentina. “Frente a esta emergencia global, la Argentina está
encabezando su proceso de reestructuración de deuda en una forma constructiva,
de buena fe y con el apoyo de todos los sectores políticos”, escriben.
“Desde
2016, cuando el país recuperó el acceso a los mercados internacionales, los
prestamistas externos hicieron una apuesta con títulos de deuda con altas tasas
de interés, que eran solamente compatibles con tasas de crecimiento robustas,
que no se materializaron”, agregan en el documento, en referencia a la
evolución de la economía argentina, en crisis desde abril de 2018.
“En febrero,
antes de la crisis por el Covid-19, el FMI concluyó que la deuda argentina ‘no
es sustentable’. Hay consenso de que esa deuda es impagable, con pagos de
intereses que se duplicaron en el gasto total del sector público”, añaden, al
tiempo que afirman que el costo de refinanciar las deudas “se ha vuelto
excesivamente alto”.
Según
los firmantes, la Argentina presentó “una oferta responsable que refleja
adecuadamente la capacidad de pago del país”. En los términos oficializados por
Guzmán, el canje propone quitas del 5,4% en el capital y del 62% en los
intereses, con tres años de gracia. “A los acreedores se les pide que recorten
su flujo de ganancia pero aun así recibir intereses razonables en el futuro”,
insisten, al enfatizar que “solo una economía que crece sustentablemente puede
cumplir con sus compromisos financieros a lo largo del tiempo”.
En ese
marco, los economistas consideran que esta negociación puede ser un caso
paradigmático para el sistema financiero internacional, al convertirse en una
oportunidad de resolver una crisis de deuda soberana “de una forma ordenada,
eficiente y sustentable”.
El
texto de la carta llevaba varios días de gestación y fue impulsado por el
propio Stiglitz, que hace meses participa en el debate público con críticas a los
acreedores privados y en defensa de la postura argentina.
Gesto
desde España
A su
vez, el Gobierno recibió esta semana un espaldarazo por parte del gobierno
español en sus conversaciones con el FMI, el Club de París y los tenedores de
bonos. La ministra de Economía de ese país, Nadia Calviño, envió una carta a
Guzmán en la que expresa su “apoyo” al intento de alcanzar una “solución
consensuada” con los acreedores, “que permita reconducir la deuda de la
República Argentina a una senda sostenible”.
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