Por Liliana
Franco - Un mejor clima se nota en la Casa Rosada en cuanto a la
renegociación de la deuda externa.
Fuentes oficiales comentaron a Ámbito que “un acuerdo con
los bonistas no
está tan distante como parece”. En medios de los acreedores el sentimiento está
en sintonía: tras los duros cruces de las últimas semanas con el ministro de
Economía, Martín Guzmán, comentan que “se están generando canales de
negociación para llegar a buen puerto, aunque todavía queda mucho por resolver
y el final sigue abierto”.
Es que hasta hace
unas horas atrás los bonistas manifestaban sus “severas” dificultades para
entenderse con el ministro de Economía. También veían cerrado otros canales de
comunicación ya que como el propio presidente Alberto Fernández había
manifestado: “El único negociador de la deuda es el ministro Guzmán”.
Según señala un
experimentado negociador de la deuda externa argentina: la oferta se
realizó mediante un decreto, cuando por ley el ministro estaba autorizado
a hacerla por su cuenta, de donde “quedó clara la voluntad del presidente
Fernández, él se puso al frente de la oferta y que será él quien tenga la
última palabra”.
Estas versiones
están en sintonía con los comunicados dados a conocer por los tenedores de
deuda y el gobierno.
Los acreedores rechazaron la oferta argentina pero dejaron abierta la puerta
para seguir negociando. Y la administración del presidente Alberto Fernández manifestó
“decepción” por el rechazo, pero dejó en claro que busca un común denominador
con los bonistas.
Ayer el Palacio de
Hacienda publicó algunos reportes que mostraron la intimidad del proceso de
negociación de la deuda. Entre estos documento reveló la propuesta presentada
por Black Rock – el mayor fondo de inversiones del mundo – en
la que se aspiraba a que los bonos valieran entre u$s70 y u$s90 (usando una
tasa de descuento del 10%). Se trata de precios que duplican la oferta del
gobierno.
“El problema es que
el punto de inicio es demasiado distante”, señala el informe Cohen Daily
Review. En tal sentido, considera que la "zona de arreglo" se
sitúa en valores de bonos próximos a u$s50. Esto implica que hay
u$s15 al menos que deben ceder los acreedores y que debe mejorar el gobierno.
Pese a este
comentario, y en tren de suspicacias, algunos analistas interpretaron la curiosa
difusión de esta propuesta como tal vez, un camino por parte del gobierno
para justificar un eventual arreglo que implique una desmejora de la
oferta inicial de la Argentina pero que signifique al mismo tiempo, un
sacrificio en las aspiraciones de los bonistas.
La expectativa es
que el próximo viernes, fecha límite fijada por el gobierno, las autoridades
intentarán cerrar lo que puedan pero seguirán negociando. Desde este punto
de vista, ha trascendido que el gobierno decidirá que su oferta continúe abierta
hasta fines de mayo, por lo que no sería retirada de la Security and
Exchange Commission (la comisión de valores de los Estados Unidos)
manteniendo así las conversaciones con los acreedores.
Retoques
Las versiones dan
cuenta también de que el gobierno
está trabajando en distintos “retoques” a la oferta inicial, tal como
adelantó Ámbito. Entre ellos, se baraja la posibilidad
de acortar de tres a dos años el período de gracia para el pago de intereses,
reducir el hair cut (quita de capital), aumentar el cupón y fijar algún
incentivo como atar el rendimiento a la variación del producto bruto (un
mecanismo semejante a la refinanciación llevada adelante cuando Néstor
Kirchner era presidente y Roberto Lavagna su ministro de
Economía).
“El presidente
siempre se manifestó a favor de negociar con los bonistas, pero no aceptará una
oferta que no sea sustentable y que comprometa la recuperación del país”,
afirman en la Casa Rosada.
Precisamente en
términos de la sustentabilidad, el ministro Guzmán sigue recibiendo un fuerte
respaldo de la comunidad académica mundial. Economistas de la talla
de Joseph Stiglitz, Edmund Phelps, Carmen Reinhart, Thomas
Piketty y Jeffrey Sachs, entre
otros, han sumado sus voces a favor de “una resolución responsable sentará
un precedente positivo, no solo para Argentina, sino para el sistema financiero
internacional en su conjunto”.
El problema es que
la propuesta inicial del gobierno argentino hasta el momento habría
recibido menos de 10% de adhesión, según se señala entre los fondos de
inversión. De ahí que consideren necesaria una posición “más flexible” que la
mantenida hasta ahora por Guzmán.
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