Por Leandro
Gabin - El Gobierno sigue con el manual de la "mano dura" y
enfrentamiento abierto con los principales acreedores en torno a la negociación
de la deuda. En las próximas horas, Alberto Fernández tendrá que
confirmar si el plazo del 8 de mayo para que expire la oferta de canje se
mantiene o utilizan una prórroga hasta el 22 del mes, cuando sí o sí habrá que
pagar u$s500 millones en vencimientos que se patearon 30 días en abril.
El
estado de situación, cuentan fuentes en Nueva York, es "realmente
malo" e "incierto" entre los acreedores y el equipo económico
de Martín Guzmán.
No
cayó precisamente bien la filtración que hizo Economía de documentos confidenciales de la negociación, en donde se publicó la
contraoferta que el grupo de bonistas liderado por el gigante financiero BlackRock le hizo al país el 11 de abril, cuando
si bien no era pública la oferta, los bonistas ya habían sido informados del
contenido de la propuesta. Consultada por este medio, la vocera de la firma
declinó en hacer comentarios acerca del "GuzmánLeaks".
"Puede tener consecuencias legales. Es insólito que el Gobierno haya filtrado eso, hay
acuerdos de confidencialidad de ambas partes. Publicar esto o
emails es lo mismo, termina siendo un disparate que confirma el nivel de
amateurismo de este equipo económico", despotricó un banco de
inversión que trabaja asiduamente con este grupo de acreedores.
Voces menos
virulentas enmarcan estas filtraciones a la estrategia oficial de negociación,
ya no hacia afuera, sino hacia adentro.
"Están
mostrando que lo que había del otro lado eran los malos de la película; y
entonces se plantan como que ellos son los que quieren arreglar pero se
encuentran con personas intransigentes. Pero eso es consumo interno, acá no es el tema de quién tiene razón, sino de
llegar a un acuerdo donde ambas partes queden satisfechas", comentó
un banquero local, sorprendido por la escalada que está teniendo la
confrontación.
Otros creen que el
Gobierno está sembrando las bases para "vender" internamente un default
total de la deuda. La filtración de Guzmán y los dichos de Alberto Fernández
van en esa línea. "Yo espero que el mundo lo entienda, que el mundo nos
acompañe y espero no caer en default. Pero si nos toca caer en default, la
verdad es que nosotros recibimos un país en default", dijo el presidente.
Una
contrapropuesta "incompatible"
Economía difundió
un comunicado mediante el cual explica las razones del fracaso, al menos hasta
el momento, de las negociaciones. En un documento dice que "uno de los
grupos de inversores compartió sus reacciones a los lineamientos de la
restructuración por medio de presentar una contrapropuesta".
Esa
contrapropuesta, dice el Gobierno, se basó en la suposición de que Argentina
solo tiene restricciones de liquidez a corto plazo y propuso resolverlas por
medio de:
i) Un alivio
parcial y decreciente del cupón en efectivo durante los primeros cuatro años
antes de volver a los niveles contractuales.
ii) Una
compensación del alivio del cupón con pagos en especie.
iii) Una ampliación
de cuatro años del plazo de vencimiento para los bonos cuyo vencimiento sea
antes de 2028, detalló el ministerio, que además subió a su página web el
documento fechado el 11 de abril a cargo del grupo liderado por BlackRock.
Guzmán
dice que esta contrapropuesta era, básicamente, incompatible con el marco
macroeconómico y no reconocía la necesidad de un alivio de flujo de efectivo a
largo plazo para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública
de Argentina.
Economía señala
que, teniendo en cuenta los puntos de vista escuchados durante las variadas
conversaciones con los acreedores y sus asesores, y en vista del mandato dado
por el Congreso nacional en relación con la disponibilidad limitada de reservas para
continuar con el pago de la deuda, las autoridades procedieron a anunciar los
términos y condiciones de la propuesta de Argentina el 17 de abril de 2020.
"Los acreedores de los grupos que estaban sujetos a
los Acuerdos de No Divulgación fueron liberados de su deber de confidencialidad
y restricciones comerciales", explicó sugestivamente la cartera de
Guzmán, tratando de aclarar la trama de la filtración.
Un ex funcionario
señaló que más allá de la publicación de los "non-disclosure
agreement o NDA" que se puedan haber acordado, "no rompiste
un acuerdo legal de confidencialidad, rompiste la confianza con tu contraparte
a quien hace pocos días le pediste que haga una contrapropuesta".
Esto tiene que ver
con la reacción de Guzmán el lunes, quien lanzó una invitación a seguir
negociando luego de conocerse el rechazo de los tres grupos de acreedores, que
ya tendrían un caudal suficiente de bonos para bloquear el canje.
"Si los
tenedores de bonos tienen un enfoque diferente que se adecúe a esas
limitaciones, deberían presentar una propuesta específica. El Gobierno argentino permanece dispuesto a escuchar
y tratar de encontrar un denominador común. Pero cualquier propuesta
debe pasar primero la prueba del sentido común", respondió Economía.
Un ambiente más enrarecido
Ahora la relación
entre Guzmán y este grupo que tiene el 25% de los bonos emitidos en la era
Macri y 16% de los bonos K (de los canjes 2005-2010), que nunca fue buena,
parece haber empeorado. Y no son precisamente "nenes de pecho".
Forman parte de este comité: AllianceBernstein, Amundi Asset
Management, Ashmore Investment Management Limited, BlackRock Financial
Management, BlueBay Asset Management LLP, Fidelity Management
& Research Co., T. Rowe Price Associates, Western Asset Management Company
LLC y Wellington Management Company LLP.
Se cree en Wall
Street que junto a los otros dos comités ya tienen poder para bloquear la
operación o, al menos, de hacer dudar a otros inversores para que no acepten la
propuesta y ahí poseer una mayor espalda negociadora.
"El problema principal de la estrategia de
negociación es que desde el Gobierno pensaron que la presión por acordar la
tenían los bonistas, y ahora que las papas queman, piden una contrapropuesta
que los bonistas no tienen ningún incentivo a dar porque el tiempo corre en
contra de Argentina", advirtió un ex funcionario argentino de
Finanzas, que conoce y muy bien a los distintos fondos de Wall Street que están
negociando con el país.
"Argentina
busca una contrapropuesta para poder recular y los bonistas a esta altura
esperan... y Argentina tendrá que negociar contra sí misma. Cada minuto que pasa, la posición de los bonistas
mejora", afirmó.
La lectura de lo
que ocurrió con este "GuzmánLeaks", según este encumbrado ex
funcionario, es la siguiente. "Puede ser una de tres cosas o las tres en
diferentes proporciones", indica:
1) Sabe el Gobierno
que va a tener que mejorar la oferta
mucho y presentan la de BlackRock para mejorar esa.
2) Refleja las
diferencias internas entre los que no quieren ir a default y los que piensan
que es la mejor salida.
3) Guzmán sabe que
va quedar pegado en este canje y busca aparecer como que lo obligan a aceptar
algo con lo que no está de acuerdo y se cubre.
"Lo que piensen Guzmán o Alberto Fernández es irrelevante. Lo único que importa en este
tipo de operaciones es lo que piensan los bonistas. Si el Presidente no quiere
ir a default, se arregla rapidísimo", explica.
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