Por Liliana Franco - Contra reloj, las negociaciones por la
reestructuración de la deuda externa ingresan en instancias decisivas. En las
últimas horas se conoció el rechazo de los bonistas a
la propuesta argentina como así también un comunicado
oficial manifestando la decepción del Gobierno por la actitud de los bonistas.
Pero en ambos casos se hizo explícita la intensión de encontrar una solución
acordada.
En medios de la Casa Rosada se comenta que no se descarta “algún
retoque” a la oferta argentina que tienda a acercar posiciones. Se
especula con que posiblemente se corra la fecha límite del 8 de mayo para
aceptar el canje y se termine resolviendo el tema el 22 de mayo, momento
en el que la Argentina debe pagar intereses por bonos globales
o caer en default.
En los pasillos oficiales se comenta que el presidente Alberto
Fernández siempre quiso llegar a un acuerdo, pero por supuesto anteponiendo la
recuperación del país.
La necesidad de un entendimiento es clave en momentos en que la economía
se encuentra en jaque a raíz de la crisis desatada por el coronavirus. Más aún,
discretos emisarios habrían hecho llegar al primer mandatario la información
que sería muy difícil continuar con las negociaciones tanto con el Fondo
Monetario Internacional –el principal acreedor de la Argentina - como con el
Club de París, si el país cayera en default.
Mediante un comunicado, los principales grupos de bonistas con legislación extranjera
plantearon este lunes su rechazo a la propuesta de reestructuración de deuda presentada
por el ministro de Economía, Martín Guzmán.
El Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos, el Comité de Acreedores de la
Argentina y el Grupo Ad Hoc de Tenedores de Bonos de Cambio de Argentina
representan, según señala el comunicado, un amplio espectro de tenedores de
bonos soberanos. “Cada grupo ya ha rechazado públicamente los términos
comerciales propuestos por Argentina para la reestructuración de su deuda
externa”.
La comunicación manifiesta que los inversores “desean reiterar y dejar
en claro que no pueden respaldar la oferta de intercambio recientemente
anunciada por la República, y no entregarán sus bonos porque, entre otras
razones, los términos requieren que los tenedores de bonos argentinos
sufran pérdidas desproporcionadas que no son justificadas ni necesarias”.
Sin embargo, el comunicado concluye señalando que “cada uno de los tres
grupos de tenedores de bonos está preparado para discutir
constructivamente con la Argentina cuando su gobierno esté listo para
hacerlo, con el objetivo común de encontrar una solución viable a los
desafíos financieros actuales de la República”.
También se conoció un documento elaborado para los bonistas en el que se
refiere a duros términos sobre la propuesta argentina. Uno de los párrafos
enfatiza: “¡No es 2005! Los tenedores de bonos están bien organizados,
bien intencionados y bien informados sobre lo que Argentina puede permitirse al
abordar sus desafíos financieros actuales”.
El trabajo rescata expresiones de la expresidente Cristina
Fernández de Kirchner, “asegurando” que el país pagará los bonos canjeados
durante su mandato. También recuerda que la Iniciativa de Suspensión de la
Deuda del G20 exige “una suspensión de pagos neutrales de valor presente neto
con límite de tiempo, no una confiscación de 3 años”, haciendo referencia
al período de gracia propuesto por el país durante el cual no se pagarían
intereses.
Tras considerar que en el marco de una crisis como la de hoy, la
“Argentina debería discutir los flujos de efectivo que vencen en el corto
plazo, no en una década”, el documento concluye que “aquellos que
consientan recibirán nuevos bonos con términos legales y económicos mucho
peores” que los que tienen actualmente.
Respuesta
de la Argentina
La respuesta argentina no se hizo esperar y a primera hora de la tarde se
difundió un comunicado oficial en el que se señala que “El
Gobierno de Argentina ha revisado y está decepcionado con la
declaración del día de hoy por parte de tres grupos de acreedores”.
Sin embargo, en lo que entre los acreedores se leyó como una frase
conciliatoria, el comunicado continúa sosteniendo que “mucho puede cambiar en
el transcurso de una semana. Tenemos la esperanza de que nuestros acreedores
reconozcan que, especialmente a raíz de la crisis del Covid-19, Argentina no
puede pagar más… Si los tenedores de bonos tienen un enfoque diferente que
se adecúe a esas limitaciones, deberían presentar una propuesta específica. El
Gobierno argentino permanece dispuesto a escuchar y tratar de encontrar un
denominador común. Pero cualquier propuesta debe pasar primero la prueba
del sentido común".
“No creo que los acreedores vayan a presentar ahora una oferta específica
como solicita el Ministerio de Economía”, señalaron a Ámbito especialistas
internacionales con buenas conexiones con los inversores. Según su
razonamiento, los grupos que han manifestado su rechazo a la oferta argentina
cuentan con mayorías suficientes para bloquear el canje. Cabe recordar que para
los títulos emitidos durante el gobierno kirchnerista se requiere la aprobación
de por lo menos de 85% de los tenedores.
En estas condiciones evaluó que “posiblemente la Argentina tenga que
prorrogar la fecha del 8 de mayo para la recepción de ofertas y en este
escenario los bonistas tendrían una mejor posición negociadora”.
La frase oficial referida a “tratar de encontrar un denominador común” fue
leída por algunos especialistas como la puerta de acceso a un “endulzante” de
la oferta argentina. En estos círculos se considera que, si el país
capitalizara los intereses durante el período de espera, acortará el período de
gracia o mejorará en algo el cupón, “las posibilidades de entendimiento no
estarían lejanas”.
En términos de las paridades de los títulos se calcula que oferta
argentina rondaría el 40% contra una aspiración mínima del 60% por parte de los
acreedores. “No debería ser muy difícil llegar a un punto
intermedio” señalan en Wall Street. Algunos especulan que Argentina
podría aceptar 48% y los acreedores 51%. Por ahora, el ministro de
Economía se mantiene en su oferta inicial.
Mientras tanto el Gobierno busca mostrar al mundo que cuenta con el
apoyo de “todos los sectores” en su propuesta para los bonistas.
Esto explica la reunión que fuera convocada por la Presidencia de la
Nación para que las principales entidades empresarias y la CGT se
muestren junto a Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín
Guzmán respaldando la propuesta argentina.
Desde hace días diferentes entidades empresarias entre las que se
encuentra la Unión Industrial y la Cámara Argentina manifestaron su apoyo a
través de comunicados. Los empresarios, preocupados por la difícil situación
económica, tienen esperanzas de que Argentina llegue a un acuerdo. “Es que si
nuevamente caemos en default será muy difícil lograr que en el mundo nos crean”.
En particular, esta situación afecta a las empresas que exportan que recuerdan
las enormes dificultades que tuvieron que enfrentar a partir del 2001.
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