Por
Javier Blanco - Tras un mes intentando en vano domar la brecha cambiaria (se
duplicó en ese lapso del 38 al 75%) y haber corroborado que su sostenido
aumento le quitó además el control del mercado oficial de cambios, el Banco
Central (BCRA) decidió restringir el acceso a él de numerosas empresas y
cerrarlo directamente para los agentes de compensación y liquidación (ALYC),
los operadores que más protagonismo habían logrado en los últimos dos años.
La
profundización de un cepo que ya nació mucho más restrictivo que en su versión
del último mandato de Cristina Kirchner llegó luego de que la entidad –que se
había preparado para transformar en reservas un mayor saldo positivo de la
balanza comercial– cerrara abril con una pérdida por intervenciones en la plaza
cambiaria estimada en US$350 millones. Los datos históricos muestran que el
promedio de ganancias por esta vía para este mes, en tiempos de cepo, fue de
US$700 millones a US$2000 millones en la última década.
Fue el
número que encendió las alertas en el Gobierno y el que ya lo había llevado a
emitir en los últimos 15 días 8 disposiciones distintas (entre el BCRA y la
Comisión Nacional de Valores –CNV–) procurando corregirlo. Como ninguna rindió
frutos o tuvieron efectos efímeros, el directorio del BCRA trató anteayer de
dar la estocada final para reordenar el mercado.
Las
disposiciones
Vedar
el acceso al mercado de aquellas empresas que hayan realizado operaciones de
cambio a través del mercado bursátil en los últimos días, es decir, a quienes
se hubiera detectado comprando o vendiendo divisas mediante la compraventa de
activos con cotización pública.
Hacer
lo propio con las que hayan recibido créditos promocionales lanzados para
atenuar el impacto de la emergencia sanitaria por el Covid-19, que deberán
solicitarle conformidad previa para operar tras presentar una declaración
jurada certificando que, en los 30 días corridos anteriores, no han efectuado
ventas de títulos valores con liquidación en moneda extranjera o transferencias
de los mismos a entidades depositarias del exterior, referencias que aluden al
contado con liquidación (CCL) y el dólar Bolsa o MEP. Compromete a las firmas
además a no realizar esas operaciones “a partir del momento en que se requiere
el acceso [al mercado] y por los 30 días corridos subsiguientes”.
Restringir
el acceso al mercado a empresas que hayan recibido algún tipo de asistencia
oficial para “precancelar o anticipar pagos” al exterior, las que deberán –en
todo caso– gestionar una conformidad previa del BCRA tras justificarla
plenamente. En este caso solo se mantiene para poder realizar pagos de nuevas
importaciones de bienes o insumos requeridos para la continuidad de su proceso
productivo, aunque solo si la empresa no operó dólar bursátil. “La idea es que
si la firma accedió a un crédito subsidiado le queda vedada la posibilidad de
operar CCL. Y aquella que no tenga ese crédito, pero haya estado operando CCL,
deberá explicarle al Central por qué quiere comprar divisas para importar si ya
las obtuvo por otra vía”, explicaron en el BCRA.
Disponer
que la compra y venta de dólares se debe realizar exclusivamente en casas de
cambio o bancos (comunicación “A” 6999). Hace algunos años se había abierto la
posibilidad de que las sociedades de bolsa que gestionaran su habilitación como
Agentes de Compensación y Liquidación (ALYC, según su nombre técnico) podían
operar en cambios, lo que les permitía combinar la compraventa de divisas con
sus demás operaciones de mercado.
Esta
norma deja fuera del mercado a muchas plataformas como Balanz, Invertironline,
Cambios Online y Bull Market Brokers, compañías a las que hasta ayer el propio
BCRA consultaba para hacer su relevamiento de mercado para informar el dólar
promedio del día, y que ofrecían la divisa a un precio más competitivo (con
menor spread entre compraventa que los bancos y agencias) e incluso permitían
operar la aplicación todos los días, a toda hora, sin depender del horario
bancario y desde el celular.
Estos
operadores tendrán 30 días para acomodarse a la nueva normativa, lo que los
obligaría a crear una nueva empresa desde cero anotándola ante la Inspección
General de Justicia (IGJ) con el único objeto de operar en cambios, lo que
supone enfrentar costos que las desalentarían a continuar esa actividad.
El
combo de medidas intenta aplacar la demanda de dólares por el canal oficial (de
por sí ya muy restrictivo) y quitarles a la vez presión a los precios libres
del dólar que surgen de las operaciones cursadas con activos de cotización
bursátil.
“La
presión sobre los precios libres del dólar cedería en los próximos días por el
mayor castigo a quien opta por esa moneda. El problema es que la demanda que se
reprime no desaparece, solo se pospone”, opinó Matías Rajnerman, de Ecolatina.
Las
medidas se conocieron tras un día en que las cotizaciones despidieron abril con
nuevas alzas del 4,5% en el caso del “contado con liquidación” (quedó a $114,65
tras haber cerrado marzo a $86,92) y del 3,2% en el caso del dólar MEP o
“Bolsa”, que subió de
$85,96
a $112,31 en el mes.
Así,
las brechas cambiarias cerraron el mes en torno de 70%, algo que raleó la
oferta de divisas privadas en la plaza oficial y que el BCRA no pudo evitar
pese a favorecer un ajuste del
3,7% en
el precio del tipo de cambio mayorista (o dólar comercial) en el mes, dado que
venía de cerrar marzo a $64,47 y quedó el jueves en $66,84, lo que supone la
mayor suba mensual del año.
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