Por Claudio
Zlotnik - Para la próxima semana, el Gobierno
tiene preparada una batería de medidas que
pondrá dinero en la calle de manera inmediata, tal vez en una proporción que
nunca se vio desde el poder de fuego del Estado.
Lo amerita la
gravedad de la crisis: de acuerdo a mediciones preliminares del ministerio de
Desarrollo Productivo, la caída vertical de la actividad económica es inédita
para la historia reciente. Algo que, tratándose de la Argentina, da una idea de
lo caótico de la situación, con la mayoría de los sectores productivos parados
por la pandemia.
Para tener una idea
de la dimensión del derrumbe: cada día de cuarentena (con el nivel de
restricciones de abril) la economía destruye cerca de un 40% del PIB diario, de
acuerdo a los cálculos de la economista Marina Dal Poggetto (directora de la
consultora Eco Go).
Sólo
contando a los empleados formales que se desempeñan en los seis sectores
críticos por el parate económico, hay un total de 3,5 millones de personas que
hoy en día dejaron de trabajar por culpa de la cuarentena.
Según el informe
del ministerio de Matías Kulfas, esos rubros son: comercio (mayorista y
minorista), la industria manufacturera, la construcción pública y privada, el
sector del entretenimiento, los hoteles y restaurantes, y la industria
petrolera.
Las mermas en la
actividad en esas ramas van del 53% al 70%. Algo que, por su profundidad e
inmediatez, no sucedió ni siquiera en la crisis de 2002.
Otro dato, esta vez
acercado por la consultora Eco Go, refleja lo monitoreado por el "Google
Mobility Report": un fuerte acatamiento inicial a las restricciones de
movilidad durante el llamado "aislamiento preventivo".
"Al 17 de
abril, la movilidad (comparado con "línea base" definida por Google)
ha caído un 81% para realizar compras, mientras que fue del 46% para asistir al
trabajo. Sólo farmacias y supermercados parecieran reflejar cierta tendencia
positiva. La movilidad relacionada con ventas y recreación sigue estancada",
dice el último reporte de Dal Poggetto.
Empieza
a sentirse la inyección fiscal
La crisis -nunca vista por su profundidad y alcance- obligó
al Gobierno a lanzar medidas excepcionales a partir del próximo lunes. Y otras
iniciativas -como el otorgamiento del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)-
se repetirán.
El
lunes arrancará el otorgamiento de los créditos a tasa cero para
monotributistas y autónomos. Podrían calificar alrededor de 2,2 millones de
personas, que lograrán acceder a un préstamo estatal (subsidiado) por hasta
$150.000, que será depositado en tres cuotas a través de las tarjetas de
crédito.
La ayuda irá
directo a los bolsillos de uno de los sectores más necesitados: pequeños
comerciantes, profesionales y cuentapropistas que pasaron a facturar menos de
la mitad -algunos ni siquiera lograron hacerlo porque sus negocios o
actividades están prohibidos- respecto a lo que venían percibiendo.
El
segundo set de medidas que serán lanzadas con el inicio de mayo refiere a los
salarios que el Estado ayudará a pagar a 1,6 millón de personas de 180.000
empresas, sin distinción entre pequeñas, medianas y hasta de gran tamaño.
Se trata de una
medida que viene demorada, y que en el inicio de la crisis se pensaba de alcance más limitado.
Otra vez, para
tomar dimensión de la actual debacle: en 2009, en medio de la crisis internacional, al gobierno de aquel entonces le
alcanzó con dar 145.000 "Repos" (subsidios al salario) a las empresas
perjudicadas por la recesión. Hoy, queda claro, la situación luce mucho más
grave.
Algunos datos del
escenario, que hablan de la capacidad para pagar los salarios: una encuesta de
la cámara de Comercio (CAC) muestra que la mitad de los comerciantes tuvieron
problemas para cumplir con las remuneraciones. Y que el escenario sería más
grave para inicios de mayo, si es que el Estado no llega a tiempo.
En concreto:
durante marzo solo 57,2% de los comerciantes hicieron un pago íntegro del
sueldo; 14,1% no pagó, mientras que el 28,6% hizo un pago parcial. Para abril,
solo el 24,6% espera hacer un pago íntegro (39,1% espera hacer un pago parcial,
mientras que 36,2% considera improbable poder hacer frente al pago).
La encuesta de la
Unión Industrial muestra algo similar. En abril se espera que sólo el 13% de
las empresas puedan pagarlos con normalidad, el 64% no podrá pagar los sueldos
y el 23% podría pagar la mitad.
En atención a este
cuadro, el Gobierno también se lanzó con el Programa de Emergencia de
Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para las compañías que "han
experimentado caídas notorias en su facturación".
La
asistencia monetaria se completará desde el próximo miércoles 6 de mayo. A
partir de ese día, nada menos que 5 millones de personas empezarán a cobrar -la
gran mayoría en efectivo- el Ingreso Familiar de Emergencia de $10.000, de la
ANSES.
Serán $50.000
millones que irán directo al consumo o a cancelar deudas. El desafío, en este
caso, no sólo refiere a que el dinero llegue en tiempo y forma sino que,
además, no implique una mayor velocidad de contagio de Covid-19 entre la
población. Ocurre que en esas jornadas se distribuirán nada menos que 3,8
millones de personas en las calles para cobrar ese dinero en efectivo en los
bancos, cajeros y en el Correo Argentino.
Algunas de las
medidas pensadas como "por única vez" seguramente tendrán su segundo
capítulo.
En concreto, la
idea del Gobierno pasa por volver a transferir el IFE entre la población más
postergada. Por ejemplo, entre los 2,4 millones de personas que perciben
la Asignación Universal por Hijo.
Por ahora, Alejandro
Vanoli -titular de la ANSES- descarta un nuevo refuerzo en los
haberes de los jubilados y pensionados de la mínima, tal como ocurrió a
comienzos de este mes. Esa ayuda había sido de $3.000.
La
autocrítica por "correr de atrás"
Para
la clase media bancarizada, el comienzo de mayo obligará a replantear una nueva
postergación en el vencimiento de las tarjetas. En abril, sólo un 55% a 60%
pudo pagar el día del vencimiento. El resto eligió pagar en cuotas a pesar del
recargo.
El problema de este
tipo de medidas es que, si la persona que ya refinanció este mes, necesitará
hacerlo también en mayo. Así, se le irán acumulando cuotas para más adelante,
con el consiguiente achicamiento de su capacidad para utilizar el
financiamiento de la tarjeta.
Al respecto,
resulta interesante un relevamiento realizado por la consultora CERX, conducida
por la economista Victoria Giarrizzo.
Dice
Giarrizzo: "En abril el 80,8% (ocho de cada diez) de los hogares
"quedó debiendo algo". Mientras la deudas "bancarias"
sumaron a $1,2 billones, las "no bancarias" llegaron a $504 mil
millones afectando a 10,8 millones de hogares".
En base a una
encuesta entre 8.000 casos, la consultora detectó que el 20,3% de la deuda no
bancaria fue mora en servicios, 19,9% impuestos impagos y 18,6% con
prestamistas.
Frente a
tamaña crisis, Marina Dal Poggetto analiza: "Lo que inicialmente
arrancó como un shock de oferta empezó a mutar hacia un shock de demanda desde
el sector privado cuando la caída en el ingreso no puede ser compensada
totalmente por la política fiscal, provocando una recesión diferente de las que
tenemos registros en los últimos años".
A esta altura, y
con casi 40 días de cuarentena y caída profunda de la actividad, la pregunta es
si todas estas medidas ayudarán a compensar los ingresos de los ciudadanos.
Desde los propios despachos oficiales advierten la negativa.
Que
apenas tratarán de paliar la situación inédita, a la vez que dramática. Algunos
funcionarios se atreven a decir que vienen "corriendo de atrás" a
la crisis. Algunos observan falta de gestión. Otros, falta de
audacia para disciplinar a
los bancos, por ejemplo.
Más que una
oportunidad por el tiempo perdido, lo que ahora está en juego -directamente- es
la paz social. A las empresas más débiles de la cadena no les queda mucho
tiempo para aguantar, antes de tomar la decisión de cerrar las puertas a la
espera de mejores tiempos.
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