Faltan once días
para que finalice el plazo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, le dio a
los acreedores privados para que definan su posición respecto a la oferta de
reestructuración de la deuda que les presentó el Gobierno. Por el momento, la
respuesta de los principales bonistas es negativa, según indicó Guzmán el día
de la presentación junto al Presidente, por lo que el país se encuentra en un
“default virtual”.
Según lo que prevén
los economistas y analistas financieros, la propuesta lanzada entre el 16 y 17
de abril no logrará la aceptación de los inversores, por lo que el titular del
Palacio de Hacienda deberá hacerle algunos ajustes a su oferta para acercar
posiciones y evitar caer en default, lo cual agravaría aún más la ya
deteriorada situación económica del país y empeoraría las expectativas sobre
diversos frentes.
Desde Elypsis
estiman que, si bien las consecuencias sobre la economía real son más difíciles
de precisar respecto al impacto que tendría sobre el plano financiero, un
default podría restar entre dos y tres puntos de crecimiento al país para este
año (en el que desde ya se descuenta una importante caída), además de
ralentizar la recuperación proyectada para 2021 por un porcentaje similar.
“La oferta
argentina, como está planteada, parece diseñada a pedido del FMI. ¿Por qué?
Porque en los próximos años habría dólares suficientes para cancelar los
vencimientos con el organismo de forma anticipada. Como es obvio, la capacidad
de pago suficiente se consigue a costa del reperfilamiento con los acreedores
privados. Una hipótesis que luce improbable”, afirmó Analytica en su último
informe.
De acuerdo con la
consultora, los costos del default lucen elevados porque desarticula todas las
variables nominales (tipo de cambio, tasa de interés e inflación), pero también
reales, porque las exportaciones requieren de algún tipo de crédito para
crecer. “Aunque, a diferencia de 2001, los bancos resistirían porque la
exposición al sector público es baja y no hay descalce de monedas, los efectos
sobre las exportaciones y el dólar libre en un contexto de alta inflación y
elevado déficit fiscal son graves”, agregó.
“Optar por vivir
con lo nuestro mediante un default en un contexto de alta inflación, elevado
déficit fiscal y compromisos ineludibles con el FMI no es una opción razonable.
Los dólares comerciales no alcanzan incluso sometiendo a la economía a
condiciones que nos acercan cada vez más a la inestabilidad política y social
(por ejemplo, no apreciar el tipo de cambio, financiar el déficit con emisión,
sostener el cepo). Los agentes económicos anticipan esto, postergando
inversiones y aumentando su preferencia por la liquidez en moneda dura”,
sostuvo.
En ese sentido,
Analytica señala que si tenemos en cuenta que 2020 terminaría con un déficit
primario de 5% del PIB, sin acceso a los mercados internacionales difícilmente
se pueda sostener el financiamiento en el mercado doméstico, ya que el dólar
libre estaría lejos de ser controlado. En este contexto, advierte, la
estabilidad nominal se vería seriamente amenazada.
“Teniendo en cuenta que la oferta está lejos
de las pretensiones de los mercados y el costo del default luce muy elevado,
incluso para el propio FMI, lo más probable es que vayamos al escenario
intermedio”, estimó la consultora, al tiempo que indicó que un acuerdo parcial,
sin las mayorías requeridas garantiza un mercado operando en condiciones de
estrés permanente y pagos parciales al organismo multilateral de crédito.
En tanto, desde
Fernando Marull & Asociados señalaron que para los bonistas la alternativa
que Argentina caiga en default e ir a juicio (buscando cobrar capital original,
más los intereses y los punitorios) sería más beneficiosa que la oferta
presentada. “Por eso seguimos pensando que el escenario de no acuerdo y default
es el más probable”, indicaron, aunque aclararon que no descartan que
finalmente llegue una mejora en la oferta que acerque posiciones y resaltaron
que en caso de no acordar “el costo para Fernández sería mucho mayor que los
beneficios”.
En ese sentido,
según Analytica, mirando un poco también el impacto sobre el plano político,
una economía en default, con controles de cambios y alta inflación durante
cuatro años luce muy inestable como para garantizar una reelección presidencial
en 2023, en caso de que esta sea buscada por el actual Mandatario.
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