Por Candelaria
de la Sota - La pelea existe desde hace ya varios meses, y comenzó por el
debate sobre cuánto dinero debe emitir el Banco Central. Sin embargo, el
jueves pasado la tensión entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y
el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, llegó a su máximo nivel.
¿El motivo? La decisión de una buena
parte del equipo económico del Gobierno, con Guzmán como punta de lanza—algunos
dicen que con el respaldo de Cristina Fernández de Kirchner—, de avanzar sobre
los bancos y marcarles el territorio, obligándolos a prestar más plata a las
empresas y a la gente. Y tal vez, planeando aplicarles un impuesto específico
por lo que han ganado en los últimos años.
El recalentamiento
de la pelea se dio justo el día en que el dólar llegó a sus
niveles máximos: el contado con liqui se operó en $ 111,50, el dólar
Bolsa $110,50 y el blue llegó a $ 118. Fuentes cercanas al
Ministerio de Economía señalaban que la disparada del dólar obedecía
a que el Central había liberado demasiados pesos a los bancos para que los
prestaran, y que las entidades se habían demorado en entregarlos a las
pymes. En el interín, los propios bancos
y operadores vinculados a ellos, habían usado esos pesos para comprar dólares y
así habían generado la corrida cambiaria.
Así, la discusión
que parecía darse por la disparada del precio del dólar escondía en
realidad el verdadero origen del enfrentamiento: marcarle el territorio a los
bancos.
"Lo que pasa es que hay una pelea de fondo que viene desde hace rato: en
el Ministerio de Economía creen que el Banco Central tiene una inclinación a
funcionar más a favor de los bancos. Porque siempre el sector financiero ha
tenido cooptado a su ente regulador", señala un importante ex funcionario.
Y agregó: "La relación con los bancos siempre genera una tensión entre el
Central y Economía".
A esta teoría
adhieren buena parte de los integrantes del equipo económico, que ya
funcionaron como equipo cuando Cristina Fernández de Kirchner fue
Presidenta: Matías Kulfas (Producción), Mercedes Marcó del Pont (AFIP)
y Cecilia Todesca. Ahora habrían sumado al ministro Guzmán a su equipo, ya
que el joven titular de Economía cuenta con el apoyo de Cristina Kirchner,
quien lo protege y lo apadrina. Es por esto que hay quienes consideran que
Guzmán está funcionando como punta de lanza para atacar la relación que hoy
tiene Pesce con los bancos.
"A Guzmán le
preocupa que los fondos que el Central le liberó a los bancos no lleguen a las
pymes. Y es lo que le preocupa también a Kulfas. Esa es la pelea de fondo entre
Economía y el Central. Pero queda más elegante decir que es por la emisión
monetaria", señaló un economista que suele a hablar a menudo con el
presidente Alberto Fernández.
El mismo Kulfas lo
dijo públicamente, cuando en un reportaje se quejó de la demora de los bancos
para otorgarle los préstamos a las pymes a través de la línea especial
impulsada por el Gobierno con una tasa máxima del 24% anual, que apunta a
que las pequeñas y medianas empresas puedan pagar los salarios del
mes de abril. El dardo iba, indirectamente, hacia Miguel Pesce, con quien
Kulfas no tiene una buena relación.
¿El
único cliente de los bancos?
La
teoría que tienen algunos economistas —muchos de los cuales tienen contacto
fluido con Olivos— es que en el equipo integrado por Kulfas, Marcó del Pont,
Todesca y Guzmán están convencidos de que el sistema financiero argentino tiene
un solo cliente: el Estado nacional y las provincias. Y que como resulta más fácil prestarle
al Estado, no tienen ningún interés en prestarle a las empresas (en particular
a las pymes) o a las personas, porque eso implica correr un riesgo que no están
dispuestos a correr en este contexto de incertidumbre por la parálisis
económica ocasionada por el Covid-19.
Sin embargo, otro
ex funcionario que conoce bien el funcionamiento del Banco Central y su
relación con los bancos, asegura que no es tan así. "Hay una parte del
equipo que tiene una mirada muy sesgada hacia el sector financiero y piensa que
los bancos no prestan porque no quieren, pero se olvidan que la plata que
tienen los bancos es de los ahorristas, y que si esos créditos no se pagan,
existe el riesgo de una corrida bancaria", señaló. "Tal vez tienen
una mirada un tanto ideologizada", señala el economista.
Según cuenta otro
importante ex funcionario, "hace tres meses que comenzó la pelea entre
Guzmán y Pesce", y precisa que "todo comenzó porque Miguel (Pesce)
está asustado por la emisión monetaria, mientras que Guzmán quiere armar la
curva en pesos y prefiere no meterle un bono".
Las versiones sobre
los desentendimientos entre el presidente del Banco Central y el titular de
Economía señalan que el primero consideró que Guzmán tenía "un manejo
errático de la deuda, que lo obligaba a emitir pesos, cosas que él (Pesce) no
quería hacer más". Cuentan que, en
una oportunidad, Pesce recurrió al propio Alberto Fernández y le dijo: "No
quiero emitir más pesos para pagar vencimientos". Y aseguran que en esa
ocasión el Presidente le dio la razón a Pesce.
Pero Guzmán (que
tiene el respaldo de su mentor y maestro Joseph Stigliz) contaría con el
apoyo de la propia Cristina. La foto del día en que se anuncio
formalmente la propuesta de la deuda lo mostró sentado al lado de la
vicepresidenta, algo que muchos leyeron como un apoyo incondicional.
"Es verdad que
Cristina quiere tener el poder de marcarle la cancha a los bancos y reorientar
el crédito hacia el
sector productivo, y tal vez eso se lo haya encargado a Guzmán, debido a la
buena relación que tiene con él", admitió una fuente muy cercana a la vicepresidenta.
Para
poder avanzar con los planes de la vicepresidenta, Guzmán habló de reformar
la Carta Orgánica del Banco Central, y también de modificar la Ley
de Entidades Financieras. Sugestivamente,
ambas cuestiones fueron desmentidas de inmediato por el presidente del Banco
Central.
Es casi imposible
imaginar quién ganará esta pulseada, ya que el futuro de Guzmán depende en gran
medida del éxito del canje de la deuda. "Guzmán no es un ministro de
Economía, es un ministro de la deuda", asegura un ex titular del Palacio
de Hacienda. Como sea, los enfrentamientos y las peleas entre los presidentes
del Banco Central y los ministros de Economía no son nuevos, vienen de larga
data y tienen sus muchas historias.
Economía
vs. Banco Central, una pelea histórica
"El principal
problema es que en Argentina los presidentes del Banco Central creen que es el
paso previo para ser ministros. En los países desarrollados no es así",
asegura un ex ocupante del sillón del Palacio de Hacienda.
Quienes han estado
del otro lado, sentados tomando decisiones al frente del organismo que regula a
los bancos, no necesariamente coinciden con esa visión. Pero lo cierto es que
las rispideces entre unos y otros han recorrido un camino mucho más largo que los
metros de la Plaza de Mayo que separan un edificio de otro.
Durante
el gobierno de la Alianza, Domingo
Cavallo -entonces ministro de Economía
por segunda vez- echó al titular del Banco Central, Pedro Pou tras acusarlo de promover la dolarización de la
economía.
Después del 2001,
cuando Roberto Lavagna asumió frente al Ministerio de Economía, Mario
Blejer (que estaba al frente del Central desde que Jorge Remes
Lenicov era ministro) se fue por diferencias con el nuevo titular del
Palacio de Hacienda. "Fue todo en un tono muy cordial y Mario fue un
caballero", aseguran desde el entorno de Lavagna. Luego Aldo
Pignanelli también dejó su cargo durante la gestión de Lavagna.
Pero sin duda la pelea que en la gestión del superministro de Néstor
Kirchner más ruido hizo fue su enfrentamiento con Alfonso Prat Gay,
que llegó desde Londres para asumir a finales del 2002 la presidencia del Banco
Central.
"Con
Alfonso tuvieron una etapa muy cooperativa, cuando recogieron las cuasi
monedas. Pero después, Alfonso -alentado por alguien-, cometió el error de
criticar la idea del canje. Y allí se terminó todo. Kirchner lo llamó a Lavagna
el día en que el ministro presentaba el presupuesto ante el Congreso y le dijo:
"Lo eché a Alfonso, porque vino con un planteo a criticar la propuesta de
canje de la deuda y lo eché", cuenta un estrecho colaborador de Lavagna
que dijo el entonces Presidente.
Fuentes cercanas a
Prat Gay recuerdan la situación desde otro punto de vista. "Lavagna estaba
convencido que Alfonso quería ser ministro de Economía, y no le gustaba que
Néstor (Kirchner) lo llamara para consultarle algunas cosas", resumieron.
"Era una cuestión de poder", subrayaron. Y aseguran que fue el propio
Prat Gay quien le presentó la renuncia a Néstor Kirchner.
El caso de Martín
Redrado fue un poco diferente. El mantuvo una buena relación con Lavagna y
luego trabajó con cinco ministros de Economía más: Felisa Miceli, Miguel
Peirano, Martín Cousteau, Carlos Fernández y Amado Boudou. Sin embargo, su
enfrentamiento fue directamente con la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner.
A
fines del 2009, Redrado se opuso a que el Gobierno usara las reservas del Banco
Central para pagar deuda. Y Cristina insistió en apoyar la teoría de Boudou que
decía todo lo contrario. La historia terminó con Redrado renunciando al Banco
Central y Boudou acompañando a Cristina Kirchner como candidato a
vicepresidente para la siguiente elección.
Años después, Alfonso Prat Gay volvería a protagonizar un enfrentamiento entre
el Central y Economía. Pero esta vez desde el sillón del titular del Palacio de
Hacienda, donde el presidente Mauricio Macri lo había designado. En su antiguo
cargo, al frente del Central, estaba el economista Federico Sturzenegger.
"Ellos tenían
una relación personal muy buena, pero Sturzenegger era muy inflexible, casi
terco y no aceptaba ninguna idea de Alfonso", dijeron desde el entorno del
ex titular de Economía.
El conflicto
principal fueron las tasas de interés: Sturzenegger quería bajarlas rápidamente
y Prat Gay sostenía que la baja debía ser más gradual. Finalmente, como la baja
fue muy abrupta, el titular del Banco Central se vio obligado a subir las tasas
de manera sideral, lo que hizo imposible bajarlas luego. Las altas tasas de
interés terminaron generando un atraso cambiario que dio lugar a la corrida
cambiaria que comenzó en marzo del 2018 y que llevó el dólar de $18 a $ 40
en apenas unos meses. Pero para ese entonces, Prat Gay ya estaba fuera del
gobierno de Macri. Sturzenegger había ganado la pulseada, pero eso no significó
que su teoría resultara triunfante.
El dato revela con
claridad que las históricas peleas entre los presidentes del Banco Central y
los ministros de Economía pueden terminar en triunfos para unos y derrotas para
otros, pero no necesariamente aportan soluciones a la marcha de la economía ni
a la vida de los ciudadanos.
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