Por Matías
Barbería - El Banco Central no detiene la emisión monetaria para
asistir al Tesoro ante la cada vez mayor lista de necesidades que debe cubrir
en medio del parate económico que genera la pandemia de coronavirus COVID-19,
aunque en los últimos días el salto del blue lo obligó a reaccionar y a
absorber una porción importante de la base monetaria. En lo que va del año, en
términos nominales, la entidad que conduce Miguel Pesce ya transfirió más
utilidades que todo el año pasado, resultado de ganancias contables que
difícilmente impliquen una mejora en el patrimonio del banco. Para
analistas, el riesgo de aceleración de la inflación es real, aunque consideran
que señales más claras de la autoridad monetaria podrían moderarlo.
Las transferencias
del Central al fisco volvieron a dispararse en lo que va de abril. Sólo en
este mes, la autoridad monetaria emitió $130.000 millones para financiar al
Tesoro a través de giros de utilidades que surgen de computar como parte del
activo de la entidad títulos que no tienen valor de mercado. Sumando los
$80.000 millones ya girados en marzo, es más de lo que transfirió por ese
concepto en todo 2019, cuando le pasó al Tesoro $204.000 millones en total. Los
valores no se pueden comparar linealmente porque en el medio hubo casi 50
puntos de inflación, pero recién estamos en el primer cuatrimestre del año.
Esos giros no
fueron los únicos. En abril, además, emitió otros $80.000 millones a
través de adelantos transitorios, una especie de préstamos al Tesoro que
implican la creación de dinero y que en el año ya suman $312.000 millones por
sí solos.
Esos movimientos no
implicaron, sin embargo, una expansión monetaria. Con datos al día 20 del mes,
el Banco Central sacó de circulación más dinero del que emitió. Más que nada a
través de la colocación de pases pasivos, casi $490.000 millones, más cerca de
$48.000 millones extra “aspirados” a través de Leliq. Son datos que muestran
una reacción en los últimos días ante el salto que tuvo el dólar blue en las
últimas semanas.
Con todo, los
agregados se mueven a toda velocidad. En términos nominales, la base monetaria
crece 52,6% interanual según el último dato disponible. Y el circulante, la
variable que más siguen los analistas para tratar de prever el movimiento de
los precios, lo hace a un ritmo del 63,4% respecto de un año antes. Bien por encima aún de los datos más altos de inflación interanual que se
registraron en los últimos meses.
La reacción de los
tipos de cambio paralelos, el blue llegó a tocar $120 esta semana mientras
que el contado con liquidación y el dólar MEP acompañaron, es una primera señal
de que al mercado le cuesta digerir esa expansión monetaria. Empresas e
individuos optan por pasarse a dólares ante lo que, anticipan, es más inflación
futura.
En cualquier otro
contexto, las críticas de los analistas serían lapidarias. Pero el freno a la
economía que genera el aislamiento social obligatorio genera condiciones que
hacen que, al tiempo que miran los números con preocupación, consideren que
Miguel Pesce y sus colaboradores no tienen tantas otras opciones.
La cuarentena forzó
a crear el Ingreso Familiar de Emergencia para algo menos de 8 millones de
trabajadores vulnerables que vieron caer o interrumpirse sus
ingresos con buena parte del país en sus casas, salir a asistir con créditos o
subsidios el pago de los salarios de muchas empresas al tiempo que la recaudación
se cae. Todo eso, sin fondos anticíclicos a los que recurrir ni crédito en el
mercado para conseguir.
“Lo urgente es controlar los daños de una
depresión económica o de caída de empresas”, dijo Miguel Zielonka de
Econviews. “Y por eso tenes que hacer estímulos, como hacen todos los países,
el tema es que a diferencia de otros países que tienen más herramientas (y no
hablo de Estados unidos sino de Perú o Paraguay que hicieron emisiones de deuda
esta semana para financiar la expansión del gasto), a nosotros sólo nos
queda la emisión. No hago juicio de valor, es lo único disponible”, agregó.
“La Argentina ya venía mal te encuentra el
shock, quedás condenado a que tu posición fiscal se deteriore a tener que
emitir. OK, eso pasa. Lo que no podés hacer es desconocer los
riesgos asociados a esa situación, entonces tenés que ser muy
prudentemente al tomar decisiones. Que te empieces a ocupar de la economía e
intentes aportar alguna certeza más respecto de cómo vas a salir de la
cuarentena”, coincidió Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.
Reacción de absorción
Pesce no parece ser
ajeno a las preocupaciones de sus colegas. Ante la disparada del contado
con liquidación y otros tipos de cambio paralelos, el Banco Central se abocó a
sacar de circulación parte del dinero emitido y de la expansión monetaria
generada por reducción de Leliq que tuvo como destino una ampliación del
crédito bancario a empresas.
Lo hizo a través de
pases pasivos, lo que explica que a pesar del salto en las transferencias al
fisco la base monetaria se achique este mes. Pero es algo muy reciente.
“Si uno mira la base monetaria desde el 10 de
diciembre hasta el último dato disponible, la expansión está en el orden del
13%. Ahora, si uno compara promedios del mes contra promedios de diciembre,
esté en el orden del 40%. Esto es porque la reacción de absorción es muy
reciente. Si se reasigna el gasto para hacerlo lo más eficiente posible y esta
prudencia continúa, y no es algo de unos pocos días, puede que la prudencia sea
suficiente para evitar problemas mayores”, dijo un ex funcionario de al
autoridad monetaria que prefirió el anonimato.
Sin embargo,
todavía hace falta más tiempo y consistencia para que los analistas crean que
el Banco Central “pegó la vuelta”.
“El dinero
absorbido con pases está esperando ahí para ir al crédito subsidiado, en breve
va a estar en la calle”, dijo el economista Fernando Marull. “Tan poco es
el impacto que el dólar paralelo se sostiene arriba de $ 110. Señales de menor
expansión e intentos por evitar el default en la renegociación de deuda pueden
ser anclas para mi, el resto no”, agregó.
Riesgos a la vista
Pero más allá de
entender que Miguel Pesce no tiene muchas alternativas, el día después de la
cuarentena es el que preocupa a los economistas.
“Apenas haya
señales de que pasó lo peor en actividad, tendrían que reabsorber pesos. La
eleccion del momento justo es muy difícil, y personalmente creo que van a
preferir cometer el riesgo de demorar en la absorción y que acelere la
inflación, y no interrumpir la recuperación de actividad. Entonces una
aceleración de la inflación es lo más probable”, dijo Zielonka.
La falta de señales
de cuál es el plan de salida es lo más mencionado. Medidas contradictorias como
las que se tomaron para tratar de frenar la suba de los dólares paralelos luego
de decir que se trata de un mercado marginal sin relevancia, por ejemplo, no
colaboran a ese fin. Y la falta de una guía respecto a reacciones como las que
se vieron este mes con la esterilización de pesos a través de pases pasivos,
tampoco.
“Creo que hablar de
esto como una situación excepcional desde lo monetario-fiscal, que se va a
intentar corregir lo mas rápido posible una vez superada y que se tienen claros
los riesgos y se actúa en consecuencia. Es innegable que aporta”, concluyó Caamaño.
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