Por Martín
Kanenguiser - Los acreedores todavía esperan a que la comisión de
valores de Estados Unidos (SEC) apruebe la oferta argentina para que comience
el canje y creen que el proceso se demorará más que lo previsto por el ministro
de Economía, Martín Guzmán.
Fuentes oficiales
indicaron a Infobae que resta la aprobación del prospecto -podrían
pasar días o semanas- con la oferta cuyos lineamientos ya trascendieron.
Recién allí los
bonistas conocerán la propuesta formal y podrán evaluar si la aceptan o no, más
allá del rechazo preliminar que ya manifestaron en forma unánime los tres
comités de acreedores en las últimas horas al considerar que el Gobierno no
negoció “de buena fe”.
Una vez que la SEC
-y su par europeo- le den el visto bueno al prospecto, comenzará el período de
20 días que el ministro Guzmán fijó para que se realice el canje.
De todos modos,
expertos en la negociación de la deuda aclararon que ese plazo sería
insuficiente, ya que el llamado a las asambleas para que los acreedores voten
si están de acuerdo con el cambio de plazos y condiciones demanda 30 días.
Por lo tanto, a
menos que este período se acorte, la negociación llegará hasta fines de
mayo o principios de junio.
Para entonces,
habrá pasado el período de gracia fijado para el pago del bono global que vence
mañana y que tiene 30 días antes de caer en default.
Y aunque los trazos
gruesos de la oferta ya se conocieron, los acreedores quieren saber algunos
detalles no menores. Por ejemplo, si habrá un incentivo concreto para
ingresar al canje o esperar. Fuentes oficiales aseguraron a Infobae que habrá
un mecanismo con este objetivo, pero no brindaron precisiones.
La única pista que
colocó en el documento 18K en este sentido es la que indica que el acreedor que
no acepte esta oferta podría recibir una peor en el futuro. De hecho, en
el pasado se apeló a una herramienta de este estilo (la cláusula RUFO) para
evitar que el país pudiera mejorar la oferta de los canjes 2005 y 2010.
También, se espera
que se utilicen las cláusulas de salida (exit consents) que le
permite a la mayoría de los bonistas cambiar los términos de un bono sin que
los holdouts puedan bloquear las modificaciones.
En el mismo sentido
operan las cláusulas de acción colectiva (CACs), que, cabe aclarar, exigen una
mayoría determinada para activarse y lograr el mismo fin: que los holdouts no
puedan frenar un acuerdo.
A la vez, los
expertos en temas jurídicos esperan que el Gobierno no cometa el error de
volver a promover una “Ley Cerrojo”, como la que se votó en los canjes 2005 y
2010, que fue el argumento jurídico central que utilizaron los fondos de
inversión para ganar sus casos en Nueva York, más allá de la falta de voluntad
de pago.
Propuestas de
acercamiento
En términos
financieros, horas después de que se conociera la oferta, el estudio EcoGo
explicó que “aun cuando la oferta descontada a una exit yield de
12% luce poco atractiva para alcanzar un deal, si el Gobierno muestra
voluntad de negociación para flexibilizar el objetivo de la sostenibilidad,
existe margen para tomar la propuesta presentada como un punto de partida para
acercar posiciones”
“Cualquier
potencial de mejora en el valor presente de la propuesta parece recaer sobre el
flujo de la propuesta más que sobre la exit yield”, aclaró el
estudio que dirige Marina Dal Poggetto.
En este sentido,
las opciones podrían ser:
-Considerar el pago
de los intereses corridos de los bonos a canjear (precio clean versus
precio dirty).
-Incorporar algún
derivado a modo de “sweetener”, como el Cupón PBI, aunque en dicho caso se
requeriría probablemente un gatillo creíble de corto plazo para que el mercado
le asigne una valuación que permita alcanzar un deal.
-Mejorar la paridad
de canje.
-Incorporar un bono
adicional que capitalice una parte del cupón durante el período de gracia.
En la misma
sintonía, la consultora ACM que fundó Javier Alvaredo indicó que “con
el fin de acercar posiciones, el Gobierno podría ir incluyendo modificaciones
que puedan mejorar el valor de la oferta”.
“La condición
inicial de no pago de flujos financieros relevantes durante los primeros 3 años
de la propuesta deja espacio para una mejora en ese tramo de la oferta, lo que,
a su turno, a la luz de las exit yield involucradas, tendría
un impacto directo sobre el valor de la propuesta”, explicó.
Además del próximo
vencimiento de los cupones de los bonos BIRAD 2021, 2026 y 2046 emitidos para
cancelar la deuda con los holdouts, “en el horizonte próximo
aparecerán desarrollos en el frente de la arquitectura financiera internacional
que ya están en curso, como la iniciativa del FMI, otros organismos
internacionales y reputados economistas, que plantean la necesidad de poner un paraguas
para aliviar la deuda de los países emergentes”.
“A nuestro
juicio la propuesta presentada por las autoridades representa un punto de
partida para iniciar negociaciones. Si bien, a la luz de los parámetros
presentados, se percibe que la oferta carece de un atractivo sólido, la
distancia respecto de lo que a priori resulta como aceptable no es tan lejana y
dicha mejora podría generarse a partir de pagos de intereses para los primeros
años”, aclaró.
Estos pagos “no
generarían una presión muy fuerte sobre las cuentas públicas (0,5% del PBI), y
que a la vez podría ser financiados con recursos provistos por organismos
multilaterales”, concluyó ACM.
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