Por Martín
Kanenguiser - Los inversores tienen bajas expectativas positivas
antes del anuncio que formulará el Gobierno esta tarde para renegociar la deuda
emitida bajo ley extranjera.
Fuentes del mercado
consultadas por Infobae creen que se tratará más de un acto
político que de un anuncio concreto, ya que la negociación empezará a partir de
mañana o el lunes cuando se conozcan los términos concretos de la oferta.
Mientras tanto, este
mediodía los bonos más importantes emitidos bajo ley de Nueva York cotizaban
por debajo de los 30 centavos y el riesgo país se ubicaba nuevamente en el
umbral de los 4.000 puntos básicos.
La decisión del
presidente Alberto Fernández de sumar a los gobernadores al evento le
imprime un tinte más político que económico a un anuncio para analizar en
detalle, indicó un trader local.
De hecho, el
ejecutivo indicó que, si se confirmaran los lineamientos de la oferta que
trascendieron hasta ahora, el valor de los bonos se acercaría a los 20
centavos, muy lejos de la posibilidad de un acuerdo.
En este sentido, un
informe de Alberto Bernal, el economista del fondo XP Securities, indicó
que “los bonos están operando por debajo de 30” e indicó que la oferta presentaría
una quita del 60% en el valor presente neto.
“Creemos que la
oferta incluirá un fuerte período de gracia en el pago de intereses y
amortizaciones, quizás hasta 2024, y ofrecer cupones más bajos. Es posible que
haya posibilidades de ofertar por un cupón que no tenga una quita en el valor
facial”, opinó.
“Por las consultas que realizamos, este
acuerdo no se concretará si la quita es del 60 por ciento. Creemos que el
Gobierno tendrá que ofrecer una quita menor al 50 por ciento, suponiendo una
tasa de salida (exit yield) del 10 por ciento si el Gobierno quiere
evitar el peor escenario”, advirtió.
De inmediato,
aclaró que “la buena noticia es que seguimos pensando que alcanzar un
compromiso aceptable no resultará demasiado complicado esta vez”, a diferencia
de las negociaciones desarrolladas durante el kirchnerismo.
“Las opciones de
ingeniería financiera abundan, y el espacio entre las dos partes no parece ser
demasiado amplio”, explicó.
A tono con la
mayoría de los economistas, Bernal explicó que “Argentina no tiene un problema
de sostenibilidad de la deuda”.
“Si el Gobierno
sigue un postura de política fiscal relativamente restrictiva (déficit primario
promedio cercano al 0% desde ahora hasta 2025), la economía crece un promedio
de 2.4% anual desde ahora hasta 2025, y el tipo de cambio se aprecia algo en
términos reales en el futuro (el tipo de cambio oficial con un valor de unos
140 dólares a finales de 2025), la relación deuda-PBI se situaría cerca del 67%
a fines de 2025”, detalló.
Esto es, en
términos globales, porque si se tomara en cuenta la deuda con el mercado, la
relación deuda-PBI actual se acerca al 50%, lejos de los cálculos del Gobierno
y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
“La Argentina tiene
un problema de liquidez, reputación y acceso al mercado. En nuestra opinión, y
creemos que el gobierno reconoce este hecho, tratar a los tenedores de bonos
con dureza en este momento podría resultar ser un gran error”, aclaró Bernal.
Esto se debe a que
“el acceso al financiamiento voluntario será clave para reconstruir la economía
ex post la finalización de la debacle del Covid19, siempre que eso suceda”.
“Llegar a un
acuerdo con los tenedores de bonos es urgente, ya que se supone que el país
debe pagar un cupón el próximo 22 de abril. Esperamos que Argentina no haga ese
pago de cupón y trate de cerrar el trato con los inversores antes de que
finalice el período de gracia de 30 días”, indicó.
Para Bernal, “lo
más probable es que la economía argentina se contraiga alrededor de un 6%
interanual o más este año, pero también es bastante probable que la economía
crezca 6-8% en 2021, si la administración Fernández demuestra ser pragmática y
evita que el país caiga en otro incumplimiento muy costoso”.
“Argentina necesita tener al menos algún tipo
de estabilidad financiera para enfrentar esta debacle de salud pública. Patear
la mesa probaría ser una opción ridícula bajo el estado actual de los asuntos
mundiales”, opinó.
Bernal recordó que
“más de 50 países ya se han acercado al FMI para obtener opciones de financiamiento
y bajo la actual situación, Argentina es solo otro país de ingresos
relativamente altos en busca de ayuda”.
Si el Gobierno
tratara de forzar una oferta demasiado agresiva, no lograría ayuda alguna.
Los analistas y
traders ven que la deuda con los bonistas y con el FMI van de la mano y que la
Argentina, al final del camino, deberá recurrir al organismo multilateral para
enfrentar su aguda crisis económica.
Además de la
posibilidad de que se amplíen los derechos especiales de giro para todos los
países, no descartan que el Gobierno cambie de opinión y pida parte de los USD
13 mil millones que están pendientes del stand by firmado en
2018.
Pronunciamiento de
ex presidentes
Al respecto, un
grupo de importantes ex presidentes y economistas que pasaron por la función
pública afirmaron que el FMI y los bancos multilaterales deben tener la
flexibilidad suficiente para prestarle a los países de la región en forma
rápida y con muchos recursos.
Los ex
presidentes Ricardo Lagos de Chile, Fernando Henrique Cardoso de
Brasil, Ernesto Zedillo de México y Juan Manuel Santos de
Colombia se sumaron a un pronunciamiento de un importante grupo de economistas,
que incluye al ex presidente del Banco Central Federico
Sturzenegger y al decano de la escuela de gobierno de la Universidad Di
Tella Eduardo Levy Yeyati.
También figuran en
la lista otros ex presidentes de bancos centrales, como Ilan
Goldfajn de Brasil y José De Gregorio de Chile, además de los ex
ministros Mauricio Cárdenas de Colombia, Rodrigo
Valdes y Andrés Velasco de Chile, Ricardo Hausmann de
Venezuela y Roberto Chang de Perú.
A partir del
diálogo habitual que mantienen estos economistas, los ex presidentes decidieron
sumarse a este pronunciamiento sobre los “Imperativos éticos y económicos de la
lucha contra el Covid”, por iniciativa de Santos y en el contexto de la
asamblea de primavera del FMI y el Banco Mundial.
En el texto,
indicaron que “el FMI tiene un papel esencial que desempeñar, tanto para
abordar las necesidades fiscales y cambiarias de los países en el corto plazo
como para seguir apoyando a las economías en el futuro, a través de una crisis
de duración incierta”.
“El FMI necesita
más recursos y la capacidad de desembolsarlos rápidamente. Los gobiernos
latinoamericanos deberían exigir una nueva emisión de un billón de DEG. Y si
bien estos DEG se asignan a los países miembros de acuerdo con sus respectivas
cuotas, se podría facilitar una asignación no proporcional a través de un fondo
que acelere el apoyo fiscal a los gobiernos más necesitados”, declararon.
Además,
consideraron que el Fondo podría duplicar los Nuevos Acuerdos para la obtención
de Préstamos (NAP) para “atender la demanda urgente de préstamos que se
avecina”.
Por otro lado,
“dado que los programas con alto acceso son lentos de aprobación para las
actuales urgencias, el FMI debería aumentar en forma significativa el acceso a
sus facilidades de desembolsos rápidos y condicionalidad leve, o crear una
nueva para la pandemia”.
Por otra parte,
afirmaron que “los bancos centrales que emiten monedas de reserva pueden
contribuir a reducir la iliquidez cambiaria global, ampliando sus swaps de
moneda con otros bancos centrales”.
“Esto puede hacerse
de manera directa entre bancos o, indirectamente, a través de la intervención
del FMI o del Banco de Pagos Internacionales (BPI) como intermediarios de la
liquidez”, expresaron.
En cada país, “los
bancos centrales deben utilizar todos los instrumentos a su alcance, innovando
cuando sea necesario, para inyectar liquidez a los mercados financieros y a la
economía”.
Finalmente,
expresaron que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y CAF
“deberían duplicar la cantidad de préstamos netos a la región para apoyo
presupuestario con condicionalidad muy reducida, aprovechando la gran liquidez
de los mercados globales de capital”.
“En circunstancias
excepcionales y en países sin acceso a los mercados, la suspensión del servicio
de deuda podría complementar estos préstamos oficiales”, afirmaron.
Los ex mandatarios
y los economistas expresaron que “en la lucha contra la pandemia, no hay tiempo
que perder. El desafío planteado no tiene paralelo en la historia reciente. El
mundo, y América Latina y el Caribe, no pueden permitirse respuestas tardías o
inadecuadas”.
A la vez,
consideraron que “la confianza mutua, la transparencia y la razón, no el
populismo o la demagogia, siguen siendo las mejores guías en estos tiempos
inciertos”.
“La crisis no puede
ser excusa para debilitar nuestras democracias, ganadas con tanto esfuerzo; por
el contrario, es la oportunidad para demostrar que la democracia está en
condiciones de responder a desafíos extremos, cumpliendo con justicia con sus
ciudadanos”, subrayaron.
“Para muchas
economías de la región, un apoyo externo oficial mucho mayor será la única
forma de hacer frente a esta combinación inédita de shocks adverso”,
aclararon. Esto lleva al punto inicial: más allá del trato que pueda conseguir
el Gobierno, le resultará difícil eludir el camino de un nuevo desembolso del
Fondo Monetario.
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