Por Jorge Herrera
- No es necesario recalcar que Argentina ya estaba en un brete antes de
la crisis mundial
del Covid-19. Pero ahora todo se ha potenciado, escalando a escenarios hasta
hace poco inimaginables. Por ello frente a la dimensión de los nuevos riesgos
los analistas evalúan los márgenes de acción de las políticas fiscales y
monetarias de los países y en particular de la región. En esta ocasión vamos a
centrar el foco en un tema que ha sido sepultado por el tsunami del coronavirus
y que tendrá protagonismo en el cruce del desierto de la recesión: el poder de
fuego de los bancos centrales de la región.
Cabe señalar que no
existe un consenso académico ni profesional sobre lo que constituye un nivel
“adecuado” de reservas desde
un punto de vista precautorio. Para evitar los cálculos simplistas y anticuados
basados en una sola fuente de vulnerabilidad potencial y compararlos con un
grupo de países seleccionados, el FMI desarrolló una
métrica “ponderada por el riesgo” para evaluar la adecuación de reservas (RAM),
que luego se actualizó para reflejar mejor las salidas durante la Crisis
2009. El enfoque fue motivado por la observación de que las presiones de
la balanza de pagos pueden materializarse a partir de una gran cantidad de
fuentes diferentes tanto en la cuenta corriente como en la cuenta de capital.
Según el FMI, la
métrica de RAM supera a otras métricas de adecuación de reservas tradicionales
en la predicción de períodos de presión en el mercado cambiario. “La
metodología del FMI identifica las principales fuentes de las posibles
presiones de la balanza de pagos, les asigna una carga de riesgo basada en la
evidencia de las salidas durante la crisis pasada, y luego determina un rango
óptimo de cobertura de reservas frente al riesgo único”, explica Alberto Ramos
de Goldman Sachs. En gran medida, la metodología es similar a la utilizada
para los requisitos de capital bancario, donde las necesidades de capital se
calculan como un porcentaje de los activos ponderados por riesgo. El RAM se
calcula sobre la base de tres fuentes de presión: los Ingresos por exportaciones
(para reflejar la pérdida potencial de ingresos por una disminución de la
demanda externa o un shock negativo de los términos de intercambio); el stock
de pasivos externos, separando la deuda a corto plazo (para reflejar los
riesgos de reinversión) y otros pasivos (para reflejar otras salidas de cartera
de no residentes, incluidas las deudas y pasivos de capital a mediano y largo
plazo), y el agregado monetario amplio (M2, para representar el riesgo de fuga
del capital residente, es decir, el stock de activos internos líquidos que
podrían convertirse en activos extranjeros durante una crisis).
Las ponderaciones
de riesgo relativo otorgadas a cada fuente potencial de salida utilizada en la
métrica RAM se basan en las salidas observadas de los mercados emergentes
durante los períodos de presión del mercado cambiario, diferenciando entre los
regímenes de tipo de cambio fijo y flotante (ver fórmulas aparte). A modo
de síntesis, el RAM establece, lógicamente, una mayor vulnerabilidad bajo un
régimen de “tipo de cambio fijo” que uno “flotante” por lo que se le asignan
mayores porcentajes tanto a las exportaciones, como a los pasivos de mediano y
largo plazo y al nivel del agregado monetario M2.
El FMI considera
adecuado, por motivo precaución, un nivel de cobertura de reservas en el rango
de 100% a 150% del RAM. Está demostrado que mayores niveles de RAM por sobre el
rango del FMI reducen significativamente la probabilidad de un evento de
presión en el mercado cambiario y las probabilidades de crisis se desvanecen rápidamente
a medida que la cobertura aumenta más allá de este rango. Los eventos de crisis
se concentraron exclusivamente en países con índices por debajo de este nivel.
Veamos ahora el
cálculo que elaboró Goldman sobre la región y las conclusiones a las que
arribó.
- El stock de
reservas de Perú y de Brasil supera ampliamente la cobertura de RAM 100-150%
recomendada, lo que les da una considerable potencia de fuego para intervenir
en el mercado cambiario.
- Luego viene,
Colombia y México, donde el stock de reservas está dentro del rango RAM
recomendado (ambos países podrían llegar a complementar el stock de reservas
mediante líneas de financiamiento contingente con el FMI).
- Por último,
Chile, Argentina y Ecuador tienen el stock de reservas más limitado situándose
por debajo del rango de RAM deseado.
- Hay que destacar
que tanto Brasil como México han firmado recientemente acuerdos de intercambio
de divisas recíproco de carácter temporal con la Fed por u$s60.000 millones
cada uno, lo que les da la capacidad de intervención adicional a corto plazo.
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