Por Liliana Franco - La economía del planeta
sufre una depresión como consecuencia del coronavirus Covid-19. “Se prevé
que el Gran Bloqueo, como se podría llamar, reduzca drásticamente el
crecimiento global” según señala Gita Gopinath, economista jefe del Fondo
Monetario Internacional (FMI)
y anticipa que es “es muy probable que este año la economía mundial
experimente su peor recesión desde la Gran Depresión (1930), superando lo visto
durante la crisis financiera mundial hace una década”. Así se señala en el
último informe Perspectivas Económicas Mundiales – WEO en sus siglas en inglés
- dado a conocer hoy en Washington por el organismo multilateral.
El FMI anticipa
que la actividad económica global sufrirá este año una contracción de 3%. Peor
es la proyección para la Argentina, ya que se espera una retracción
de 5,7% en el producto bruto interno (en su anterior informe calculaba una
baja de 2,2%) y una suba de la desocupación a 10,9% de la población.
De manera
llamativa, el informe del Fondo no incluye algunos datos importantes
sobre la situación macroeconómica del país, como por ejemplo el resultado
fiscal. Consultado por Ámbito, un vocero del FMI señaló que “para
Argentina, por motivo de las negociaciones de la deuda en curso con los
acreedores privados, se excluyen del WEO (edición de abril 2020) las
proyecciones fiscales, de deuda, servicio de deuda (interna o externa) y de
inflación”. Sin embargo, la misma fuente precisó que “una vez concluido el
proceso, se espera reanudar la publicación de dichas variables”.
La recesión en la
Argentina se explica tanto por factores internos como externos. Entre estos
últimos, se espera que, a tono con la recesión internacional, caiga la
demanda de los principales mercados a los que se destinan las exportaciones
argentinas. A ello se suma la prevista baja en los precios de las materias
primas.
En cuanto a las
razones locales que juegan en contra de la actividad, incide particularmente la
decisión de llevar adelante un aislamiento social. Estudios técnicos
dan cuenta de una caída de 0,5% en el PBI por cada semana de encierro.
Realidad sombría
Tras afirmar que
“el mundo ha cambiado dramáticamente” en los últimos tres meses, con un
escenario por nadie previsto, Gopinath sostiene que “nos encontramos con
una realidad sombría, donde el crecimiento exponencial del contagio
significa que 100 personas infectadas se convierten en 10,000 en cuestión de
días”.
“La pandemia de
Covid-19 está causando altos y crecientes costos humanos en todo el mundo”
advierte el informe del FMI, al tiempo que considera necesarios bloqueos y
cierres generalizados para frenar la propagación del virus. Pero la crisis
de salud “está teniendo un grave impacto en la actividad económica”.
Aunque el organismo
reconoce que “existe una incertidumbre extrema en torno al pronóstico de
crecimiento global”, como escenario base proyecta que la pandemia se desvanece
en la segunda mitad de 2020 y que los esfuerzos de contención se pueden
deshacer gradualmente. Si se cumplieran estos supuestos, proyecta que la
economía mundial crecerá un 5,8 % en 2021.
Para los países
desarrollados, donde se están experimentando brotes generalizados de la
pandemia, se proyecta una caída promedio de 6,1 % para el año en curso. Se
pronostica que la mayoría de las economías del grupo se contraerán este año,
incluido Estados Unidos (–5.9 %), Japón (–5,2%), Reino Unido (–6,5%), Alemania
(–7,0 %), Francia (–7,2 %), Italia (–9,1 %) y España (–8,0%).
Por su parte, los
mercados emergentes y las economías en desarrollo sufrirían una contracción de
1% en el año. El Fondo considera que todos los países enfrentan una crisis de
salud, un fuerte shock de la demanda externa, un ajuste dramático en las
condiciones financieras mundiales y una caída en los precios de los productos
básicos, lo que tendrá un impacto severo en la actividad económica de los
exportadores de productos básicos”.
En lo que concierne
a los precios internacionales de los alimentos – es decir los
productos que conforman el grueso de la oferta exportable de la Argentina, se
proyecta que disminuirán un 2,6 % en 2020, menos que la mayoría de las
materias primas. Y se espera que aumenten 0,4 % el año próximo ante
posibles interrupciones en la cadena de suministro debido a restricciones
comerciales o demoras en las fronteras, preocupaciones de seguridad alimentaria
en regiones afectadas por COVID-19 y restricciones a la exportación en grandes
exportadores de alimentos.
Asia emergente
sería la única región con una tasa de crecimiento positiva en 2020, de 1%, aunque
más de 5 puntos porcentuales por debajo de su promedio en la década anterior.
En China, indicadores como la producción industrial, las ventas minoristas
y la inversión en activos fijos sugieren que la contracción de la actividad
económica en el primer trimestre podría haber sido de aproximadamente un 8% en
términos anuales. Incluso con un fuerte repunte en el resto del año y un apoyo
fiscal considerable, el Fondo proyecta que la economía crecerá a un
moderado 1,2 % en 2020. Se pronostica también que varias economías de la región
crecerán a tasas modestas, como India con una expansión de 1,9%.
Pero para otras
regiones, incluida América Latina, se anticipa que “experimentarán
desaceleraciones severas o directamente contracciones en la actividad
económica”. La economía latinoamericana tendría una caída de 5,2% que
será incluso más pronunciada para el principal socio comercial de la Argentina,
es decir Brasil, cuyo PBI se contraería 5,3%, en tanto México
sufriría un retroceso de 6,6%.
Recuperación incierta
Si bien el Fondo
reconoce que “la recuperación es incierta en 2021”, se prevé que el
desvanecimiento de la pandemia ayudado por el apoyo de políticas públicas
permita que el crecimiento mundial se recupere al 5,8 % el año próximo.
La Argentina acompañaría esta tendencia con una suba proyectada
del 4,4% en el PBI y una caída de la desocupación a 10,1%. De esta forma,
la recuperación de la actividad esperada para el año en próximo compensaría
sólo parcialmente la caída de este año y recién en 2022 se alcanzaría el nivel
del año 2019.
Se pronostica que
el grupo de países desarrollados avanzará 4,5 %, mientras que el crecimiento
para el grupo de economías emergentes y en desarrollo se estima en 6,6%.
Pero “el
repunte en 2021 depende de manera crítica de la disminución de la pandemia en
el segundo semestre de 2020, lo que permitiría reducir gradualmente los
esfuerzos de contención y restablecer la confianza de los consumidores e
inversores”.
De todas formas, el
FMI es cauto al señalar que “al igual que con el tamaño de la recesión, existe
una incertidumbre extrema en torno a la fortaleza de la
recuperación”. Y advierte que es posible que algunos aspectos que respaldan el
repunte no se materialicen, y que también pueden darse peores resultados de
crecimiento global, por ejemplo, una contracción más profunda en 2020 y una
recuperación más superficial en 2021, dependiendo de la ruta de la pandemia y
la gravedad de las consecuencias económicas y financieras asociadas.
En el terreno de
las soluciones, Gopinath opina que la cooperación multilateral será clave.
A su juicio, además de compartir equipos y experiencia para reforzar los
sistemas de atención médica en todo el mundo, un esfuerzo global debe
garantizar que cuando se desarrollen terapias y vacunas para Covid-19, tanto
las naciones ricas como las pobres tengan acceso inmediato.
Y en un tema que
interesa particularmente a la Argentina, en momentos en que se negocia la deuda
externa, la economista del Fondo considera que “la comunidad internacional
también deberá intensificar la asistencia financiera a muchos mercados
emergentes y economías en desarrollo. Para aquellos que enfrentan grandes
pagos de deudas, puede ser necesario considerar la moratoria y la
reestructuración de la deuda”.
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