Por Roberto
Cachanosky - Era cantado que ni bien comenzaran a operar los bancos,
aunque sea parcialmente, el tipo de cambio tenía que saltar. En rigor, era
obvio que el peso iba a demostrar lo depreciado que estaba y lo más desvalorizado
que va a estar por el comportamiento tan poco acertado del Gobierno en el
manejo de la economía.
La base monetaria aumentó 39% en los últimos 30 días (último dato
disponible al 6 de abril comparado con el 6 de marzo). Si se
hace la comparación con respecto a un año atrás el aumento trepa a 81,4%.
Pero atención, que el presidente Alberto Fernández ya había inaugurado su
gestión aumentando el gasto público y dándole a la maquinita del Banco Central
para financiar los aumentos de gasto por la tarjeta alimentaria que lanzó aduciendo una crisis nutricional,
crisis que va a empeorar si sigue con la cuarentena de esta manera.
Además, al
congelar las tarifas de los servicios públicos, empezaron a aumentar nuevamente
los subsidios económicos a las empresas para que puedan sostenerse en
operaciones.
En el primer
bimestre del año, el déficit fiscal aumentó 144% respecto a igual período de 2019, como
consecuencia del incremento de los gastos primarios, antes del pago
de intereses de la deuda, que crecieron 51%, en tanto los ingresos corrientes
subieron 38,6 por ciento.
Los subsidios
económicos, por retrasar nuevamente las tarifas de los servicios públicos,
subieron el 86%, con aumentos en las mencionadas prestaciones sociales
como las tarjetas alimentarias, que, según el ministro Daniel Arroyo, iban a destinarse $70.000 millones en
vez de $20.000 millones que figuraban en el Presupuesto vigente.
Es decir, de entrada, antes del coronavirus COVID-19, el Gobierno se lanzó
a una fiesta de gasto público y de emisión monetaria que, inevitablemente, lo
llevará por muy mal camino, probablemente rumbo de colisión.
El gráfico muestra
la evolución diaria de lo que los economistas bautizaron M1 (circulante de
pesos, más depósitos en cuenta corriente bancaria del sector privado, más
depósitos en cajas de ahorro en pesos del sector privado). Como puede verse, ya
en el comienzo del año venía creciendo, pero claramente la curva sube en forma
pronunciada a partir de 13 de marzo cuando empiezan las restricciones para
circular y luego se impone la cuarentena.
Ese dinero estaba
inmovilizado en los bancos por la imposibilidad de transitar, por los feriados
que se incluyeron en el medio (suerte de feriado bancario) y por las
restricciones que hubo para hacer operatorias. Si ayer, que abrieron los
bancos, pero hubo atención más limitada al sector privado, el contado con liqui
se disparó, en pocos días más es muy probable que se vea al dólar blue despegando
como un misíl. Es que nadie quiere tener pesos en el bolsillo porque se
deprecian por hora.
Si ayer, que
abrieron los bancos, pero hubo atención más limitada al sector privado, el
contado con liqui se disparó, en pocos días más es muy probable que se vea al
dólar blue despegando como un misíl. Es que nadie quiere tener pesos en el
bolsillo (Nicolás Stulberg)
Es más, el
Gobierno sigue anunciando más subsidios, ayudas económicas y gastos de todo
tipo cuando la recaudación impositiva se le cae ostensiblemente, fruto de la
recesión que se profundizó con la cuarentena extendida, ahora por segunda vez.
Si se combina
violenta expansión monetaria con caída en la demanda de moneda y disminución en
la oferta de bienes, sólo cabe esperar una tormenta perfecta para generar una
crisis inflacionaria de grandes proporciones.
El Presidente está
empecinado en que no va a bajar el gasto público, ni los sueldos de los
funcionarios porque dice que eso es el discurso de la antipolítica. Falso, la
política ha dejado de ser política para transformarse en un gran negocio donde
impera el clientelismo político con ñoquis, empleo de todo tipo y planes
sociales que establecieron la cultura de la dádiva.
La antipolítica es
que los “políticos” hayan aumentado el empleo público en las provincias de
1.663.638 personas en 2005 a 2.379.451 en 2019, casi 716.000 puestos más de
empleo público provincial. Por su parte los municipios llevaron el empleo
de 399.000 empleados en 2005 a 605.746 en 2019. Casi 207.000 empleados
municipales más. La Nación había llevado el empleo estatal de 540.372 empleados
en 2005 hasta 798.702 en 2015 y Cambiemos lo redujo a 739.149 en 2019.
Ni hablar de la
impresionante cantidad de planes sociales que se prestan para todo tipo de
corrupción, como es el famoso caso de las pensiones por invalidez laboral,
donde de golpe aparecieron en Argentina 1 millón más de inválidos. Algunos
cobrando pensiones por invalidez y mostrando en sus muros de Facebook como
pasean por las playas de Brasil o hacen kayak. Curiosamente es una familia
en Formosa, donde 15 personas con el mismo apellido tienen pensiones por
invalidez laboral. Debe ser una epidemia que se le anticipó al coronavirus.
En
definitiva, todo parece indicar que el Gobierno está dispuesto a seguir con la fiesta
de aumento del gasto y a emitir moneda. El coronavirus de la
COVID-19 puede ser la excusa para caer en una megainflación, el punto es si,
como siempre se ha sostenido en esta columna, quienes estuvieron viviendo
durante tantos años del trabajo ajeno, no es hora que hagan un esfuerzo de
ganar un poco menos y se le evite a la población, no solo estar encerrada, sino
caer en otra hiperinflación en el medio de una gran recesión.
No hay que
engañarse, si el aumento del gasto público y de la expansión monetaria
fueran reactivantes hoy Argentina debería ser el tigre del Sudamérica. Y la
realidad es que no es ni un gatito en materia económica con esa receta.
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