Por Salvador Di
Stéfano - El gobierno decretó el no
pago de amortización e intereses de la deuda bajo ley argentina,
estamos como en una serie de Netflix de terror en donde el default se va
declarando en temporadas y en capítulos. La precuela Cristina y Axel te indica
que la brecha crecerá al 50%. El dólar el refugio
elegido.
En la temporada uno,
con Mauricio Macri en el poder, y Hernán Lacunza recibiendo
la herencia de Nicolás Dujovne, tuvimos un reperfilamiento que
terminó en default de las letras en pesos y en dólares. En la temporada
dos, con Alberto Fernández y Martín Guzmán como protagonistas
entramos en el default de los bonos bajo ley argentina. No sabemos aún si
aparecerá otro villano invitado, pero por ahora, y solo por ahora, esperamos
que algún superhéroe levante ambos defaults, de lo contrario en el próximo
capítulo tendremos default total.
En la coyuntura el
Gobierno tiene que atender las necesidades del Estado en el marco de una
pandemia que no genera actividad económica suficiente para financiar los gastos
que requiere la sociedad. En este escenario se está emitiendo a tambor batiente,
y no queda otro camino a corto plazo.
El gobierno espera
un crédito del FMI por U$S3.500 millones, sería una bocanada de aire fresco. El
déficit fiscal se proyecta en torno de los $1.500.000 millones, aunque nadie
puede hacer futurología, podría ser mayor en la medida que se extienda la
cuarentena.
Si bien la emisión
monetaria a corto plazo podría no generar una gran suba de precios, en el
mediano plazo la gran cantidad de pesos diseminados en toda la economía traerán
un dólar de cabeza al gobierno. Los argentinos no desean los pesos,
prefieren comprar dólares en cualquiera de sus versiones, desde los U$S200 al
mes que le pone a disposición el gobierno con el Impuesto PAIS, el blue, el MEP
o el contado con liquidación. En este contexto, abstenerse de emitir cuasi
monedas porque el descalabro sobre la inflación y pobreza sería mayor.
Las reservas
líquidas y disponibles crecen al ritmo del ingreso de dólares de la balanza
comercial, que por ahora es positiva gracias a tener cerrada la economía. Las
exportaciones este año serán menores a las del año 2019, se estaría cosechando
menos soja, maíz y trigo que el año anterior, sumado a esto los precios son
mucho más bajos. Algo parecido sucede con el petróleo, en donde los precios se
derritieron. Las Manufacturas de Origen Industrial van a disminuir ya que estas
exportaciones tienen con mayor destino países de la región que están
atravesando una dura crisis económica.
En el año 2020
ingresaran menos dólares del exterior, vamos a una economía más cerrada, y los
intereses de la deuda no se pagarán, ya sea porque reestructuramos la deuda, o
porque entramos en cesación de pagos.
En dicho
escenario, las reservas del Banco Central, en su mejor perspectiva están
llamadas a estabilizarse en torno de los U$S40.000 millones, mientras que los
pasivos crecen exponencialmente por la emisión monetaria necesaria para
financiar el déficit fiscal del Estado producto de la pandemia.
El exceso de pesos
en el mercado, hará que tarde o temprano este excedente busque como refugio al
dólar. Tenemos varios tipos de dólares, pero hay que destacar que Argentina
puso un cepo, y el precio de ese dólar lo maneja el presidente del Banco
Central, que actúa de comisario imponiendo el precio de mercado diariamente.
Tomando la
cotización del 30 de marzo, en los últimos 12 meses el peso se devaluó el
48,7%, menos que la inflación pasada. El real al 30 de marzo de 2020 cotizaba
en 5,35 y se devaluó en un año el 38%, con una inflación pasada del 4,0% anual.
Como verán la tasa real de devaluación de Brasil es muy elevada y pone a muy
buen precio los productos de dicho país versus los locales.
El mix de una
argentina con exceso de pesos, un peso oficial que se devalúa a un ritmo menor
a la inflación, alta emisión monetaria, y una balanza comercial que será menos
positiva que un año atrás, nos llevan a un contexto de escasez de dólares y
abundancia de pesos, en donde emergerá un tipo de cambio marginal mucho más
elevado que el oficial.
El dólar bolsa ya
cotiza en $ 90, con una brecha del 38% sobre el oficial. Es muy probable que
una vez que se supere la cuarentena y el mercado se muestre más activo, la
brecha entre el dólar bolsa y el oficial supere los niveles del 50%. Como ya
ocurrió entre 2011 y 2015 cuando se instauró el cepo bajo la temporada de
Cristina Kirchner y Axel Kicillof. La precuela de esta gestión.
El mundo está en
crisis, y los países tratan de devaluar para empobrecer al vecino. Argentina
con una economía cerrada, escaso nivel de ahorro y enmarcada en una cuarentena
que destruye la actividad económica, tiene como objetivo una devaluación de su
moneda por debajo de la inflación pasada, la expectativa de inflación futura y
la media de las devaluaciones de la región. Bajo esta premisa no hay dudas de
que nuestro tipo de cambio no oficial, que no está bajo la custodia del
comisario que es el presidente del Banco Central, tendrá un salto elevado en
los próximos meses. Si a todo esto le sumamos las expectativas de incumplir los
pagos de la deuda pública, la tendencia a la suba del dólar se potencia.
Por si todo esto
fuera poco, el gobierno en lugar de generar incentivos para atraer inversiones,
combate al capital (como reza la marcha peronista) tratando de aprobar en el
congreso una serie de impuestos para expulsar capitales.
En este escenario,
todos los caminos conducen al dólar, frase repetida y cada vez más vigente.
(*) Analista
financiero
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