Por Matías
Barbería - El cronograma que en febrero se impuso el ministro de Economía, Martín
Guzmán, para lograr la sostenibilidad de la deuda tenía como fecha límite para
alcanzar un acuerdo el 31 de marzo pasado. A los desafíos originales que
enfrentaba esa ambiciosa programación se le sumó en las últimas semanas el
colapso financiero global que generó la pandemia de la COVID-19.
Las demoras
tuvieron su costo. Y eso se comprobó en el decreto que desde hoy prorroga hasta diciembre el pago de unos USD
8.500 millones en vencimientos de bonos regidos por los
tribunales argentinos, en beneficio de la deuda emitida bajo Ley Nueva York.
En el mercado hay
algún grado de incertidumbre porque el decreto que decidió patear los
vencimientos de parte de la deuda no incluyó un anexo con la lista de los
títulos afectados.
Hay un punto en la
redacción del decreto que tiene desconcertados a los operadores, y tiene que
ver con las Letes en dólares que ya habìan sido reperfiladas dos veces. El
texto sugiere que también serán pateadas hasta diciembre, a excepción de
aquellas que estén en manos de organismos públicos y otros casos particulares.
Son USD 3.900 millones los que esperan más que nada en agosto que, hasta que
haya una aclaración oficial, el mercado entiende que también fueron
postergados. Que fueron, en resumen, re-re-reperfiladas. Pero de todas formas,
los principales bonos cuyos vencimientos no van a ser pagados, al menos hasta
diciembre, son:
- Bonar 2020,
por USD 2.650 millones;
- Bonar 2024,
por USD 1.560 millones;
- Discount Ley
Argentina, por USD 600 millones;
- Par Ley
Argentina, por USD 48,8 millones;
- Letras del
Tesoro en dólares por unos USD 3.900 millones.
De haber mantenido
esos pagos en tiempo y forma, este mes el Gobierno hubiera empezado a tener que
usar cada vez más a las reservas internacionales del Banco Central para
hacer frente a vencimientos de mayor relevancia, con USD 912 millones entre
deuda con acreedores privados y organismos internacionales. Tras el
reperfilamiento, esa cuenta se reduce en USD 139 millones durante abril.
Pero la fecha
más oscura que aparecía en el horizonte caía en mayo. En el mes, los
vencimientos totales saltaban a USD 3.322 millones, más específicamente por el
pago el 7 de mayo del Bonar 24 por USD 1.374 millones. Esta es la bala que
Guzmán prefirió esquivar.
De todas formas el
perfil de vencimientos es complicado. En abril vencen pagos a organismos
internacionales por USD 1.796 millones principalmente con el Club de
París. Con reservas netas, las que el Tesoro puede llegar a utilizar para
cancelar deuda, en torno a los USD 8.000 millones pasar los próximos meses sin
un acuerdo implicaría quedar al borde de la insolvencia.
“Todo indica que la
negociación de la deuda tardará algunos meses más. Teniendo en cuenta que las
reservas líquidas del BCRA son limitadas, nuestro escenario base es que el
Gobierno se mantiene corriente con los bonos ley internacional en los próximos
tres meses, pero no paga la amortización del Bonar 24 el 7 de mayo. La
situación de los cupones del Bonar 20 y Bonar 25 junto a Bonar 37 es
discutible, porque es un monto menor”, analizó un informe de Consultatio Asset
Management previo a la confirmación del reperfilamiento.
“Es un default de
cabotaje”, dijo el economista Fernando Marull. “Y como tal es malo, pero
ya estaba descontado en los precios de los bonos, con lo cual no debería tener
un impacto enorme en el mercado. Ahora lo importante es lo que pase con la
renegociación de la deuda Ley Extranjera, un default internacional es màs
grave. Si el Gobierno está dispuesto a hacer una buena oferta que permita un
acuerdo va a esquivar el default, sino directamente no tiene sentido que pague
lo que va venciendo sólo para caer en default de todas formas”, agregó.
El problema es que
el contexto conspira contra un acuerdo. La disparada del riesgo país, la prima
de Riesgo Argentina, a la zona de los 4.000 puntos en marzo haría que los
papeles que pueda entregar Martín Guzmán a cambio de los bonos que quiere
canjear lleguen al mercado con tasas de descuento tan altas que si los
inversores quisieran venderlos enfrentarían grandes pérdidas.
Es así que entre
especialistas y operadores se empezó a especular con la posibilidad de un
acuerdo temporal, que permita eludir el default y patear la resolución para un
momento futuro hipotéticamente más calmo para el mercado. Pero incluso esa
solución parche tiene pocos creyentes.
“El equipo
económico puede buscar una solución alternativa y solicitar una suspensión
temporal de los pagos de la deuda. Asumimos poca buena voluntad de los
inversores para conceder un alivio temporal. Las relaciones actuales son tensas
después del reciente cambio hacia una propuesta más agresiva de
reestructuración de la deuda”, analizó Siobhan Morden, de Armerst Pierpont
Securities en un reporte para sus clientes.
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