Por Liliana
Franco - “La posibilidad del default de la deuda argentina está
un poco más lejos”, señaló a Ámbito un directivo de uno de los
fondos que concentra una buena cantidad de bonos emitidos por el país. Según la
información que se maneja en estos círculos, la mejora en la expectativa deriva
de una información que trascendió entre los acreedores y que da
cuenta de que el presidente Alberto Fernández habría dado “instrucciones
firmes” al ministro de Economía, Martín Guzmán, en cuanto a que su decisión no
es ir a la cesación de pagos y que arbitre los mecanismos necesarios para
llegar a un acuerdo en las próximas semanas. Es más, se comentan en los
pasillos oficiales, que esta situación habría afectado el buen vínculo que
tenían el presidente y el ministro.
Las conversaciones
entre los acreedores y el Palacio de Hacienda vienen siendo “tensas”, según
coinciden fuentes de ambas partes. El ministro Guzmán se mantiene firme en que”
“sólo es posible garantizar la sostenibilidad de la deuda con alta probabilidad
bajo los supuestos del marco macroeconómico elaborado por el Ministerio de
Economía. Para los representantes de los acreedores estos supuestos implican
períodos de gracia en los pagos y descuentos que no son aceptables para los
fondos.
Uno de las
versiones que más preocupa a los acreedores se refiere a que el ministro Guzmán
estaría siendo influenciado por la posición negociadora “dura” que
lidera la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Es
que, Guzmán ha comenzado a mantener un diálogo fluido con la ex presidente. Por
esta razón tomaron como una buena noticia la directiva que habría dado el
presidente Alberto Fernández en cuanto a la necesidad de llegar a un
acuerdo.
Precisamente este
fin de semana el primer mandatario se refirió al problema de la deuda. ”Lo que
vamos a hacer es una propuesta sensata, que quiere decir, una propuesta que
nosotros podamos cumplir y que para cumplirla no tengamos que postergar a los
argentinos”, sostuvo Fernández y destacó: “Para mí la palabra es muy
importante. Es a lo que me comprometí con los argentinos en el primer día y lo
voy a hacer”, sostuvo en un reportaje radial.
“A mí no me
interesa caer en default, quisiera no entrar en default, e hicimos todos los
pasos para no entrar en default, pero es necesario que todos entiendan la
situación en que vivimos”, dijo Fernández.
Posiciones encontradas
Sin embargo, los
trascendidos dan cuenta de que llegar a un acuerdo implica acercar posiciones
entre el Ministerio de Economía y los acreedores que todavía están distantes.
Un especialista con buen conocimiento de las negociaciones, señaló a Ámbito:
“no creo que la Argentina vaya al default, se puede llegar a un acuerdo
que no contemple quita de capital y que resulte en un valor presente neto para
los títulos más cerca de 60 que de 40%, con un exit yield (la tasa a la cual se
descuentan los flujos de los nuevos bonos) de 10%”.
Sin embargo, en
fuentes del Palacio de Hacienda insisten en la necesidad de una baja
significativa en el costo del financiamiento externo. De acuerdo con el
documento oficial “Lineamientos para la Sustentabilidad de la Deuda, la
sostenibilidad está relacionada con los costos de refinanciación a mediano y
largo plazo, en particular en los mercados de crédito internacionales. Y señala
“Como tal, la exit yield de referencia implícita en cualquier potencial
operación de deuda deberá ser coherente con el costo de refinanciación
implícito en el marco de sostenibilidad de deuda; cualquier exit yield de
referencia excesivamente alta sugiere la necesidad de una combinación más
fuerte de cupones más bajos, períodos de gracia más largos, mayores extensiones
de vencimiento o reducciones en los valores nominales más importantes”.
Los desacuerdos no
se limitan al costo de la deuda, sino que también abarca el problema de los
plazos y, sobre todo, los períodos de gracia. La opinión del Ministerio de
Economía es que dadas las restricciones de la balanza de pagos y la incapacidad
de Argentina de regresar a los mercados de crédito internacionales en un futuro
cercano, “se requiere un período de gracia sustancial para la deuda en
moneda extranjera”.
El gobierno
argentino considera que “este período de gracia es esencial para los años
venideros de forma tal de abrir el espacio necesario que permita la recuperación de
la actividad real de Argentina después de la serie de shocks que ha venido
atravesando la economía”.
Coherente con este
planteo, las proyecciones macroeconómicas que presentó el Palacio de Hacienda –
antes de contemplar el impacto de la recesión desatada por el coronavirus –
contemplan que recién en el año 2023 la Argentina tendía superávit primario, de
0,5% del producto bruto interno, es decir capacidad para hacer frente a
compromisos externos. La proyección oficial estima que a partir de ese año el
país tenga superávit creciente alcanzando 1,2% del PBI en 2027, nivel que se
mantendría en los siguientes años.
No obstante, en
medios cercanos a los acreedores se afirma que “los fondos se oponen
fuertemente a la propuesta de no cobrar nada durante tres años”. Se trataría,
explican, una situación muy parecida a un eventual default ya que, argumentan,
nada asegura que la Argentina dentro de tres o cuatro años no se vea necesitada
de una nueva reestructuración. El riesgo es, concluyen, que ante la falta de
pago, al menos una parte de los acreedores decida ir a juicio.
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