Por Leandro Gabin - El desplome de los mercados del mundo y la
recesión mundial latente pone en serio riesgo la estrategia de Alberto
Fernández de evitar el inefable default de la deuda.
Si bien hay silencio de radio en el Ministerio de Economía con
respecto a esto, entre el grupo de asesores de Martín Guzmán (los
bancos colocadores y economistas que suelen ser consultados informalmente) se
cree que no hay posibilidades de lanzar una operación en este momento de
mercado.
Según pudo reconstruir iProfesional, en el consorcio de entidades que están trabajando con el ministro (Lazard, HSBC y Bank
of America) se le sugirió a Guzmán que aplace
la convocatoria a los acreedores y se concentre en armar y
presentar un plan económico "para este escenario de emergencia global".
Los mismos bancos asesores dicen que la Argentina no tiene un programa
económico integral sino "parches" de coyuntura y eso conspira con la
idea de llegar a buen puerto con los acreedores. Para peor, con el mundo
cayéndose a pedazos por la pandemia del coronavirus, se necesita algún indicio
de que -en algún momento- la Argentina va a pagar.
La idea de patear para adelante un tiempo la oferta fue transmitida al
equipo económico por los bancos con más llegada a los inversores, como Bank of
America-Merrill Lynch (que cubre a los bonistas estadounidenses) y HSBC (que
sigue a los tenedores de la deuda en Europa y Asia).
Curiosamente Lazard, con una visión más "macro" y con menos
contactos con los bonistas (actúa como asesor, a diferencia de las otras dos
entidades que son colocadoras), tuvo que coincidir con ellos. No obstante,
sigue apostando a que se puede presentar algo "potable" para los
bonistas.
Pero Guzmán se muestra, a priori, firme en seguir para adelante. Cree que el escenario global es "óptimo"
para presentar una oferta agresiva y que los bonistas la tomen. El
ministro suele decir que los fondos están tomando pérdidas monstruosas en los
mercados a nivel mundial por la crisis y se juega a
"filtrar" también la pérdida que sería la oferta argentina.
Algunos allegados al ministro, incluso, creen que sin tocar el capital
pero "pagando" un interés del 2% o 3% anual (en lugar del 8% como
los bonos a ser reestructurados) y un
período de gracia de tres años es una "gran alternativa" para los
bonistas. ¿Será así la propuesta? Veremos.
"Es el momento ideal para meterles
una pérdida más a los fondos. Si esperan hacia adelante el contexto
de mercado va a ser peor y la oferta de la Argentina va a valer menos. Les
conviene salir de esto ahora", dicen.
La crisis global y las medidas
(austeras) que lanzó Guzmán el martes para paliar la recesión que se viene por
la pandemia del coronavirus no evitarán que el panorama económico se agrave en
los próximos meses. La Argentina no podrá mostrar que el crecimiento será la forma
de asegurarles el pago de la deuda a los bonistas que acepten la oferta.
De hecho, los bancos asesores
calculan que la economía argentina caerá "al menos" 2% este año (como
les hizo saber recientemente HSBC a sus clientes). En el escenario más
probable, algunos de estas entidades que trabajan con el Gobierno hablan -en
privado- de entre 2,5% y 3% de caída, dependiendo la dinámica de la crisis global. Dicen que el país está
muy expuesto y que no tiene herramientas "contracíclicas".
Claro que la administración de Alberto Fernández no puede
esperar mucho porque tiene importantes vencimientos de deuda en los próximos
meses que no puede "reperfilar".
¿Una vuelta
al Fondo?
Ante la escasez de recursos es que ahora
los principales acreedores de la deuda argentina (con alguna venia de los
bancos asesores) quieren reflotar el plan B: que el Fondo
Monetario Internacional (FMI) se
involucre más activamente.
No sólo eso: plantean que el país se sumerja en un nuevo plan con el
Fondo que contemple desembolsos del organismo para garantizar el pago (parcial)
de la nueva deuda que quiere emitir Guzmán.
La idea surgió hace tiempo pero había sido rechazada de plano por
Fernández y el mismo Guzmán. Pero fue el año pasado, cuando no estaba
esta crisis global de dimensiones aún
desconocidas y el Gobierno pensaba que iba a ser "rápido" arreglar
con los acreedores.
Por eso, ahora los bonistas vuelven a la carga con esta -quizás- única
"zanahoria" que pueda ofrecer el país cuando lance la operación.
"El FMI podría desembolsar rápidamente u$s50.000
millones a través de sus servicios financieros de emergencia a países de bajos
ingresos y mercados emergentes que se enfrentan al COVID-19", anunció Kristalina Georgieva Directora
Gerente del FMI, hace pocos días.
Esto fue música para los oídos de los inversores, que empezaron a hacer
lobby e intentar que se reflote esa alternativa.
Nadie sabe si Argentina califica o no para eso, pero las intenciones de
que el país vuelva a estar bajo el paraguas del Fondo y tenga algún flujo de
fondos para hacer frente a algunos vencimientos (quizás los intereses) de la
deuda, están presentes.
Claro que un hipotético desembolso por esta
vía u otra no sería "vendido" por el gobierno argentino como un
retorno al endeudamiento con el organismo. En ese sentido, el Frente
de Todos podría construir su "relato" y muy posiblemente pueda
decir que son fondos para financiar la emergencia en el país.
Claro, el dinero es fungible. Lo relevante para los acreedores es que el
país pueda tener una situación fiscal más ordenada, algo que ahora parece
lejano.
De todas formas, es una opción que luce aún improbable. Que la Argentina
vuelva a pedirle fondos al FMI no está en el cálculo de muchos. Por eso, y es
lo que se cree que quiere evitar Alberto Fernández, parece cada vez más difícil
escaparle a un default desordenado de la deuda.
La peor crisis, el peor momento
Los precios de los bonos, medido por paridades (o sea a qué
valor están de su precio técnico) están ya debajo de 30%. Si el Gobierno
realmente quiere evitar caer en default deberá abstenerse de la atractiva idea
de lanzar un canje agresivo aprovechando que los bonos no valen nada en el mercado.
Los principales acreedores están tomando pérdidas muy fuertes en los
mercados globales. Wall Street está 30% abajo en el año, lo mismo que las
bolsas emergentes.
La catástrofe financiera pareciera no tener un piso. En teleconferencias
(porque obviamente el contacto social en el mundo de los negocios desapareció)
que organizan los principales bancos de Nueva York se trazó un
escenario apocalíptico.
iProfesional participó en una de ellas (en la que se habló más del
mundo y poco de Argentina, como era de esperar) con la consigna de mantener el
estricto off the record. Estas fueron las definiciones más importantes:
-"Va a ser muy difícil para la Argentina salir a reestructurar
en estos momentos del mercado".
-"Esto será así porque todo el mundo quiere sus dólares, no van a
aceptar esperar años para cobrar un cupón de interés capitalizable".
-"No sé si (lo que comunicó Martín Guzmán) fueron las medidas
correctas. Son medidas del lado de la demanda sin estímulos para el lado de la
oferta".
-"Si además de incentivar la demanda con oferta cayendo, monetizas
ese déficit adicional, la inflación se dispara. Eso es muy
peligroso".
-"Este no es final del mercado bajista en EEUU porque en realidad
el lockdown está recién empezando en Europa y Estados Unidos. Esto va a parar
aún más a las economías".
-"Y ahí viene el efecto de que se rompe la cadena de pagos y los
default corporativos suben. Eso todavía no ocurrió, pero va a pasar".
-"La Fed está luchando contra eso... la política monetaria no es
para reactivar, eso lo hará la fiscal. La monetaria es para proveer liquidez en
un mundo que todos están empezando a demandar más dólares".
-"Esto va a ser peor que la crisis del 2008, no tengo ninguna
duda".
Con este panorama, muy similar a otros que se escuchan y se leen en el
exterior, es que Guzmán deberá lidiar para no convertirse en el ministro que
llevó al default a la Argentina.
En el Gobierno repiten que quieren evitarlo a toda costa, y de hecho el
ministro de Economía también lo ha dicho, el único problema es que quizás se
hayan alineado los astros para que el país vuelva al ostracismo financiero.
"Si pueden zafar como quiere
Alberto, que es el plan A, está bárbaro. Sino, como es el peronismo, encontrará
la excusa perfecta y lo venderá con épica. El default con épica es marca
registrada del peronismo", decía un argentino que trabaja en un fondo
en Nueva York, acuartelado en su
departamento en Greenwich Village.
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