Por Matías Barbería
- Los argentinos tienen dólares por más de cuatro veces el valor de los pesos
que circulan en la economía. Según una estimación privada basada en una
investigación del Gobierno de los Estados Unidos y datos cambiarios
locales, en el país hay alrededor de USD 130.000 millones, frente a una
base monetaria en pesos que equivale a algo menos de USD 30.000 millones medida
en moneda extranjera. La enorme dolarización, tradicional en la Argentina pero potenciada por las
crisis financieras y controles de cambios que azotaron al país entre 2012 y
2015, primero, y en 2018 y 2019, después, pone en números que la
demanda de pesos de las personas y empresas está en mínimos indispensables para
transacciones cotidianas. Y que es un caso único de desconfianza en la moneda.
El
cálculo del nivel de dolarización de los argentinos fue hecho por el
economista Fernando Marull, a cargo del estudio que lleva su nombre. Para
estimar cuántos billetes de dólar existen en el país tomó como partida un
trabajo del Departamento del Tesoro y la Reserva Federal de los EEUU hecho en
2006, y que rastreaba el alcance del billete de dólar a lo largo del mundo.
La investigación
estadounidense de 14 años atrás dejó clara la particularidad del caso
argentino. El país quedó primero en el ranking de tenencias de billetes de
dólar con USD 1.300 per cápita. Si bien las tenencias totales de USD 50.000
millones eran menores que las de los residentes de Rusia, quienes entre todos
sumaban unos USD 80.000 millones según ese estudio, la diferencia en cantidad
de población mostraba que ninguna sociedad en el mundo usaba tanto el
dólar fuera de los EEUU. En Rusia había USD 550 per cápita en ese entonces,
menos de la mitad que en la Argentina y debajo de Panamá, con USD 648 por
habitante.
A
partir de esa estimación original, y en base a datos del Indec y del Banco
Central, Marull actualizó el dato en el tiempo. Como en 2006 la posición de
inversión internacional de los argentinos estaba en USD 80.000 millones, asume
que USD 30.000 millones estaba colocados en el exterior en distintas formas.
Después,
calculando las compras de billetes para formación de activos externos entre 2006 y el segundo trimestre de
2019, enfocándose en dinero papel en lugar de divisas -movimientos
mayoristas, mayormente electrónicos- y asumiendo que una porción se gastó fuera
del país, el economista llegó a que en estos 13 años de convulsionada vida
económica del país los argentinos acumularon USD 80.000 millones más en
billetes.
En
total, entonces, USD 130.000 millones en los colchones, cajas de seguridad y
depósitos bancarios. Otros USD 100.000 millones, mientras tanto, son tenencias
fuera del país que llevan al total a unos USD 230.000 milllones, similar a la
posición bruta de inversión en moneda extranjera de los residentes argentinos
calculada por el Indec.
Para
Marull, semejante nivel de dolarización es una muestra de lo que les tocó vivir
a los ahorristas argentinos incluso más allá del período analizado. Ocho
defaults o canjes de deuda, 4 hiperinflaciones, un récord de inflación para un
sólo año de 3.079% y un último registro de inflación anual en 2019 del 53,8%
explican la rareza.
“Cuando
tenés un banco central con mala reputación y un mal historial en cuanto a
cumplimientos de deuda los pagás con desconfianza en tu moneda. Si se compara
con Brasil, Chile o Uruguay ahí parece estar la diferencia”, dijo quien fue
jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Programación Económica entre 2017 y
2019.
“Y al mirar el dato está también la
explicación de por qué, aunque no estén en niveles bajos, la cotizaciones
paralelas del dólar se mantuvieron bastante tranquilas mientras el Gobierno
emite dinero, tiene problemas con su deuda en pesos y baja la tasa. Y eso es
que es tal el nivel de dolarización que cada vez que una empresa o una persona
no llega a fin de mes o necesita cubrir un gasto extraordinario, la plata sale
de ahí, de los dólares que están guardados. De ahí que siempre parezca haber un
flujo de oferta bastante robusto”, concluye Marull.
Desde
otro punto de vista, ese stock de dólares en manos de empresas y familias
argentinas es ahorro que no está disponible para transformarse en préstamos,
inversión, dada la tendencia histórica a procesos inflacionarios, bajo
rendimiento de depósitos y hasta confiscación de ahorros. Ahorro fuera de juego.
“El proceso de dolarizacion fue tan violento
que lo que tenés es un ahorro disponible que se mantiene fuera del sistema. En
los hechos funciona como un fondo procíclico, que cuando las condiciones son
negativas eso sale de la economía y profundiza la crisis.
De la
misma forma, cuando se recrea la confianza y hay un horizonte de
crecimiento esos dólares primero llegan como aplicación para gasto corriente o,
más adelante, en forma de inversión y crecimiento ya sea de las familias o de
las empresas, a través de inversión inmobiliaria, construcción u otros. Eso a
la vez genera un proceso de apreciación cambiaria como los que vimos en
procesos recientes”, dijo Rodrigo Álvarez, de la consultora
Analytica.
Pero,
explica el economista, es dinero que puede volcarse al consumo y la
inversión a nivel local. Que està agazapado esperando expectativas favorables
para volver, sino al sistema, al menos a la calle. Pero eso es algo que no
parece tan cercano hoy.
“La
Argentina tiene muchos frentes abiertos propios. Está el proceso inconcluso de
la deuda, la incertidumbre respecto de la política económica, de la política
monetaria y lo que es la construcción de confianza del propio Gobierno que
lleva mucho tiempo. Argentina es una fábrica de fuentes de volatilidad
sobre el que ahora se monta la volatilidad externa por la epidemia de
coronavirus, resalta Álvarez.
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