Por David Cayón - El
coronavirus comenzó a provocar una caída en los insumos importados que afecta a
buena parte de la producción en la Argentina.
El campo con los
insumos, la industria con las piezas, los servicios con el hardware están
atravesados por un componente fabricado en el exterior. Y buena parte de
estos componentes se fabrican en China, que fue el epicentro del
coronavirus y que tiene gran parte de su producción paralizada; lo mismo
sucede con Brasil y con México, dos países que ya comenzaron a analizar y a
avisar a sus socios locales que comiencen a repensar sus estrategias de stock
para contener la caída.
“Hay un monitoreo ajustado porque hay piezas
que vienen de países con fábricas cerradas por el coronavirus, como por ejemplo
todo lo que viene de China”, explicaron a Infobae desde una
automotriz. “Los proveedores no están trabajando, tienen sus fábricas cerradas
y hoy no hay faltante pero lo estamos previendo. Hay stocks de incluso un mes
para algunas piezas, pero son temas puntuales porque, obviamente, el plan
original es no tener stocks abultados, por el costo financiero”, agregó la
fuente del mundo automotriz.
Aunque cada
terminal tiene su propio plan de negocio, hay algo que la mayoría de las
industrias comparten y es trabajar según el modelo just in time en
donde los stocks se reducen hasta lo más cercano a cero. Pero la pandemia se
extiende en todos los países en donde las automotrices que operan en la
Argentina tiene a sus proveedores. “No sólo China dejó de producir, Brasil
ya alertó de que tiene líneas paradas e igual que México. La mayoría trabaja
con just in time, seguro que se cambió el stock pero el escenario
es complejo”, explicaron desde una segunda terminal automotriz.
Esto podría ser una
especie de tiro de gracia para un sector que viene acumulando caídas en la
producción. Según la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), la
producción automotriz se derrumbó un 20% interanual en febrero.
“Estamos midiendo sólo el impacto exportador
pero vamos a tener problemas por las importaciones. Sólo de China la Argentina
importa al año USD 10.000 millones en piezas, químicos y partes que, si no
quiebran los stocks, los desabastecen profundizando aún más la recesión. Esto
no sólo va a pasar porque están cerradas las fábricas, sino porque también
están paralizados los puertos, lo que paraliza las redes logísticas”, explicó
el consultor en economía y negocios internacionales Marcelo Elizondo.
“La Argentina no es
un país que importe demasiado, son alrededor de 16% o 17% del PBI, pero de todo
lo que importa el 80% son bienes que se utilizan para la producción”, agrega
Elizondo. “Hay bienes intermedios, insumos que son necesarios para la
producción, bienes de capital, piezas y partes para armado y reposición de
bienes de capital, energía, que dos tercios de la energía es para la
producción, por lo que es un país en el que las importaciones son
dirigidas a la producción. La interrupción de esto afectará a la producción”,
sentenció.
El impacto del
COVID-19 en el mercado global excede a cualquier sector de la economía. La
relevancia de China como socio comercial internacional hace que todas las
industrias estén afectadas, en alguna medida, en sus esquemas productivos.
Según datos de GFK, en el último mes el mercado de distribución global cayó un
5%.
Pero la Argentina
no sólo importa piezas para la fabricación de 0 km o motos, sino que
buena parte de los teléfonos y electrodomésticos que salen de la isla de
Tierra del Fuego hacia el continente tiene en sus entrañas piezas
importadas de países en donde el virus es de alta rotación y en donde la
cuarentena es estricta. Así, por ejemplo, de China –que concentra el 18% de las
importaciones argentinas– llegan circuitos impresos montados para teléfonos,
teléfonos celulares, aparatos eléctricos, repuestos y accesorios para
telefonía, receptores de radiotelefonía, radiodifusión, televisión, proyectores
y videomonitores, Glifosato (herbicida de baja toxicidad) y su sal, maquinaria,
productos químicos, computadoras, juguetes, aires acondicionados, hasta tornillos,
pernos, tuercas se compran en el país asiático.
La industria
electrónica argentina también está sintiendo el impacto de esta
problemática global, pero no con un comportamiento sectorial
uniforme. Cada empresa está gestionando sus niveles de stock, sus
vínculos comerciales y sus estrategias productivas intentando adaptarse a las
condiciones complejas del contexto. Los efectos concretos de este fenómeno son
dinámicos y su dimensión está en constante evaluación.
Las plantas que
fabrican y ensamblan electrodomésticos, celulares, aire
acondicionado, están trabajando “con suspensiones porque no hay insumos”.
Aunque señalan que “son medidas puntuales”, fuentes del sector explicaron que
“si esto se mantiene en el tiempo, será complicado”.
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