Por Francisco Jueguen - El empresario Pedro Bergaglio, secretario de la Cámara Argentina del
Sweater, fue uno de los encargados de remarcar semanas atrás
las dudas que resuenan en la industria nacional sobre el
acuerdo comercial sellado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) durante el gobierno
de Mauricio Macri , tras 20 años de infructuosos
desencuentros entre los bloques.
"Los países centrales quieren exportar sus manufacturas y que
nosotros exportemos soja. Ese modelo no va a permitir el desarrollo",
criticó a mediados de febrero frente al ministro de Desarrollo
Productivo, Matías Kulfas , y el secretario de Industria, Ariel
Schale. Ese día hubo otras quejas empresarias en la Confederación General
Empresaria de la República Argentina (Cgera). Una, por ejemplo, fue la del
presidente de la Cámara Argentina de Industrias Ópticas y Afines (Cadoia),
Norberto Fermani. "Ingresar productos a Europa es casi imposible por la
cantidad de normas técnicas y medidas para arancelarias que tienen", dijo.
Pero ya un mes antes Kulfas y Schale habían comenzado una extensa ronda
de encuentros con cámaras y empresas que servirá para darles la letra final a
los legisladores que en el Congreso deberán votar por la aceptación o el
rechazo del histórico acuerdo. No hay fecha propuesta para ese debate en el
Parlamento argentino (ni apuro). Spoiler alert : al Gobierno no le gusta el acuerdo, pero enfrenta la presión
brasileña para avanzar.
Kulfas y Schale ya escucharon, según supo LA NACION , a más
de 56 cámaras, asociaciones y gremios y a 75 empresas, por lo menos. Entre las
grandes entidades estuvieron la UIA, Copal (alimentos), Afarte (electrónica),
Cessi (software), Cilfa (laboratorios nacionales), las textiles CAI y FITA, y
las automotrices de Adefa. Las terminales estuvieron el viernes pasado con
Alejandro Barrios, subsecretario de Política y Gestión Comercial. Es el mismo
economista que formó parte del Indec de Guillermo Moreno.
"Nos consultaron por el acuerdo y les dijimos que nos interesa,
pero tenemos que hacer las reformas para 2028, cuando arranca la desgravación,
para tener chances de competir y exportar a la UE", contó un ejecutivo
presente en esa cita. "Buscan apoyo del sector privado para darlo de baja,
pero les preocupa que Brasil se corte solo", resumió el dilema el
empresario.
Los encuentros continuarán este jueves en la Cancillería, que conduce
Felipe Solá. Allí habrá un congreso por la misma contradicción que enfrenta el
Gobierno. Hay más de 70 cámaras inscriptas. El que escuchará a los empresarios
será el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme.
"Nos juntaremos con mucho alcohol en gel", bromearon allí.
El miércoles pasado, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió a
Sergio Massa en el Planalto. El presidente de la Cámara de Diputados, según
supo LA NACION , se quedó allí con la impresión de que la
aceleración brasileña por la apertura comercial ya no es la misma. "Se
dieron cuenta de que los franceses no van a aceptar el ingreso de los productos
del agro, y eso afecta a Brasil y a la Argentina", contaron cerca del
tigrense. "Por otra parte, la economía de Brasil no está arrancando como
esperaban, y quizás ahora pongan más foco en la relación bilateral", se
esperanzó el hombre que estuvo con Massa en ese país.
"Brasil sigue queriendo el acuerdo", ratificó un importante
empresario argentino en ese país que se desempeña en la poderosa industria
automotriz. "Pero después de todo lo que pasó con Macron entienden que es
menos probable", agregó. En noviembre, tras los incendios en la Amazonia y
luego de que Bolsonaro se burlara de la mujer de Macron diciendo que era
"increíblemente fea", el presidente francés dijo que no era
"favorable" a cerrar acuerdos comerciales con países que no
respetaran el Acuerdo de París. El vínculo entre Macron y Bolsonaro es malo,
pero el francés aprovechó la situación para empantanar un acuerdo por el que ya
era criticado en su tierra, donde los campesinos se oponen a la integración.
Sin embargo, fuentes diplomáticas brasileñas indicaron a LA NACION que no encuentran aún motivos para dudar de
que Bolsonaro no avanzará con decisión hacia la aprobación del acuerdo, lo que
pondría en problemas a la Argentina, su principal socio comercial. Es probable
que la nueva administración uruguaya y el gobierno de Paraguay también
ratifiquen el acuerdo.
El proyecto del Gobierno incluye un acuerdo con la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (Cepal) para la elaboración de un informe que
recogerá información de los encuentros que los empresarios tengan con Kulfas,
Schale y Neme. El encargado de redactar ese informe será Martín Abeles , nada más y nada menos que el marido de
la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y amigo de la facultad y de
militancia del propio Kulfas. El documento pasará por Desarrollo Productivo,
Cancillería, Jefatura de Gabinete y por el Presidente.
Alberto Fernández, que ya dijo que debería revisarse el acuerdo cuando
se reunió con Macron en París, dará las puntadas finales del documento que
terminará su recorrido en el Congreso y será la base para moldear las críticas
del oficialismo al acuerdo cerrado en tiempos de Macri. "Ningún empresario
tenía idea de lo que se había firmado", cuestionaron cerca de Kulfas, en
Desarrollo Productivo.
Como señaló el Presidente en la apertura de las sesiones ordinarias en
el Congreso, al momento de votar el acuerdo su péndulo oscilará entre la ética
de las convicciones y la de la responsabilidad, entre la presión de Brasil por
avanzar y la de Francia por retroceder; entre las reformas para ganar competitividad
en la economía argentina y la presión de la corporación industrial para cerrar
aun más el mercado en tiempos del proteccionista Donald Trump .
|