Por Matías
Barbería - Pese a los esfuerzos del Gobierno por abaratar el crédito
para impulsar la economía, los préstamos al sector privado todavía no muestran
claros síntomas de repunte. El total de crédito otorgado por bancos durante
febrero avanzó por debajo de la inflación. Pero en medio de las caídas, se
empiezan a diferenciar las líneas orientadas al consumo.
Los personales
son los primeros en reaccionar a los estímulos oficiales. Con un repunte en las
financiaciones que otorgan los bancos públicos, sobre todo el Banco Nación,
pero también con entidades más agresivas que ven poco riesgo de un aumento
significativo de la mora y salen a colocar préstamos de entre 24 y 36 meses
para percibir tasas mucho más atractivas que el 38% anual que pasó a pagar el
Banco Central por sus Leliq.
Según datos
oficiales analizados por First Capital Group, el stock de préstamos
personales subió 0,9% en febrero, después de haberse desplomado el año
anterior. En en lo que va del año, todavía retrocede 4,4 por ciento.
“La suba de febrero
es la segunda consecutiva luego de 8 meses en descenso y reviste particular
importancia dado que se materializa en un mes con menor proporción de días
hábiles y generalmente muy afectado en su actividad por el receso
vacacional. Se aprecia un incremento en la oferta al público de estas
operaciones, aprovechando la baja de tasas y la falta de alternativas seguras
de colocación”, explicó Guillermo Barbero de First.
El repunte de los
préstamos personales responde a que los bancos todavía no sufren de regulación
alguna sobre las tasas y condiciones en las que los conceden, a diferencia de
lo que pasó con el costo del financiamiento con tarjeta que sufrió un tope regulatorio.
La suba suma a esas
financiaciones a las que se hacen con tarjetas de crédito, que son las que
mejor resistieron un 2019 malo entre las distintas líneas de los bancos.
El crecimiento
total del crédito al sector privado en pesos marca apenas 21,9% anual, algo más
de la mitad de lo que avanzó la inflación, por lo que supone todavía un
importante retroceso en términos reales. En febrero, el stock avanzó 0,7 por
ciento.
El financiamiento
con tarjetas crece, aunque no por la baja de tasas. El tope de intereses que
impuso el BCRA se aplica al “revolving", es decir al pago
mínimo o al financiamiento de saldos impagos de la tarjeta, que no es el
principal uso que se le da a los plásticos. Sólo lo toman quienes no llegan a
pagar. La mayor parte del financiamiento va por compras en cuotas fijas, que si
crece hace varios meses en base al impulso de Ahora 12.
En febrero el
financiamiento con tarjeta cayó 1,5%, pero avanza a un ritmo del 51%
interanual, prácticamente un empate con la inflación. Y la caída de
febrero, además de a factores estacionales -no es la parte del año en el que
más se usan- tiene que ver con que hubo menos días hábiles.
“Todo lo que es
préstamos personales, lo estamos viendo crecer. Las líneas al 45% anual de
interés que lanzamos muchos bancos y que se mantuvieron en todo febrero
ayudaron a empujar”, dijeron en un banco de capital local. “Las tasas se nos
volvieron atractivas, no están reguladas, y con la Leliq en baja nos pusimos
agresivos al colocar ya que no tememos problemas con la mora”, agregaron.
En cuanto a los
préstamos para empresas hay dos realidades bien diferenciadas. Una es la que
tiene que ver con bancos públicos y otra con los privados. Mientras que los
primeros se apuraron a generar líneas a tasas más bajas para tratar de ayudar a
solucionar los problemas de financiamiento de capital de trabajo que generaron
las tasas récord de 2019. En los bancos privados, mientras tanto, explicaban
que la realidad es distinta.
“Todavía le falta,
hay algo de préstamos en dólares sobre todo para exportación. Eso se empezó a
mover un poquito. Pero no tenés tanta demanda, hemos bajado las tasas, pero
estamos mirando mucho el riesgo crediticio después de que varias empresas
tuvieron problemas”, dijeron en una entidad de capital extranjero.
“No hay demanda para inversión, si para lo
que es préstamos a través de sociedades de garantía para el corto plazo. La
decisión está muy politizada, las empresas no van a endeudarse hasta que
puedan prever que la economía va a crecer y para eso esperan la definición de
la renegociación de la deuda pública”, agregaron.
En cambio, donde
ninguna tasa ni estímulo parece alcanzar es en el préstamo prendario, golpeado
por la caída en las ventas de autos. En febrero el stock volvió a disminuir 2,7%
y pierde 19,7% respecto de un año atrás.
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