Por Liliana Franco - En
fuentes del gobierno reconocen
que las mayores urgencias pasan por resolver el problema de la deuda, apuntalar la recuperación
económica y consolidar la desaceleración de la inflación. Al
respecto, hay satisfacción porque se estima que en febrero la suba de precios
podría quedar por debajo del 2% mensual.
Con relación a la deuda externa, analistas financieros advierten que
la Argentina, un “defaulteador serial”, tiene como punto en contra la baja
incidencia de los papeles del país en la cartera de los fondos de inversión. Dicho
de otra forma, apuntan a que estos fondos podrían tener una posición negociadora dura ya
que, ante un eventual fracaso, la pérdida no tendría una incidencia
significativa en sus resultados globales.
Otros analistas y desde ya en el Gobierno, en cambio, son optimistas en cuanto a que
se logrará un acuerdo con los acreedores privados. Sostienen
que el Fondo Monetario Internacional está
apoyando la estrategia argentina y que hoy hay más margen para un acuerdo en un contexto mundial en
el que las tasas de interés, por el temor que despierta el coronavirus, se han
derrumbado hasta mínimos sin precedentes. “Si la Argentina presenta una oferta razonable, estará en el
interés de todos llegar a un entendimiento”, se comenta entre
los banqueros.
En fuentes del gobierno se considera fundamental llegar a un
acuerdo lo antes posible para despejar la incertidumbre y consolidar una “incipiente recuperación” que
muestran algunos números que circulan en despachos oficiales.
En esta suerte de carrera contra el tiempo, hay un dato que
preocupa particularmente al Gobierno: han circulado informes reservados en los que se señala que más
de una empresa estaría esperando al vencimiento del período de 180 días en el
que rige la doble indemnización por despido para recortar la cantidad de
empleados. Esa fecha es el próximo 10 de junio.
Ya antes de asumir en el gobierno eran conscientes de que la
posibilidad de que viniera inversión era bastante difícil. Es que de venir
estarían circunscriptas básicamente a dos sectores: Minería y Vaca Muerta. Hoy
ante el complicado escenario internacional, incluso esos sectores tampoco
parecen muy pocos entusiastas en invertir. Además, desde el sector privado,
argumentan “¿quién
va a venir a invertir trayendo dólares a unos $63 pesos y que encima no los
puede girar?”. Por esta razón, se espera ver la letra de
los proyectos de ley tanto para Vaca Muerta como para Minería, pero hasta el
momento, esto está bastante demorado, comentan.
Dudas
Aunque, últimamente también se comenzó a tener dudas
respecto a cuanta inversión local podrá
salir de los colchones y volcarse a activar el mercado interno. Es
que comenzaron a llegar a los despachos oficiales informes que señalan que
muchas empresas que tomaron créditos en la banca tanto privada como pública,
están con serias dificultades de
continuar pagando sus deudas. A modo de ejemplo, la caída de Vicentin que
arrastra a casi 1.900 proveedores.
En este sentido, se observa desde el sector privado,
preocupación por la demora en avanzar en políticas más activas al maltrecho
sector productivo y del comercio. “No hay actividad que esté bien”, se lamentan.
La desconfianza, el temor, la alta carga impositiva, aún
pesa mucho en el ánimo de la gente y de los empresarios. Una prueba de ello, es
la respuesta que reciben los estudios contables cuando les preguntan por el
impuesto de Bienes
Personales en el exterior.
La opción para pagar menos impuestos es repatriar parte de
los fondos exteriorizados y dejarlos inmovilizados hasta fin de año en una
cuenta en un banco, también se había previsto que puedan ser colocados en algún
fideicomiso, pero por el momento, aún no se han implementado. De todas
maneras, “la mayoría prefiere pagar
mucho más y dejarlos en el exterior porque lo que prevalece es el temor”, comentan
los principales estudios contables.
Es más, la Cámara de la Construcción, un sector muy afectado
por la crisis, le acercó al gobierno una propuesta para que dichos fondos
puedan ser colocados en proyectos inmobiliarios en “pozo” para la adquisición
de una vivienda. Sin embargo, por el momento, esta iniciativa, que, por un
lado, permitiría reactivar a un sector de alta demanda de mano de obra y, por
el otro, daría más tranquilidad para aquellas personas que se decidan a traerá
fondos del exterior, no parece, por el momento, tener muchas posibilidades de
prosperar.
Unidad
Con el resurgimiento del conflicto entre el Gobierno y el
campo, tras la suba de las retenciones a las exportaciones de soja, en medios
empresarios se volvió a discutir sobre la orientación política de la actual
administración.
Para algunos el presidente Alberto Fernández representa
un ala más moderada, si se quiere más “market friendly”, que la liderada por la
vicepresidente Cristina
Fernández de Kirchner. Sin embargo, en medios de la Casa
Rosada se desmiente esta interpretación. “No hay dos modelos, hay uno
sólo y Alberto y Cristina forman una sociedad perfecta” señaló
uno de los hombres más cercanos al primer mandatario a Ámbito.
“No
piensan en todo igual, pero sí coinciden el rumbo del gobierno y del país y,
además –aunque no lo quieren – no tienen posibilidades de pelearse porque la
sociedad argentina no aguanta un nuevo enfrentamiento del peronismo en el
gobierno”, sostienen en medios oficiales.
“Hemos
aprendido de la experiencia de (Sergio) Massa” afirman en
referencia a la división que sufrió el kirchnerismo a fines del segundo mandato
de Cristina. Admiten que las diferencias internas y el “cerrarse” fue lo que
llevó a la fractura del peronismo dando lugar a que surja con fuerza un partido
político que impidieron un tercer mandato del kirchnerismo.
Admiten que Cristina -la dirigente que más sabe sobre el
manejo del poder en la Argentina tras dos presidencias, una extendida
trayectoria legislativa y una vida dedicada a la política– ha “rodeado” a
Alberto de tropas leales en áreas clave de la gestión.
Particularmente, destacan la presencia de “fieles” de la
vicepresidente en organismos clave como la Anses (Alejandro Vanoli), la Procuración del Tesoro,
Carlos Zannini o Luana Volnovich, directora ejecutiva de PAMI, entre
otros.
Pero, también funcionarios de menor jerarquía que supieron
acompañar a Cristina hasta sus últimos días en la presidencia han retornado a
los despachos. Y ni que hablar del manejo del mayor territorio del país, la
provincia de Buenos Aires, a cargo de Axel Kicillof.
De todas maneras, en la Casa Rosada, descartan que “exista doble comando”. Es
más, recuerdan que fue Cristina quién decidió convocar a Alberto para ofrecerle
la presidencia.
Enfatizan que, junto con Néstor Kirchner,
Cristina “tenía un diálogo de igual a
igual” con Alberto Fernández cuando el actual presidente
ocupaba la jefatura de Gabinete haciendo referencia a la relación de “mutuo respeto” entre
Cristina y Alberto.
“Aquellos
que apuestan a que pueda haber una ruptura entre Alberto y Cristina, no los
conocen” al tiempo que consideran que estas teorías son
“divagues” de una oposición que está debilitada, tras el fracaso de gestión y
la derrota en las últimas elecciones de Cambiemos.
La consigna sigue siendo “la unidad porque fueron
nuestras divisiones que nos dejaron fuera del poder”, argumentan.
Y esta línea de acuerdos continúa más allá del espacio gobernante, como lo fue
la incorporación al gobierno de figuras de la oposición, como es el caso
de Raúl Alfonsín y Pino Solanas,
designados embajadores ante España y la UNESCO, en ese orden.
Pero para consolidar su poder, el gobierno necesita resolver
problemas urgentes. “Sabemos que la sociedad está golpeada, empobrecida y en buena medida
decepcionada de los políticos”, dicen en la Casa Rosada. Desde
esta perspectiva interpretan las palabras del presidente Alberto Fernández
cuando señala en sus discursos que viene a hablar a los argentinos con “la verdad”. Y
también se intenta que un eje sea la “conciliación”.
Por esta razón, explican, es que el Presidente agradeció al
campo por el esfuerzo que viene realizando. Así lo dijo días atrás en un
discurso ante los empresarios reunidos en el Consejo Interamericano de Comercio
y Producción (CICYP). Los dirigentes rurales –presionados por las bases–negaron
que hubiera un acuerdo con el Gobierno, pero –según pudo saber Ámbito– la
directiva emanada desde la Casa Rosada fue “no salir a confrontar con el campo” y seguir
trabajando en medidas como el otorgamiento de nuevas líneas de crédito
blandas para los productores.
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