Por Carlos
Burgueño - Cordial
y amable el tono. Se ofrecen explicaciones técnicas sobre por qué el país no
puede cumplir con sus vencimientos de deuda y la insostenibilidad del pasivo financiero argentino en el
corto y mediano plazo. Se concede que sobre el PBI nacional, los títulos
públicos emitidos bajo legislación extranjera no implican un porcentaje alto;
pero que por el perfil de vencimientos y deuda pública hacen imposible su
cumplimiento. Se
muestran además gráficos sobre la economía argentina, los dos años y medio de
estancamiento y la necesidad de volver a crecer para generar divisas que
garanticen el pago futuro. Y se concluye el encuentro sin que se de ningún tipo
de anticipo sobre la oferta de canje, sobre los títulos que se emitirán, las
fechas en las que se concretará el proceso de negociación y cierre del
proceso. Tampoco se menciona palabra sobre el sendero
fiscal que el país mantendrá hasta el 2024, fecha teórica en las que comenzarán
los pagos; como tampoco cual es el plan de liquidación y cumplimiento de la
deuda en pesos emitida bajo legislación nacional. Todo termina con un apretón
de manos, el deseo de un final feliz y una sonrisa de despedida.
Así son los encuentros que en estos días mantiene el equipo
de Martín Guzmán con los
representantes de los fondos de inversión Greylock, Fidelity, BlackRock, Pimco y Templeton;
entre otros, quienes van manteniendo reuniones privadas con el ministro de
Economía. El funcionario está cumpliendo una orden de
Alberto Fernández, que conminó al titular del Palacio de Hacienda a recibir a
los acreedores más importantes, antes del lanzamiento de la oferta y con el
objetivo de mejorar la imagen negativa que la Argentina mantenía con los acreedores. El
cambio de actitud fue uno de los primeros consejos de Lazard, contratado para asesorar al país en el
proceso de reestructuración de los aproximadamente u$s70.000 millones que se
incluirán en la oferta; y que había advertido a los funcionarios argentinos
sobre el mal clima exterior ante la posición de amenaza que se presentó a los
acreedores y el adelanto de la “frustración” que generará la oferta. La actitud de recibir a los principales fondos tenedores de
deuda apunta a mejorar el clima, y a preparar el terreno para unas
negociaciones que se descartan serán durísimas; pero que tendrían una peor
escenografía si se concretaran con mala predisposición de ambas partes.
El primer acto para mejorar la relación la dio el propio
gobierno el domingo pasado, al anunciar que el Bank of América y el HSBC, serán los bancos
colocadores. La recepción personal a los bonistas, es el segundo acto. El
tercer momento, serán las reuniones particulares que los fondos mantendrán con
los dos bancos contratados para la colocación; los que, junto con Fernández,
Guzmán y un puñado limitadísimo de funcionarios, son los únicos que conocen la
oferta que hará el Gobierno en los próximos días. Para estos encuentros, el
Bank of América y el HSBC están desplegando en Buenos Aires verdaderos bunkers
de preparación de la documentación que se desplegará para establecer las
condiciones de negociaciones para que el proceso sea exitoso.
En el caso del HSBC, llegó ya a
Buenos Aires Gerardo “Gerry” Mato, CEO regional del banco, quién personalmente
se podrá al frente del desafío. Mato, también argentino,
tiene su historia reciente con la crisis financiera. Una de sus últimas visitas
al país fue antes de las elecciones PASO de agosto del 2019; donde cuestionó
los diagnósticos del anterior CEO local del banco, Gabriel Martino, quién
aseguraba una buena fortuna electoral para Mauricio Macri. Mato (que contaba
con sus propios asesores) anticipaba una elección más reñida y una posibilidad
cierta de triunfo de opositor, pronosticó una inflación de más de 40% para el
2018 un salto del dólar ante la posibilidad de un triunfo opositor en las PASO,
y, lo más importante, la necesidad de una posible reestructuración de la deuda
si vencía Alberto Fernández. Antes
le había prohibido a Martino continuar
con el financiamiento del Programa de Participación
Público Privada (PPP) para concretar proyectos de obra
pública. Fue también quien dispuso un cambio en la cúpula de la entidad, con la
mudanza de Martino a Londres (a quién había defendido en los
peores años de embestida kirchnerista) y la llegada de Juan Marotta como CEO
local. Ahora, triunfador en sus pronósticos y sus decisiones, Mato será la
“Lethal Weapon” que el HSBC desplegará para su actuación en el proceso de
reestructuración de la deuda.
Los tenedores de la deuda argentina comenzaron a llegar al
país desde el viernes pasado, desafiando cualquier amenaza de coronavirus y de
potenciales problemas de visibilidad pública. Se comenta en la plaza hotelera
más exigente de la ciudad, que las habitaciones más importantes están
absolutamente colapsadas, así como las salas de reuniones de los bussines
center. Cuentan empleados de esos hoteles que nunca
vieron semejante tecnología informática y de comunicaciones; y las órdenes de
los gerentes de los establecimientos de mantener el más absoluto secreto sobre
lo que se ve y escucha. Una de los equipos más
sofisticados que se están viendo en estos días, traídos para la ocasión por los
propios acreedores, son las pantallas transparentes de 42 pulgadas que combinan
la posibilidad de desplegar cuadros, diseñar gráficos, escribir textos, recibir
ordenes verbales y comunicarse vía satelital con las sedes de Nueva York,
California o Londres. Semejante demostración de tecnología inédita en el país,
tiene su justificación. Muchos de los acreedores se juegan, en algunos casos,
hasta u$s 5.000 millones en un puñado de bonos comprados durante el macrismo; y
por esto decidieron desplegar durante estas semanas en Buenos Aires sus principales
armas humanas negociadoras y a toda la tecnología que sea necesaria. Son los
jugadores de póker que tanto promocionaron desde el gobierno con los que se
deberá negociar, y de los que, en definitiva, dependerá que el país caiga o no
en default.
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