Por Leandro Gabin - En
el mercado financiero, a pesar de la falta de información con respecto a lo que
será la oferta oficial sobre la deuda pública, algunos se siguen ilusionando
con una salida ordenada, tal como pregonó Alberto Fernández en su discurso ante
el Congreso.
Los fondos de inversión
que están por Buenos Aires buscando reunirse con alguien del equipo económico
se llevan poco y nada. Algunos son recibidos por los segundos de Martín Guzmán,
como el secretario de Finanzas, Diego Bastourre; o Lisandro Cleri, el titular
de la Unidad Especial de Sustentabilidad de la Deuda Externa.
Los mismos emisarios de
Guzmán se encargan de aclararle a los interlocutores que son charlas "off
the record", lo que restalta la "informalidad" que le busca
imponer el equipo económico a una reestructuración de la que se habla mucho y
se conoce muy poco.
iProfesional ya
había adelantado el malestar y fastidio de los
principales acreedores de la deuda por la estrategia oficial de
mantener silencio de radio y no despejar dudas. Lo que más preocupa es que no
creen que Guzmán tenga un plan económico
consistente y, por eso, no están dispuestos a aceptar una quita importante.
Sea como fuere, en el mercado financiero hay margen para que
haya cierto optimismo. Las palabras de Alberto Fernández siempre fueron
"conciliadoras" hacia los inversores. Incluso se sabe (y los saben
los acreedores) que el Presidente no quiere un default de la deuda.
En la interna del Gobierno
hay quienes no ven con tan malos ojos el desenlace menos deseado por Alberto.
Es, obviamente, la línea más kirchnerista dura que encabeza la ex presidenta
Cristina Fernández. Los funcionarios que le responden a ella deslizan por lo
bajo que "el default es una posibilidad porque no se puede pagar".
Pero en
Wall Street le prenden una vela a que el Presidente siga siendo el
"pragmático" que históricamente demostró ser. Los riesgos no son
menores, pero -hasta ahora- pareciera que hay algo de esperanza.
En ese orden de ideas, en
algunos bancos de inversión creen que si el Gobierno le reconoce entre el 60% y
70% del capital (lo que generaría una quita máxima del 40% en términos de valor
presente neto), los acreedores se sumarán masivamente a la oferta.
Para Alberto Bernal, jefe de
estrategia de XP Investment, si el Gobierno ofrece a los inversores algo
decente (léase, una transacción con una quita del 30-40% sin recorte nominal,
alguna reducción de cupón, alguna extensión de vencimiento y un período de gracia),
lo más probable es que se haga un acuerdo en los próximos meses.
Los acreedores verían tentador este deal ya que los bonos argentinos
cotizan en torno al 40% de su valor. Esto es, creen que la quita podría llegar
al 60%. Cualquier cosa mejor que eso, gatillaría una alta adhesión a la oferta
oficial.
"Pero si Argentina se vuelve codiciosa en aras
de lograr una reducción efímera en el nivel de deuda/PIB, entonces los
inversores lucharán. Y lo más probable es que luchen muy duro",
advierte Bernal.
"Una vez más, el camino pragmático aquí es lograr una rápida
finalización del proceso de reestructuración de la deuda. El camino ideológico
implica horizontes de tiempo de negociación mucho más largos, tasas de crecimiento
mucho más bajas y dificultades mucho más altas para la sociedad", alerta
XP Investment.
Sin embargo, Bernal espera
que el presidente Alberto Fernández "demuestre ser pragmático".
"Casi todo lo que
estamos escuchando en Buenos Aires parece sugerir que el Ministro Guzmán y su
equipo quieren solucionar este problema pronto. Continuamos creyendo que los
precios de los bonos argentinos
tienen un potencial de alza desde los niveles actuales", agregó.
Más allá de las
especulaciones, hasta el momento se conoce muy poco de lo que será la oferta
argentina. El "secretismo" que maneja Economía molesta a los inversores
que buscan algún indicio para posicionarse.
Primeros pasos
Por lo pronto, se especula
que la semana que viene se podría conocer la propuesta oficial para empezar a
pulirla con los acreedores. Recién ahí comenzarán las reales negociaciones. Por
ahora, recién se activó el proceso para poder saber quiénes tienen en su poder
los bonos que serán
reestructurados. Para eso se contrató a Morrow Sodali, que ya empezó con la
tarea de recopilar esa información.
En el ida y vuelta que se
espera que haya entre el equipo de Guzmán y los bonistas, los principales fondos ya avisaron
que exigirán que el capital de la deuda no se toque.
Además destacan que el plan fiscal que
presentó el ministro, para nada ambicioso y en el que estima recién un
equilibrio fiscal en 2023 y crecimiento del 2% en los próximos años, "no
es consistente con una renegociación de buena fe".
Los fondos de inversión
más grandes, que son los tenedores de la deuda más relevantes, creen que el
sendero fiscal puede ser algo que ingrese en las negociaciones que empezarán a
sucederse en las próximas semanas.
Dicen que dentro del "mix" que podría llegar a presentar Guzmán
habría un mayor esfuerzo fiscal para lograr un nivel de adhesión alto en la
reestructuración. "Lo que mostró en el Congreso no es un plan consistente en
lo fiscal. Parece que los costos de los desequilibrios quieren que los pague el
bonista, y eso no lo vamos a aceptar", repiten en Nueva York.
En todo
caso, los acreedores ven una "larga y tediosa" negociación con el
equipo económico por la deuda. Ya es virtualmente imposible cumplir el
cronograma oficial de tener resuelto el tema a finales de este mes.
A no ser que la oferta de Guzmán sea muy atractiva para los bonistas, algo
descartado, habrá un intercambio de posiciones intenso que extenderá los plazos.
"Seguramente, en esta
primera ronda de negociaciones se irán conversando algunos aspectos de la
oferta. Pero esto seguirá y habrá que esperar a ver si se ponen de acuerdo. Los
acreedores llegan con una mirada 'racional' del tema, saben que les va a tocar
ceder, pero esperan que el Gobierno también ponga lo suyo para evitar un
default", remarcaban desde un banco de inversión
con llegada a los acreedores.
La pulseada entre el Gobierno
y los acreedores recién comienza. El desenlace se desconoce pero lo que sí se
sabe es el tinte. "En el tema de la deuda hay muchos intereses en juego.
Hay gente con intereses distintos a los del país, que no duda en jugar
fuerte", deslizó Alberto Fernández el domingo al inaugurar las sesiones
ordinarias del Congreso.
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