Por Martín Kanenguiser - Los fondos de inversión que se reunieron con el ministro de Economía,
Martín Guzmán, expresaron una mezcla de decepción e inquietud por la falta de
definiciones del Gobierno en torno de un acuerdo para evitar el default de la
deuda.
La sensación predominante entre los inversores es que el Gobierno no
tiene la intención de arreglar rápido esta cuestión, pese a los altos
vencimientos que tiene el país desde el mes próximo en dólares.
Aunque en
este grupo no todos tienen la misma visión ni comparten la misma estrategia, sí los une el objetivo de que el país no
caiga en default, a diferencia de los fondos de cobertura más agresivos que,
si el precio de los bonos cae más, optarán por volver a litigar en los
tribunales de Nueva York.
Mientras
algunos partían de regreso a Nueva York y otros decidieron permanecer unos días
más en Buenos Aires en búsqueda de alguna respuesta, fuentes que participaron
de algunos de los encuentros con Guzmán y con el presidente de la cámara de
Diputados, Sergio Massa,
admitieron su confusión.
Guzmán los
recibió por separado y Massa en forma conjunta.
Los fondos
que viajaron al país intentaron buscar definiciones para avanzar en las
negociaciones, dado que el Ministerio de Economía fijó un cronograma que
finaliza el 31 de este mes.
El ministro no les abrió el juego, pero promete que antes de fin de mes
difundirá la oferta. Expertos afirmaron que el Gobierno no puede dar a conocer
detalles parciales antes de que la propuesta se dé a conocer públicamente.
La intención
era saber cuáles eran los lineamientos de la propuesta, aunque todavía no
estuvieran los detalles, pero se encontraron con respuestas vagas por parte del
equipo económico.
“No quedó en claro cuál es el plan para resolver esta cuestión”, dijo un
participante de las reuniones.
“La idea era
tener algún dato preciso de la oferta y no se planteó”, admitió la fuente.
La disputa de
fondo está en torno de cuál es el precio del nivel de riesgo que reflejan los
bonos de la Argentina, en la “tasa de salida” (exit yield) que debe surgir de
la propuesta para evitar un default.
Mientras que los inversores privados entienden que esta tasa no puede
bajar del 12 o el 13 por ciento, el Palacio de Hacienda entiende que una tasa
de dos dígitos hace que la deuda argentina no sea sustentable, concepto que
Guzmán repite una y otra vez en público y en privado.
El ministro se limitó a escuchar las ideas de los ejecutivos y a darles
pocas pistas. No se trata
de una estrategia blanda o dura, sino, al parecer, de un plan que todavía no
existe, según la conclusión de sus invitados.
Ante Massa
los fondos también expresaron su inquietud por la falta de definiciones, pero
al menos recibieron una explicación en cuanto al sendero que pretende transitar
el Gobierno para recuperar el crecimiento. El presidente de la cámara de
Diputados les dijo que Guzmán goza del apoyo pleno del Gobierno para delinear
la estrategia de la negociación con los acreedores privados y que no deben
buscar ventanillas alternativas. Además, les pidió que negociaran con buena fe
y que no se formule una oferta que el país no pueda pagar.
Las fuentes mostraron su sorpresa por el “sentido común” del ex jefe de
gabinete y su entendimiento de que no es posible llegar a un acuerdo si el
valor presente de la oferta no está por encima de 55 o 60 centavos como
pretendería el Gobierno.
El otro
mensaje que transmitieron los fondos es que el tiempo no es infinito: el
Gobierno enfrenta un vencimiento de unos USD 500 millones en intereses a fines
de abril y de más de USD 5.000 millones en mayo, entre el Bonar 24 y el Club de
París.
Mientras que
el primero de estos pagos está bajo el paraguas de la ley local –y puede ser
canjeado sin exponerse a un juicio–, una refinanciación del Club de París no será sencilla si no hay avances
en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sobre todo
porque el ministro quiere estirar los pagos y, al mismo tiempo, reducir a la
mitad el nivel de la tasa de interés acordada por el ex ministro Axel Kicillof.
“El Club es
muy burocrático. Muchas veces intentamos mejorar los plazos y, aun con el apoyo
de los países aliados, era imposible. Ahora, con relaciones internacionales más
confusas y con un programa con el Fondo que está muy lejos todavía, va a ser
más difícil todavía”, expresó un ex negociador del país.
Sin
embargo, el ministro expresó en el
Congreso que la Argentina está dispuesta a dar una batalla para mostrarse como
un caso testigo en materia de reestructuración de la deuda.
Muy
convencido de sus ideas, Guzmán
parece olvidar que un escenario similar ocurrió hace menos de 15 años y el
resultado fue un largo default que se tradujo en alta inflación, falta de
crecimiento e inversiones y empeoramiento de los indicadores sociales durante
el kirchnerismo.
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