Por José Luis Brea - El relato oficial de que no hay problemas hoy en la
Argentina para ingresar productos o equipos importados y que las demoras que
denuncian muchas empresas se deben a controles técnicos de rutina empezó a ser
cuestionado no ya en declaraciones, sino formalmente.
A 10 días del debut del Sistema de Importaciones de la República
Argentina (SIRA), que reemplazó al Sistema Integral de Monitoreo de
Importaciones (SIMI), un número creciente de sectores y compañías muestran
inquietud por las dificultades que enfrentan algunas operaciones y por los
plazos en los que podrían acceder efectivamente a los dólares para pagar las
compras al exterior.
Es el caso, por ejemplo, de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos
Argentinos (Cilfa), que anteayer envió una nota al presidente del Banco
Central, Miguel Pesce, con “una primera evaluación” del SIRA, en la que afirma
que “la comunicación A7622 [que pone en vigor el sistema] no permite cursar
pagos anticipados por el mercado de cambios para la importación de bienes de
capital, lo que paraliza el avance de proyectos ya iniciados y desalienta los
planificados”.
La entidad agrega, entre otros puntos, que eso generar á problemas
económicos y legales con los proveedores comprometidos, según el texto firmado
por el director ejecutivo, Eduardo Franciosi. consultó al Banco la nacion
Central, pero no obtuvo respuesta.
También ayer, en un encuentro con Sergio Massa, la Cámara Argentina de
Comercio (CAC), acercó al ministro una carpeta en la que solicita “atender
aspectos del flamante SIRA” y “resolver inconvenientes registrados por las
empresas, a la vez que se expresen mayores detalles sobre la normativa”. La
entidad incluso propuso un “mecanismo alternativo, coexistente con los
establecidos, que brinde opciones a laspymesp aras u normal aprovisionamiento
”. Según pudo saber La Nación, Massa les pidió “paciencia”. Estos planteos
formales se suman a las reuniones que esta semana mantuvieron equipos de la
Secretaría de Comercio con la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Asociación
de Fabricantes de Automotores (Adefa) en el mismo sentido, que se sumaron a su
vez a encuentros que ya se habían hecho con la industria minera y los
despachantes de Aduana.
Según fuentes de la cartera de Matías Tombolini, “el sistema automatizó
datos y a muchos les dio plazos de 180 días, pero ahora se está viendo si no
hay excepciones, como en el caso de las pymes, que tienen plazos de 60 días, y
se está trabajando sobre otros insumos especiales; cuando se pone en marcha un
sistema nuevo aparecen consultas y ajustes necesarios”.
En una automotriz contaron que en la reunión con las autoridades
pidieron por la aprobación de importaciones y por los plazos de pago. “Estamos
buscando un mecanismo que agilice el sistema y nos dé previsibilidad”,
explicaron.
Desde que entró en vigencia el nuevo sistema, el 17 de este mes, también
se registraron problemas con varios proveedores de las automotrices. “Hay
trabas burocráticas, de trámites, pero al final se demora todo”, explicó un
autopartista a este medio. Y agregó que cuando uno de los organismos
intervinientes acepta la documentación, suelen aparecer contratiempos en otro.
La planta de Ferreyra de Fiat, por ejemplo, tuvo que interrumpir el
turno mañana del miércoles pasado porque un proveedor no llegó con las entregas
pautadas, señaló una fuente de la fábrica.
Consultado por la nacion, el director general de la Aduana, Guillermo
Michel, dijo que no hay reclamos de empresas grandes, aunque reconoció que
podría haber problemas con operadores más chicos, cuyos casos se están
analizando. También admitió que el organismo que conduce está haciendo más
controles sobre los pagos anticipados de bienes de capital. “Los estamos
analizando de manera detallada porque es donde se detectó la mayoría de las
irregularidades. Por ejemplo, salía el pago a cuenta y luego no traían los
bienes o traían una mercadería por un valor distinto al declarado; hay
controles que antes no se hacían”.
Esa mayor fiscalización, enfatizan, permitió detectar casos absurdos,
como el de un vendedor de neumáticos que había pedido permiso para importar un
avión de US$5 millones.
Michel, que hoy recibirá al Centro de Despachantes de Aduana, y espera
reunirse también con la UIA en unas semanas, prometió que “si hay algo que
perfeccionar y mejorar lo vamos a hacer”.ß
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