Por Por Diego Cabot - La causa de los cuadernos de las coimas empezó a
transcurrir momentos determinantes. Desde hace tres años, la parte central más
importante del expediente espera el inicio del juicio oral; desde entonces,
decenas de hechos que son parte de la acusación son tratados por el tribunal de
primera instancia para evitar futuras nulidades o recursos. Una verdadera
madeja procesal con más de un centenar de imputados que ahora pugnan por
desarmar el expediente. A cualquier precio y con todos los medios posibles.
En ese tránsito lento pero constante, la causa más grande por corrupción
que se haya instruido en las últimas décadas sufre ataques de todo tipo para
impedir que se inicien las audiencias en las que se ventilarán las pruebas, de
testimonios a peritajes. Por estos días, un peritaje caligráfico se ha
convertido en el fetiche de abogados, militantes y periodistas para
desacreditar las acusaciones. En Comodoro Py, mientras tanto, nadie le concede
peso a esa medida probatoria, que ni siquiera se produjo en la causa principal.
El peritaje arrojó algunas cosas concretas. La primera es que reconoció
que los cuadernos fueron escritos por Oscar Centeno, el chofer del Ministerio
de Planificación Federal que llevaba a funcionarios a retirar bolsos de
empresarios. Eso coincide con lo que el propio Centeno ha confesado. La otra es
que hay diferencias en los trazos, en las tintas que se usaron durante 10 años
de escritura y que hay tachones y remarcados. El punto es que no parece nada de
extraordinario que haya cambiado de lapicera o que algunos trazos de letras
hayan variado con el tiempo. la nacion expondrá en esta nota algunas de las
diferencias que se expresan con los documentos oficiales.
Uno de esos embates lo encabeza, desde hace tiempo, un empresario
confeso: Armando Roberto Loson, un exitoso hombre de negocios, la mayoría de
ellos con el Estado del otro lado, que es arrepentido en la causa. Con el
patrocinio de Indalecio Vela, el dueño de la firma Albanesi, intenta meter una
cuña en la causa madre, con suerte dispar. Su iniciativa se suma a la que
también intentaron los empresarios Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, y
Néstor Otero, concesionario de la terminal de Retiro, que solicitaron acceder
al celular de este cronista, o lograr que se les entreguen las filmaciones de
todo el barrio de Vicente López donde funciona la redacción de la nacion.
Aquellas medidas de prueba, solicitadas en otro expediente iniciado por él
mismo y no en cuadernos, fueron receptadas por el juez Marcelo Martínez de
Giorgi, quien hizo lugar a parte de los pedidos. Finalmente, la Cámara Federal
falló en contra y protegió las fuentes periodísticas, un derecho consagrado en
la Constitución.
Esta vez, Loson fue por el mismo magistrado y logró que le autoricen
hacer un peritaje caligráfico en una causa paralela, caratulada “NN sobre falso
testimonio con cohecho, abuso de autoridad y violación de deberes de
funcionario público, falsificación de documentos públicos,
La confesión de Loson coincide con los datos que aportan los cuadernos
estafa y asociación ilícita”. Como se dijo, no lo hizo en cuadernos,
sino en una causa que él mismo instruyó.
Mientras esto sucedía, en la causa madre que tramita en el juzgado de
Julián Ercolini, Loson es arrepentido y desde hace tiempo peregrina por los
pasillos, sin suerte, con un intento de que su caso pase a la Justicia
Electoral. Su argumento para pedir el cambio de fuero tiene incorporada su
culpabilidad: sostiene que si bien entregó dinero a funcionarios lo hizo para
la campaña y que eso no constituye otra cosa más que una desprolijidad
contable, al no reclamar el recibo del partido al que le dio los billetes.
Loson y el abogado Vela ya hicieron dos veces el planteo y recibieron dos
rechazos. Ahora, el pedido espera la resolución de la Cámara Federal para ver
si su caso cruza de vereda y abandona el fuero federal para recalar en el más
benévolo electoral.
La confesión de Loson
El dueño de Albanesi se arrepintió en la causa cuadernos en 2018.
Reconoció que pagaba a funcionarios y que siempre venían en un Toyota Corolla
gris a cobrarle. Justamente, Oscar Centeno manejaba un auto similar.
La confesión que en su momento entregó el empresario a la Justicia tiene
varios elementos que ilustran aquella época, además de que cuadran perfecto en
los datos que se desprenden de los cuadernos que ahora impugna en un peritaje
caligráfico. Cada uno de aquellos hechos que entregó Loson estaba detallado en
las anotaciones del chofer.
“Nuestra relación principal, en cuanto a la empresa Albanesi con
funcionarios, es a través de Cammesa. El 50% del capital accionario de Cammesa
es estatal y el otro restante de los generadores de gas. Aclaro que el
presidente de Cammesa siempre fue el secretario de Energía, pero en el gobierno
anterior [Julio] De Vido cambió eso y pasó a ser él el presidente. Su
vicepresidente era Esteban Kiper y había un abogado que se llamaba Abut. Así,
el Ministerio de Planificación pasó a manejar la energía, como los proveedores
de gas y gasoil. El gobierno tomó el control de todo esto, ellos decían qué
máquinas emplear y qué quemar, si gas o gasoil. Nosotros tuvimos que ceder
nuestros contratos de gas con YPF, Panamerican Energy, Total, al Estado”, contó
Loson en su momento.
Luego, prosiguió con el crudo relato de la corrupción. “Nosotros
cobrábamos por factura de Cammesa, que esa época se pagaba hasta 134. Pero
desde ahí pasamos a depender directamente del Ministerio de Planificación. Es
decir, el ministerio tomó la batuta. Decía quién cobraba y quién no. Es más,
llamábamos a Cammesa y nos decían que teníamos que hablar con Planificación.
Por otro lado, gran parte de estas facturas estaban cedidas a los bancos que
financiaban las obras. Son inversiones muy grandes y era muy importante para
nosotros la regularidad de los pagos […] Por el hecho de ser una empresa
importante, aunque no perteneciéramos a la obra pública, fuimos víctimas de
requerimientos de dinero, sobre todo para las campañas, por eso las fechas que
se me imputan son durante los años 2013 y 2015”, reconoció el empresario en
sede judicial.
Cómo, cuánto y a quién
Como varios empresarios, Loson no ahorró en detalles. “En cuanto a la
forma del requerimiento, en una de las reuniones que asiduamente teníamos en el
Ministerio de Planificación por temas energéticos, [Roberto] Baratta pide verme
aparte y me escribe en un papelito tipo block 1.800.000 pesos, lo que quería
decir que debíamos colaborar con esa cifra. La segunda vez me lo dijo
personalmente y me pidió 50.000 pesos. La verdad, no estoy seguro ni me consta
que ese dinero haya ido para la campaña”, dijo.
Finalmente, en lo que fue su primera estrategia de defensa, la que ahora
intenta reescribir, el dueño de Albanesi, empresa que fundó su abuelo, dio
detalles sobre los retiros del efectivo. “Es cierto que hubo más de una entrada
a la cochera para retirar el dinero, pero fue porque no le di toda la plata
junta. Las entregas que se relatan en la calle son imposibles. Siempre entraron
a la cochera, yo le daba la bolsita, nunca le di la plata toda junta porque no
la tenía, se la di de mi bolsillo. Yo no podía vincular en esto a la empresa.
Tenía que cumplir porque las presiones eran muchas. El que manejaba los pagos
de Cammesa hacia la empresa también era Roberto Baratta. Él decía quién cobraba
y quién no y Baratta me corría con los pagos. Me decía: “Mirá que tenés que
cobrar, que la cosa viene dura”. Yo le decía que iba a cumplir, pero que no
tenía todo el dinero junto. Antes de las entregas, Nelson Lazarte me llamaba para
ver si podía pasar. Él era mi contacto. Siempre las entregas se las hice a
Nelson, que pasaba en un auto con chofer, que era un Toyota Corolla color
gris”.ß |