El Ministro de Economía Sergio
Massa postergó su viaje a Francia para negociar con el Club de París el pago de la
deuda por más de u$s2.000 millones que el país mantiene con el grupo acreedor.
Si bien estaba previsto que la negociación se cierre a fin de mes, se pasó para
la primera quincena de noviembre, según pudo confirmar Ámbito.
Sergio
Massa sigue una ruta de reclamo que había inaugurado Martín Guzmán: pedir una
reducción sustancial en la tasa de interés que el organismo le cobra al país
por su deuda de u$s2.400 millones, y que actualmente llega al 9% anual. La
intención del ministro de Economía es que ese nivel (muy alto) de intereses, se
reduzca a un porcentaje más cercano a los niveles del actual mercado
internacional y que, eventualmente, si el país no cumple en el futuro con los
compromisos que se fijen dentro del plan de pagos que se cierre en las
negociaciones; las tasas vuelvan a ser las de castigo. Por ahora rige el
“puente de tiempo” negociado por Guzmán a comienzos de año, y que culmina en
junio de 2024. Cuanto antes cierre Massa el acuerdo, menos intereses se
pagarán.
Dentro del Club, el primer acreedor es Alemania
con un 37,37%, dinero generado de manera mixta; con créditos directos
para empresas privadas (en los ‘90), sumado a viejas líneas del gobierno alemán
a la Argentina de décadas anteriores. En el listado luego aparece Holanda con
un 7,98% de la deuda. Se trata de otro caso complicado, donde por cuestiones
culturales no existe mucha flexibilidad para países que no cumplen con sus
pagos. Los Países Bajos votan tradicionalmente en el board del FMI en contra de
los acuerdos que propone Argentina. El cuarto acreedor del país es España, con
un 6,68% de la deuda.
Es el rezago generado por el crédito que en 2001 giró el gobierno
de José María Aznar, para ayudar a sostener la convertibilidad y los giros de dividendos de las
compañías españolas radicadas en el país. El total de ese crédito fue de unos
u$s1.100 millones, Argentina los declaró en default en diciembre de 2001 con el
resto de la deuda externa argentina y durante la primera etapa de gestión
de Néstor Kirchner hubo un intento de negociarla por
fuera del Club de París, en mejores condiciones que el resto de los acreedores.
La presión del resto de los socios de la Unión Europea hizo que el
pasivo se sume a la demanda general del Club de París. Massa quiere cerrar el
problema de la deuda con los 22 países acreedores que integran la agrupación, y
poder así hablar sobre el futuro de la Argentina en el sistema financiero
mundial. Especialmente para liberar líneas de infraestructura y energía que
empresas privadas europeas requieren al Banco de Desarrollo para dirigir al
mercado local, pero que por los problemas crónicos de incumplimientos y falta
de acuerdo (y poco marketing local) están cerrados.
Sabe el ministro que muchas empresas de esos sectores, especialmente
europeas, están dispuestas a invertir en el país; pero que tienen cerradas las
fuentes de financiamiento público ante la exigencia anterior de un acuerdo con
Argentina. Es una situación que se repite en los sectores petroleros,
laboratorios, minería y obras civiles, donde las intenciones de apostar en la
Argentina son concretas, pero el financiamiento prohibido.
Hace unas semanas, Massa estuvo en Nueva York y mantuvo un encuentro con
Emmanuel Moulin, Secretario del Tesoro de Francia donde se avanzó en las
negociación. En esa oportunidad, el equipo económico aseguró que el acuerdo
estaba "casi cerrado".
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