Por Claudio Zlotnik - Desde que llegó de los Estados Unidos,
Sergio Massa se puso al frente de diversos
anuncios. Todos destinados a cumplir un objetivo: que la inflación anual, que se
encamina al 100%, tenga
un impacto negativo controlado. Que no se transforme en un sideral quebranto en
los ingresos de la población.
Evitar un recorte "real" en el poder de compra de las familias
luce imposible, con una inflación récord para las últimas tres décadas. Massa,
en ese contexto, busca que la pérdida sea lo mínimo posible.
La preocupación en la Casa Rosada es que el malestar de la sociedad por
esa baja del poder adquisitivo desemboque en un incremento notable de
la protesta en las calles.
Massa, ante la presión del kirchnerismo por
un bono
En simultáneo,
hay una cuestión política ineludible: la presión cada vez más notoria del
kirchnerismo para que se tomen medidas de
emergencia para este momento.
Máximo Kirchner llevó el reclamo a viva voz en el acto del 17 de octubre
en la Plaza de Mayo: "Nuestros trabajadores, quienes ganan menos, aparte
de su paritaria que recuperaron durante el gobierno de Néstor
Kirchner, también necesitan una suma fija que los saque del ahogo al
que están sometidas sus familias", reclamó el diputado.
Esa es, precisamente, una medida que Massa demora, justo en un momento
donde les está reclamando a las empresas alimenticias que congelen los precios
de una canasta de productos durante los próximos tres a cuatro meses. ¿Cómo
podría ser efectivo en el pedido si, al mismo tiempo, obliga a los ejecutivos a
otorgar una suma fija?
Desde la Casa Rosada admiten la posibilidad de que ese bono salga
en algún momento antes de fin de año.
La propuesta de un bono por $30.000, por una única vez, surgió hace
algunas semanas desde el kirchnerismo. Tal como reiteró el lunes desde la
Plaza, el diputado Kirchner hizo alusión a esa posibilidad, a modo de reclamo
al Gobierno.
Por ahora, esa idea fue rechazada por la propia CGT, ya que los
sindicalistas son más proclives a que las mejoras salariales se materialicen
únicamente mediante las paritarias. De hecho, varios sindicatos ya reabrieron
las negociaciones. O directamente acordaron con los privados un adelantamiento
de los aumentos que correspondía efectuar más adelante en el año, o incluso ya
a comienzos de 2023.
Cambios en Ganancias
A diferencia del bono para los asalariados, que por lo pronto deberá
esperar, hay distintas iniciativas que ya se pusieron en marcha.
Todas con el mismo objetivo: un intento por compensar la aceleración
inflacionaria.
Una de las más relevantes fue la actualización
del piso de Ganancias, que Massa terminó de definir ayer martes por la
tarde. Por decreto, se elevará la deducción especial para que empiecen a pagar el Impuesto a las Ganancias
quienes tengan sueldos brutos de $330.000 mensuales. De esta forma, desde
noviembre dejarán de tributar unos 350.000 trabajadores.
Lanzamiento del IFE 5
El Gobierno dará un bono especial de $45.000 en dos cuotas -a
cobrarse en noviembre y diciembre- para sectores vulnerables. Eso sí, lo cobrarán
exclusivamente quienes no reciban ningún plan social y estén desocupados.
"Son personas que sienten que el Estado no los está
protegiendo", dijo Massa. El mecanismo de pago será definido en los
próximos días por la Anses.
Sueldos: avanzan las paritarias
En el sector privado, la mayoría de los grandes gremios más
representativos ya reabrieron los acuerdos firmados durante la primera parte
del año. Desde bancarios a empleados de comercio y la UOM, la idea
fue adelantar aumentos de salarios ya pautados para el año 2023, y además
incorporar cláusulas gatillo para diciembre próximo.
La novedad, si se quiere, vino por el lado del Estado. A diferencia
de lo sucedido años anteriores, ahora los trabajadores de la administración
pública se aseguraron alzas salariales cercanas al 90%. El gobernador
Kicillof anunció ese incremento horas antes de los actos por el 17 de Octubre.
¿Congelamiento de precios?
Tal cual publicó iProfesional, el Gobierno
negocia que la nueva canasta de "Precios Justos" -que
debería mantenerse sin cambios en los precios durante el verano- incluya entre
1.200 y 1.500 productos de primera necesidad.
Se busca que incluya, además de alimentos, bebidas, artículos de higiene
personal y limpieza del hogar. El nuevo acuerdo debería comenzar el 1° de
noviembre y mantenerse hasta finales de febrero.
La negociación viene complicada: las compañías se resisten a
comprometerse a un congelamiento de precios, en un contexto de inflación
mensual superior al 6%.
La decisión de avanzar en un nuevo acuerdo que contenga la inflación de
los alimentos se produce tras la presión del kirchnerismo, y de la propia
Cristina Kirchner, para que el Gobierno tome medidas que sirvan para contener
el alza de los precios de la comida.
En concreto, desde el ala kirchnerista de la coalición gobernante
reclaman que el ministro de Economía avance con un
congelamiento de precios de la canasta básica.
El cuidado de las reservas del Banco Central
En simultáneo
con las medidas de corte social para hacer frente a la inflación récord, Massa
puso en marcha un cuidado muy celoso sobre
las reservas del Banco Central.
El ministro sigue convencido de que la única forma de evitar una
espiralización inflacionaria es con dólares en el BCRA.
Por eso acaba de debutar un nuevo esquema de controles a las
importaciones (SIRA).
Con estos nuevos controles, el Banco Central dejó de vender divisas en
el mercado (en forma neta) y entre lunes y martes acumuló un resultado positivo
de u$s46 millones.
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