Por
Sofía Diamante - El Gobierno confirmó ayer el aumento en las tarifa s de gas a
partir del martes próximo1º de marzo, que será de entre 14% y 15% para las
pequeñas y medianas empresas, mientras que para los usuarios residenciales
osci0,6% lará entre 19% y 20%. La ratificación se desprende de la publicación
ayer en el Boletín Oficial de un incremento de ingresos de 60% para las
empresas transportistas de gas (donde operan TGN y TGS) y una suba del 36% para
las distribuidoras (Metrogas, Naturgy y Camuzzi, entre otras).
El
precio del GNC tendrá un alza final de 5%, un incremento promedio de $2 en los
precios del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde el metro cúbico
cuesta $40.
De
esta manera, se confirma también que, por lo menos en esta primera etapa, el
Estado no ahorrará en subsidios al servicio, ya que los usuarios residenciales
seguirán pagando solo el 29% del costo del gas, pese al pedido del ministro de
Economía, Martín Guzmán, de que las tarifas reflejen un costo mayor del valor
del insumo. La suba autorizada será para aumentarle los ingresos a las
empresas, luego de que en los últimos tres años, con una inflación acumulada de
186%, tuvieron una suba de solo 26% las distribuidoras y de 0% las empresas de
transporte de gas.
El
Tesoro, por lo tanto, cubrirá con transferencias el 71% del valor del gas
(entre el costo de producción nacional y el de las importaciones). Y, a medida
que transcurra el año, mientras la moneda se devalúa, la recaudación en pesos
de las tarifas cubrirá menos de los costos en dólares.
El
Ministerio de Economía había pedido en la audiencia pública que los usuarios
paguen el 55,6% de lo que cuesta el gas, de forma de no tener que aumentar las
partidas presupuestarias, que equivalen a $135.360 millones, según lo
presentado. Señalaba que si la situación seguía sin cambios, se iba a necesitar
una partida adicional de $81.000 millones (US$683 millones, según el tipo de
cambio que utilizó de $118,5). Por lo tanto, sugería que las tarifas tengan un
aumento adicional de entre 35% y 47% (sin tener en cuenta la suba en los
ingresos de transporte y distribución).
Dentro
de las tarifas de gas, el precio del insumo en sí tiene un peso de 32% en el
valor final de las boletas, mientras que el segmento de distribución explica el
25% y el transporte, el 12%; el resto son impuestos (31%).
El
año pasado, los subsidios a la energía representaron 2,3% del PBI, con
US$11.003 millones de transferencias del Tesoro. Un número no menor si se tiene
en cuenta que el déficit fiscal fue de 3,1% del producto. El gasto en subsidios
energéticos tuvo un aumento de 77% con relación a 2020 (1,6% del PBI) y de 131%
en comparación con 2019 (1,1% del PBI), según la consultora Economía &
Energía. Para este año, Guzmán proyectó que los subsidios al sector deben representar
1,7% del PBI.
El
fin de semana, la agrupación que lidera Máximo Kirchner dejó trascender que la
segmentación tarifaria basada en el valor del inmueble que propuso tendría un
ahorro fiscal de solo 0,08% del PBI, muy inferior al que pretende Guzmán. Según
el borrador del acuerdo con el FMI que trascendió estos días, la segmentación
tarifaria “se ampliará del AMBA a otras nueve áreas urbanas para fines de mayo
de 2022”.
En
números concretos: el costo total del gas en promedio es de US$4,84 el millón
de BTU (medida inglesa que se usa en el sector), de los cuales US$3,43 cubre el
Estado y US$1,41 pagan los usuarios residenciales (la llamada demanda
prioritaria). Los US$4,84 equivalen a $21,16 el metro cúbico (m3) de gas (y,
por lo tanto, los usuarios pagan $6,15 el m3 actualmente en promedio).
Para
este año, la Secretaría de Energía espera que el costo total del gas para
abastecer la demanda sea de US$2573,6 millones (calcula $305.179 millones a un
tipo de cambio de $118,5). Si el Estado cubre durante todo el año casi el 71%
de ese costo, significa erogaciones por $216.360 millones. Pero “dicha
situación deriva en una necesidad adicional de fondos del orden de los $81.000
millones”, señaló un informe publicado por el área que comanda Darío Martínez.
La
necesidad de actualizar tarifas está atada, además, a un problema que afecta a
todos los países: la disparada del precio internacional del gas natural licuado
(GNL). El año pasado, se importó gas a un valor promedio de US$8,3 el millón de
BTU. Para este invierno, Energía espera precios en torno a los US$23,7 (a ese
número luego hay que sumarle el costo de regasificación, de entre US$1 y US$1,3
por millón de BTU).
Adicionalmente,
el Gobierno tiene otro dolor de cabeza para este año: Bolivia venderá menos
volumen de gas a un precio esperado de US$7,46, ya que su producción cayó 13,5%
interanual en el último trimestre, según G&G Energy Consultants.
La
reducción de subsidios a la energía está en el medio de las negociaciones con
el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien remarcó en un comunicado que será
“fundamental reducir los subsidios a la energía de manera progresiva para
mejorar la composición del gasto público”. Gita Gopinath, la número dos del
Fondo, lo destacó también en su cuenta de Twitter luego de anunciar el
principio de entendimiento.
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