Por Juan Strasnoy
Peyre
- Junto a los capítulos fiscal y monetario, la meta de acumulación
de reservas será uno de los ejes claves del acuerdo que monitoreará de forma
trimestral el Fondo Monetario Internacional. En ese marco, el Gobierno discute hasta último momento cuál será
el monto del primer desembolso que hará el FMI en marzo y el
posterior escalonamiento de los envíos, como contó Ámbito esta semana. Además,
el equipo económico saca cuentas de los dólares netos que ingresarán al país
por el mercado de cambios oficial y por los giros desde otros organismos
multilaterales.
En
el anuncio del preacuerdo realizado a fines de enero, Martín Guzmán había
señalado que el objetivo de acumulación de reservas para este año sería de
u$s5.000 millones. En un borrador del 12 de febrero que se filtró en las
últimas horas (ver nota aparte), figuraba una meta de u$s5.800 millones. Aunque
este diario supo de fuentes oficiales que hay posibilidades de que finalmente
el número plasmado sea algo superior.
La
explicación es que los derechos especiales de giro (DEG) que el Gobierno
utilizó para pagar los primeros tres vencimientos de capital (unos u$s4.500
millones) del multimillonario Stand By que tomó Mauricio Macri, y que el Fondo
reintegrará como parte del nuevo programa de Facilidades Extendidas, serán
contabilizados dentro del objetivo de reservas. Así se lo confirmó una alta
fuente oficial a Ámbito. Como una parte de esos DEG se usará para cancelar
intereses al propio FMI por algo más de u$s1.000 millones, en términos netos
quedarán entre u$s3.000 y u$s3.500 millones.
Lo
que se negocia hasta último momento es que esos DEG sumados a los
correspondientes al vencimiento de marzo (algo más de u$s2.800 millones)
ingresen en el primer desembolso que haría el FMI el próximo mes, una vez
aprobado el nuevo programa. El Gobierno quiere que el monto sea aún mayor para
armar un mayor colchón de divisas de entrada y minimizar las tensiones ante
cada revisión trimestral (de las que dependerán la aprobación de cada envío del
Fondo para cancelar los vencimientos de la deuda contraída por
Macri), pero el organismo es reticente a ampliar mucho más el giro inicial.
Ese
punto, junto a la pauta de reducción de los subsidios energéticos y algunos
detalles de formulación de los “objetivos que no conllevan metas cuantitativas”
son los aspectos que restan definir del acuerdo técnico con el staff de
Washington. En el equipo negociador argentino confían en que el entendimiento
se cerrará esta misma semana para llegar a tiempo antes del deadline que
representa el vencimiento del 22 de marzo ante la escasez de reservas.
Si
eso se cumpliera, los pasos serían los siguientes: Guzmán y Miguel Pesce firmarían
la carta de intención antes del viernes desde Buenos Aires y esta se enviaría a
la capital estadounidense; el nuevo director del FMI para el Hemisferio
Occidental, Ilan Goldfajn, pondría entonces su sello y lo elevaría al
directorio. El mismo documento llegaría al Congreso para su aprobación y,
recién cuando haya aprobación del Parlamento nacional, el board lo votaría.
Pese a todos esos pasos, en los despachos oficiales esperan que se llegue a
tiempo para el 22 de marzo.
La
meta de reservas, como las demás, tendrá carácter trimestral y contemplará la
estacionalidad propia del flujo de divisas en el país. Así, será más alta para
el segundo trimestre, cuando ingresan los dólares de la cosecha gruesa, y menor
en el tercero y el cuarto trimestre. En el equipo económico aseguran que no
tendrán mayores problemas para cumplirlas.
¿Cuáles
son las cuentas que sacan los funcionarios? Por un lado, esperan que este año los desembolsos netos de otros organismos
multilaterales (sin contar los DEG del FMI) sean positivos en cerca de u$s2.000
millones. Los principales aportantes serían el Banco Mundial, el
BID y la CAF.
También
proyectan un importante saldo neto de divisas en el mercado oficial de cambios
(MULC), aunque trazan distintos escenarios. Con la expectativa de que los
precios de los commodities compensen el impacto de la sequía en el ingreso de
agrodólares, para los funcionarios el factor determinante podría ser la
cotización del GNL (junto al volumen de este combustible que se necesite
importar) y su correlato en la balanza energética: si afloja, creen que el
saldo neto en el MULC podría llegar a u$s5.000 millones este año; si no, el
número podría reducirse a alrededor de la mitad.
Por
otro lado, trabajan con la pauta de que la deuda con el Club de París (unos
u$s2.000 millones) se reestructurará después del acuerdo con el Fondo. Una
posibilidad es que se reprograme a cuatro años con vencimientos semestrales, lo
que descomprimiría otra vía de demanda de divisas.
Por
otro carril, continúa la negociación entre el BCRA y el Banco Popular de China
para la expansión en unos u$s3.000 millones del swap de monedas vigente y la
ampliación del uso de los yuanes que integran las reservas para pagos al país
asiático, sin que esto implique un cargo de intereses.
La
dinámica de las reservas es un punto central. No sólo por su meta. Ligado a su
evolución estará el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial. Y también
la proyección de crecimiento incluida en el acuerdo, que para este año se
ubicará en un rango de entre 3,5 y 4,5%; para los siguientes se estabilizaría
en niveles más bajos, algo por encima del 2%.
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