Sábado 19 - El Evergiven, un buque
portacontenedores taiwanés con bandera de Panamá de la naviera Evergreen, que
en marzo de 2021 bloqueó por unos días el Canal de Suez, por donde pasa el 10%
del comercio mundial (EFE)
Por
Sergio Serrichio - A la crónica inestabilidad macro, con su sobredosis de
inflación e incertidumbre que afectan el comercio exterior y la producción
argentina, en el último año se sumaron problemas de logística y el cada vez más
ajustado cepo cambiario que impone el gobierno a través de Economía, la AFIP y
el Banco Central (BCRA), aunque voces oficiales, como la del ministro de Desarrollo
Productivo, Matías Kulfas, insisten que no faltaron ni faltarán dólares.
“Una
gran cantidad de empresas cuya situación financiera, económica e impositiva no
cambió, sufrió una disminución importante y sin explicación aparente” en el cálculo que hace la AFIP de su “Capacidad Económico-Financiera”
(CEF), denunció la Cámara de Importadores de la República Argentina
(CIRA), luego de reunirse con funcionarios de la agencia recaudadora y acordar
“un puente de diálogo para evaluar y atender los casos urgentes y críticos”.
La
medida oficial, otra muestra de la falta de dólares en el BCRA, redujo
enormemente las sumas de importación autorizadas. Esto, destacó CIRA; “afectará
la reposición de mercadería y creará distorsiones en la administración de los
stocks existentes y en el manejo comercial de la cadena de valor”. Los
nuevos valores CEF, resaltó la Cámara de Importadores, no son congruentes con
la capacidad de las empresas ni tienen relación con valores previos. “Más del
80% de las importaciones que ingresan a nuestro país están dirigidas a la
industria y a la producción, se transforman o sirven para transformar”. La
principal perjudicada, concluyó, “es la producción nacional”. El gobierno, por
su parte, afirma que la medida es simplemente una medida ordenadora que busca evitar
importaciones ficticias e injustificadas.
Sobre llovido, mojado
En
rigor, para quienes exportan e importan es un problema adicional a otro que se
fue agravando a lo largo del último año y del que el mundo tuvo un destello
cuando el 23 de marzo de 2021 el supercarguero taiwanés Evergiven, con bandera de Panamá, encalló y
bloqueó durante varios días el Canal de Suez, por donde pasa el 10%
del comercio mundial. Se trata del dislocamiento logístico del comercio
mundial, el fuerte aumento de los fletes marítimos y las dificultades y demoras
para conseguir contenedores vacíos y espacio de carga en los buques.
El
propio FMI notó en un reciente informe que si bien al final de 2021 la
situación mejoró en las rutas del Pacífico -en especial entre China y EEUU, la
más importante del mundo- las tarifas siguen siendo históricamente
elevadas y subsisten retrasos en la provisión de insumos, demoras portuarias,
escasez de mano de obra y respuesta lenta de la capacidad global de
transporte en un marco de consolidación en unas pocas grandes navieras.
Esto,
dice el análisis de la investigadora Parisa Kamali, presiona costos,
al punto que –cita un informe de la Unctad, una agencia de Naciones Unidas, si
las actuales tarifas marítimas se mantienen hasta 2023, el precio global de las
importaciones aumentará 10,6% en dólares y la tasa promedio mundial de
inflación lo hará en un 1,5%. Volver a las tarifas de prepandemia, agrega,
requerirá grandes inversiones en infraestructura y digitalización de la carga y
la implementación de medidas de facilitación comercial a escala global.
El
gráfico de un informe del FMI muestra la evolución ´Índice de Carga del
Báltico", un promedio del costo de envío de un contenedor de 40 pies
promediados de cientos de proveedores logísticos y de una docena de grandes
navieras
Estos
problemas se agudizan en el caso argentino, por su propia carga de
incertidumbre (provisión de dólares) y por estar lejos de las grandes rutas
marítimas. “El tema logístico sigue complicado. Para marzo nos anuncian
que vuelven a aumentar los precios, que se habían estabilizado en el
verano”, dijo Diego Yabes, vicepresidente de la Cámara Argentina del
Maní, un sector que exporta unos USD 1.000 millones al año. Además, agregó,
“sigue habiendo inconvenientes para conseguir espacio; el precio internacional de
nuestro producto (maíz repelado o blanchado, y maní con piel) cayó y el 95% de
las operaciones se hacen con costo y flete, que quedan a cargo del vendedor”.
Los
números son elocuentes. El principal destino del maní argentino es el
norte de Europa, ruta para la cual la tarifa de un contenedor (unas 25
toneladas de maní) pasó de 900 a 4.500 dólares.”Y hay fletes más caros, a
Colombia pasó de USD 1.500 a USD 8.000, a Grecia son 5.000 y pico de dólares”,
dijo Yabes. El Gobierno podría ayudar, concluyó, reduciendo o eliminando las
retenciones.
Cuello de botella
El
panorama sigue complicado por varias razones, explicó el
especialista Marcelo Elizondo, presidente del capítulo argentino de la
Cámara de Comercio Internacional. En 2021, precisó, el comercio mundial aumentó
10% en volumen y 20% en valor, a un récord histórico de 28 billones (millones
de millones) de dólares. “Esto no tuvo soporte suficiente en transporte ni en
logística de puertos, almacenamiento y distribución, y tampoco en producción de
insumos”, dijo Elizondo. El consiguiente cuello de botella causó aumento de
precios y numerosos embudos en las cadenas de valor. Los más optimistas estiman
que la situación se normalizaría a mediados de este año, “pero hay que ver cómo
va ocurriendo”, concluyó el experto.
Para
el sector agroexportador, el principal proveedor de divisas de la Argentina,
que exporta carga seca a granel (dry bulk), Emilce Terré y Javier Treboux,
investigadores de la Bolsa de Comercio de Rosario, calcularon que en 2021 el encarecimiento significó un sobrecosto de USD 2.500 millones.
Para
la industria vitivinícola, dijo a Infobae Milton Kuret, director de
Bodegas de Argentina, la cámara más grande del sector, los problemas de
transporte y logística internacional se manifestaron de tres maneras.
El
mes pasado, a los problemas de transporte marítimo se sumó el atascamiento de
camiones en el paso Cristo Redentor, que afectó, entre otras, la exportación de
vinos argentinos desde el puerto de Santiago (NA)
En
primer lugar, tiempos más largo de envío y lentitud en los puertos, lo que
hizo cada vez más difícil conseguir contenedores vacíos para despachar al
exterior. Y cuando hay contenedores, a menudo no hay buques con espacio
disponible, sea en Buenos Aires o en Santiago de Chile, por donde sale parte de
la exportación. Para peor, en el puerto de Santiago hubo “mareas altas” que
demoraron el ingreso de barcos a puerto y, por consiguiente, las salidas.
Un
segundo problema fueron los requisitos sanitarios de Chile, que en enero provocaron un
gran atasco de camiones en el paso Cristo Redentor. “De 800 a 1.000 camiones
diarios, pasaban apenas 150″, precisó Kuret. Eso demoró también camiones
provenientes de Brasil, que a la vuelta recogían vino en Mendoza, y complicó
también los envíos terrestres. Todo lo cual hizo perder turnos en los barcos e
incumplir compromisos con algunos importadores del exterior.
El
tercer aspecto, un compuesto de los demás, fue el aumento del flete
marítimo. “Los precios se fueron a las nubes; el costo marítimo
prácticamente se triplicó por falta de contenedores y de frecuencias; la
logística internacional se complicó mucho, sobre todo al sudeste asiático”,
sintetizó Kuret.
Además,
el sector atraviesa aún los efectos de un incendio que a principios de 2021
dañó la capacidad productiva de una de las dos grandes cristalerías del país,
que abastecen de botellas a las bodegas. El problema subsistirá hasta al menos
mediados de 2022, a medida que se recupera la capacidad de producción e incluso
algunas pequeñas cristalerías, antes dedicadas a la vajilla, se dedican a
producir botellas.
Mientras, el sector espera el arribo, hacia fines de febrero, de la importación
de un millón de botellas importadas de Túnez, sobre la cual el
gobierno nacional no quiso resignar su 13% de mordida fiscal entre arancel y
tasa de estadística. En importación, el sector lidió con la importación de
insumos enológicos, tambores de corcho y barricas de madera (en la Argentina no
hay ni alcornoque ni roble, que sí hay en Francia, España y EEUU).
La
vista aérea de un buque portacontenedor atravesando un puente sugiere el peso
decisivo del tráfico marítimo en el comercio mundial
“Los
tiempos se complicaron, lo que antes demoraba 30 días, hoy demora mucho más. Se
soluciona apelando al ingenio y programando lo mejor posible las operaciones,
para hacer fluir la actividad”, sintetizó Kuret.
Toco madera
Cristian
Gruber, de Establecimiento Don Guillermo SRL (EDG), una pyme foresto-industrial
en la zona de Eldorado, Misiones, precisó a Infobae que el flete
marítimo para enviar un contenedor de 40 pies de Buenos Aires a Houston pasó de
entre USD 800 y USD 1.000 a unos USD 6.000. La diferencia es dinero que gana la
naviera y pierde el productor, dijo este ingeniero industrial, segunda
generación de una pyme familiar con más de 40 años de trayectoria y cuyo
principal mercado externo es EEUU, donde EDG coloca los productos de mayor
valor agregado: molduras (zócalos, esquineros, coneros), tirantería, paneles,
piezas para bastidores. Aparte, exporta madera rústica a mercados como China y
Vietnam, que también venden productos finales a EEUU.
La
cuestión logística, dice, tiene dos partes, la nacional y la internacional. El
flete terrestre, para enviar a Buenos Aires la mercadería con la cual llenar un
contenedor, cuesta $125.000, unos USD 1.200. Sumando costos de despacho,
depósito fiscal, terminales portuarias y “roleos”, son casi USD 3.000. De
hecho, antes de la pandemia el flete marítimo era más barato que mandar la
mercadería a Buenos Aires.
Una
carga maderera de Establecimientos Don Guillermo. Antes de la pandemia, el
flete terrestre de Misiones a Buenos Aires era superior al flete marítimo de
Buenos Aires a EEUU
Gruber
dice que no está teniendo tantos problemas para conseguir espacio, pero sí
muchos “roleos” (reprogramación de cargas, que implica rehacer la carta de
porte). El aumento del flete y los problemas de logística, concluye,
tienen un doble efecto: entran menos dólares, y más tarde.
En
2021, precisó Gruber, EDG exportó por unos USD 7 millones. Hace más de diez
años hasta intentó un joint-venture para exportar casas de madera a España,
proyecto que desbarató la crisis financiera 2008/09. “Siempre que tenemos un
peso, invertimos”, agregó el empresario sobre el espíritu de la empresa, que
también exporta a Panamá, Colombia, Uruguay, España e Italia.
Más aviones, y depender
menos de los camiones
Los
problemas logísticos no solo afectan a sectores tradicionales. Terragene, una
firma de biotecnología fundada en 2006 por científicos rosarinos formados en el
Conicet que en su planta de Alvear, en Santa Fe, fabrica unos 150 productos
para la prevención de infecciones, también está alcanzada
La
empresa exporta a más de 74 países, tiene oficinas en EEUU, México, España y
China, compite con gigantes mundiales, fue certificada con ISO 13.485 y tiene
certificaciones de la FDA, la agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU, pero
está en la Argentina. que -dijo a Infobae Nicolás Vera, responsable
de logística internacional y aduanas, “presenta una dificultad natural al
momento de internacionalizar sus productos, por su lejanía geográfica respecto
de los principales centros comerciales”.
La
pandemia, contó Vera a Infobae, cristalizó “dificultades estructurales”,
como la falta de conectividad aérea (por habitante, una de las más bajas de
América latina). y una logística interna demasiado centrada en los camiones
que, explicó “condiciona y retrasa la llegada de insumos en tiempo y forma”.
“El
centralismo del aeropuerto de Ezeiza no ayuda al dinamismo y las necesidades
logísticas de zonas como Rosario, donde operamos”, explicó Vera, abogando por
un mayor desarrollo del Aeropuerto Internacional Rosario, amén del puerto.
La
evolución trimestral, entre 2016 y 2021, de las utilidades del sector naviera
mundial
Los
costos, que siempre fueron, aumentaron mucho por la pandemia y la falta de
oferta de contenedores, lo que hace que se incumplan fechas de entrega, todos
costos que debe afrontar el exportador, explicó Vera, quien señaló una
dificultad adicional Terragene: conseguir contenedores refrigerados.
Las ganancias de las
navieras
Lo
que para importadores, exportadores y productores en general fue un gran dolor
de cabeza, para las grandes navieras internacionales fue una gran
oportunidades. Sus márgenes de ganancia treparon a niveles históricos, como
mostró el tuit de un seguidor del sector, citando un informe de Bloomberg.
0
seconds of 1 minute, 30 seconds Volume
0%
Proud Maersk
Además,
hubo cambios en la industria naviera: MSC, una empresa con sede en Suiza,
adquirió navieras más pequeñas y en enero de 2022, según Alphaliner, una
consultora del sector, desplazó a Maersk en capacidad de transporte
internacional: 4.284 millones de “equivalente de contenedores de 40 pies”
contra 4.282 millones del gigante danés, cuyo nombre puede observar cualquier
que transite por la zona portuaria porteña en los contenedores apilados a la
espera de tomarse el buque.
El sorpasso de
MSC es incluso parte de Proud Maersk (Orgullosa Maersk), un
video subido a YouTube en el que, con música de Proud Mary (Orgullosa
Mary), un viejo tema de Credence Clearwater Revival, un grupo de rock americano
de los 60s, un grupo de amigos y una cantante aficionada, ataviada como
marinera, se toman con humor la falta de buques y contenedores.
Tan
cierto como que mal de muchos es consuelo de tontos.
|