Por
Carlos Manzoni - “Sería tan horrible que facilitaría discursivamente la salida
del Estado de todos los engendros similares financiados con inflación”
“Un
absurdo crear una empresa estatal para vender alimentos. Nos va a salir
carísimo, como Aerolíneas, Río Turbio y tantos otros”
“En
serio. ¿A quién se le ocurrió esta idea? Venezuela tenía una empresa de
alimentos y terminó en hiperinflación”
El
durísimo número de inflación de enero (3,9%) y las proyecciones de precios para
este año sirvieron de catalizador para que facciones del Frente de Todos
comenzaran a desempolvar viejas ideas en busca de frenar –con mayor
intervención estatal– los valores de los alimentos, la mayor preocupación
oficial.
La
necesidad de mostrar una veloz capacidad de reacción ante una imparable inercia
inflacionaria volvió a sobredimensionar “remedios” heterodoxos para solucionar
un flagelo que, incluso desde buena parte del oficialismo, reconocen que
responde a cuestiones macroeconómicas. Tales fórmulas, por ahora, carecen de
unanimidad y de peso político en el Gobierno para implementarse.
Una
de ellas es la creación de una empresa nacional de alimentos (ENA). El que puso
la idea en la mesa –no es una novedad, sino un viejo anhelo de los movimientos
sociales– fue Rafael Klejzer, funcionario de cuarta línea del Ministerio de
Desarrollo. “Es clave para activar el rol del Estado en la planificación,
regulación, control, producción, análisis de costos y comercialización de los
alimentos de manera no monopólica y no dejar el mercado en manos de las grandes
corporaciones”, escribió en su cuenta de Twitter.
Su
propuesta llegó el mismo día que el secretario de Comercio Interior, Roberto
Feletti, afirmó en declaraciones radiales que para contener el aumento del
precio de los alimentos, los grandes culpables de la inflación, se necesita una
mayor intervención del Estado con herramientas que regulen el mercado y generen
valores de referencia.
La
argumentación de Klejzer no se quedó ahí. “También es preciso cambiar la vieja
lógica neoliberal y no pensar al Estado como cliente de las grandes
corporaciones, sino como asociado directo de los productores con capacidad de
planificar a largo plazo y realizar un estudio profundo de los costos”, agregó.
Para
sumar más desinformación, una respuesta de la portavoz presidencial, Gabriela
Cerruti, ante una pregunta que se le formuló ayer en su conferencia habitual,
fue interpretada por muchos como una confirmación de que efectivamente crearía
una empresa nacional de alimentos. Pero, en rigor, la respuesta de la
funcionaria estuvo vinculada a otra idea oficial: el fondo que Feletti quiere
crear junto con el Mercado Central para comprar producción y tratar de fijar un
precio de referencia para los frescos.
“La
posibilidad de una empresa de alimentos tiene que ver con ayudar a los
productores pequeños y medianos en la producción de verduras frescas, que ya
existen muchísimos y que saben que nosotros compramos a las diferentes
cooperativas, a la UTEP, a los diferentes productores que llegan de las
quintas... Hacer de esto un tema más masivo para que esas verduras y hortalizas
lleguen de manera más barata y económica a los diferentes hogares”, fue lo que
dijo Cerruti en la rueda de prensa mencionada.
Otro
ingrediente sumó sospechas. Días atrás Klejzer se había reunido con Feletti.
Entonces, el secretario de Comercio Interior tuiteó: “Estamos trabajando en un
conjunto de mecanismos que faciliten el contacto directo entre productores y
consumidores de alimentos, con todos los beneficios que eso conlleva en materia
de abaratamiento de costos y precios, impulso a la producción local y cuidado
del ambiente”.
Sin
embargo, fuentes cercanas a Feletti remarcaron que el proyecto de la empresa
nacional de alimentos no es una idea suya y que tampoco está en su agenda. “Él
está focalizado en trabajar junto con el Mercado Central para la creación de un
fondo para intervenir sobre todo en papa, tomate y cebolla, en un esquema de compra
anticipada de determinada cantidad de toneladas para amortiguar el impacto de
la estacionalidad en el precio de esos productos”, contaron.
Está
claro que la sola mención de algo no implica que esto se plasme en la realidad,
más en un gobierno en el que lo que no sobra es criterio unificado. En ese
sentido, en el gabinete económico contaron a la
que
la idea de una empresa nacion estatal de alimentos no es algo que se discute
seriamente entre los ministros del Gobierno. “En tiempos del conflicto de
Vicentin, la idea de una gran empresa que pudiera marcar una referencia de
precios vinculada al trading se pensó, pero en el marco de YPF Agro”, dijeron.
“No se pensaba en hacer fideos”, agregaron.
Se
remarcó además que lo de Cerruti en la conferencia de prensa sumó confusión.
Por la fuerte presencia de movimientos sociales, en el Ministerio de Desarrollo
Social la idea de crear una empresa estatal de alimentos revolotea hace mucho
tiempo, pero sin un esqueleto serio avalado por el poder político. Una fuente
oficial ironizó ayer: “Hoy no hay nada, pero eso no implica que mañana Alberto
la anuncie”.
La
creación de una empresa nacional de alimentos es algo que los movimientos
sociales plantean hace años, pero por el momento fue solo Klejzer,
perteneciente al Movimiento de la Dignidad –que está dentro de la Unión de
Trabajadores de la Economía Popular (UTEP)– el que la volvió a poner sobre la
mesa. Klejzer no responde a Juan Grabois. Por ahora, aunque las palabras de
Cerruti hayan abierto la puerta a especulaciones, es poco el aval que existe en
el Gobierno.
De
todos modos, Klejzer insistió ayer en la defensa de su proyecto. “Podríamos
además generar precio de referencia en los productos de consumo masivo y eso
implicaría ponerle freno a la avaricia de las empresas capitalistas que
entienden al alimento como una mercancía y no como un derecho social. Eso
también es construir soberanía”, escribió en Twitter.
Cerca
de Feletti dijeron que no tienen detalles del proyecto, pero no descartaron
respaldar esa idea en el futuro. Anteayer dijo: “Todos los países desarrollados
tienen intervenciones estatales en el tema alimentos. Brasil y México tienen
empresas comercializado ras y fideicomisos de intervención. Acá es como que el
Estado se retiró del mercado de alimentos y es lo que hay que volver a armar. ß
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