Por
Juan Gasalla - En el inicio del 2022 las proyecciones sobre la cotización del
dólar fueron claramente alcistas. Con escasas reservas, elevada
inflación y una previsible caída en la demanda de dinero, todo estuvo dado
para una aceleración cambiaria. Y aunque estas condiciones adversas se
mantienen vigentes para el mediano plazo, en lo inmediato se abrió
un margen de distensión para las siempre amenazantes presiones devaluatorias.
La fecha
“límite” a la que apuestan tanto el Gobierno como los analistas del
mercado es el 21 de marzo. Para entonces debería estar en marcha el
acuerdo con el Fondo, pues recae un vencimiento de unos USD 2.800
millones -hoy impagable dado el nivel de activos líquidos en arcas del
Central-. Y tan importante como lo anterior, es el comienzo del otoño austral,
cuando se inicia la recolección de la cosecha gruesa -soja y maíz- y
el “trimestre de oro” para la liquidación de exportaciones y también para la
recaudación tributaria en el ámbito local, a través de las retenciones.
Tres
factores que irrumpieron en las últimas semanas contribuyen a
una perspectiva menos pesimista que la inicial. En primer término, el
anuncio de un entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI),
que debería resolverse a más tardar en marzo; en segundo lugar un aumento notorio en los precios internacionales de granos
y derivados industriales, que son la garantía de divisas para la economía
doméstica, y un tercer punto es el de un refuerzo del cepo a importaciones, que siempre es nocivo para
el sostenimiento de la reactivación, pero a la vez ayuda a que el Banco Central
pueda retener divisas.
1)
Acuerdo con el FMI. El entendimiento anunciado por el presidente Alberto Fernández el pasado 28 de enero es positivo, si
no se demora, por dos cuestiones fundamentales: despeja
vencimientos con el organismo y traza un sendero de reducción del
déficit fiscal y su financiamiento monetario, motores de la inflación del
50% anual.
Joaquín
Marque, director de UG Valores, dijo a Infobae que “una devaluación
sin acuerdo con el FMI podría provocar una fuerte suba en la Inflación, razón
por la cual es esperable que una aceleración en el desplazamiento del
(tipo de cambio) oficial y el achicamiento de la brecha se dé en
simultaneo con la formalización del acuerdo, con una suba de tasas de interés y
anticipándose a la liquidación de la cosecha. Esta combinación de medidas podría
lograr acumular reservas con mayor rapidez”.
“El acuerdo preliminar le permitió al Gobierno
ganar tiempo y frenar las expectativas negativas. Sin embargo, las dudas
generadas en torno a la aprobación, podrían generar el efecto contrario y
acelerar el deterioro en el volumen de reservas. Si el Poder Ejecutivo da
las señales políticas correctas y logra revertir las expectativas
negativas, dos años sin desembolsos a organismos internacionales
podría ser una oportunidad para ordenar la economía e ir a las elecciones
del 2023 con mayor fortaleza política”, añadió Marque, quien consideró que
“el BCRA deberá continuar con la suba de las tasas de interés, dado
los condicionamientos solicitados por el FMI, pero también por necesidad de un
mayor control de las expectativas devaluatorias y de la tasa de inflación, que
tendrá como consecuencia un freno al consumo y la inversión”.
Lucas
Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital, enfatizó en diálogo
con Infobae que el ministro “Martín Guzmán mantiene su postura
pública de reducir el déficit únicamente desde el lado de los ingresos a partir de
un crecimiento real del 3% para 2022, remarcando las pocas
intenciones de ajuste del gasto. A simple vista, esto sería poco probable. Está
claro que para lograr las metas propuestas será necesario reducir el gasto, lo que dará lugar a fuertes peleas políticas internas,
siendo los principales candidatos de recorte los subsidios de energía
(representan el 3% del PBI) y las transferencias a provincias (0,8% del PBI)”.
2)
Precios internacionales de materias primas en alza. Es sabido que las
altas temperaturas de enero y la sequía en amplias zonas productivas del agro
van a golpear los rindes de la presente campaña, que termina en julio. No
obstante, los ingresos de divisas podrían compensarse por la suba de las
cotizaciones externas, con la soja y el maíz negociados a USD 580 y USD 250 la
tonelada, respectivamente, en máximos desde junio del año pasado y cerca
de los mejores precios en una década.
Personal
Inversiones
“Entramos
en el período de menor estacionalidad de la liquidación agrícola, lo que haría
suponer que será difícil para el BCRA no seguir vendiendo en el MULC (Mercado
Único y Libre de Cambios). Por ahora, la liquidación del agro viene promediando
(en febrero) USD 137 millones, extrañamente superando los USD 116 millones
promedio de enero. No obstante, esperamos que la liquidación del agro se
acomode a la estacionalidad”, destacaron los expertos de Portfolio
Personal Inversiones.
Un
informe de TSA Bursátil observó que “tanto el primero como el cuarto
trimestre de cada año suelen ser los de menor liquidación por parte de los
industriales oleaginosos y exportadores de cereales. Con la cosecha de
soja y maíz comenzando en marzo y concentrándose principalmente en
el segundo trimestre, es en este último donde más impacta la
liquidación de divisas para las cuentas nacionales”. Agregó que “hacia
adelante, el problema de la sequía que actualmente afecta a gran parte del
territorio productivo ya está generando recortes en las estimaciones de
producción. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, las exportaciones de
los principales productos de los complejos de soja y maíz caerán en 13 millones
de toneladas, lo que implicaría una pérdida de exportaciones por 2.665
millones de dólares”.
3)
Cepo importador. El Gobierno dio muestras de estar dispuesto a defender a
rajatabla los escasos dólares en manos oficiales. En las últimas
semanas, varias compañías del sector productivo e importadoras se encontraron con dificultades para acceder a los sistemas informáticos que
permiten realizar operaciones de comercio exterior. Esta polémica
iniciativa contribuyó a que el Banco Central consiguiera recuperar en febrero
la iniciativa compradora en el mercado de contado después de tres meses de
ventas netas y pérdida de reservas.
“Respecto
a las intervenciones oficiales en el MULC, en los últimos seis meses, la
autoridad monetaria sólo ha logrado comprar reservas en octubre (USD 212
millones) gracias a un fuerte torniquete sobre las
importaciones (cayeron 30% mensual), que claramente no es una estrategia
sustentable para la actividad económica. Entendemos que el BCRA seguirá
bajo tensión durante febrero y recién podría aspirar a comprar
reservas en la segunda quincena de marzo con el comienzo de la entrada de
la cosecha gruesa”, detallaron desde Portfolio Personal.
La carrera contra la
inflación
El dólar
libre cotizó en la semana en torno a $215 para la venta en el
circuito paralelo, con un incremento acumulado de 42% en el último año. Y en lo
que va de 2022 sube siete pesos o 3,4%, otra vez por debajo de la
inflación. Desde que el presidente Alberto Fernández anunció un
entendimiento con el Fondo el retroceso del “blue” fue de 7,50 pesos
o 3,4 por ciento.
En
el mercado mayorista el tipo de cambio oficial mantuvo una brecha superior
a 100% respecto del dólar “blue”. En 2022, el precio del dólar controlado
por el BCRA sube un 3%, también a menor ritmo que la tasa de variación del
promedio general de precios al consumidor.
En
este avance gradual de la cotización del dólar tuvo que ver el principio
de entendimiento anunciado con el FMI, que tendrá una duración de dos años
y medio, con revisiones en el medio y desembolsos, e involucra una reducción
paulatina del déficit fiscal además de prever que las reservas
internacionales -hoy en los USD 37.000 millones- crezcan en USD 5.000
millones este año.
“El bajo
nivel de reservas netas no permite demoras en la negociación con el FMI.
De no llegar al 21 de marzo con un acuerdo cerrado, el país
deberá desembolsar USD 2.800 millones que, lógicamente, al no
tenerlos lo haría entrar en short term arrears (atrasos de
corto plazo). Más allá de esto, en el largo viaje de 42 días hasta esa fecha,
el Tesoro argentino deberá afrontar pagos por USD 550 millones, por lo
que, de mediar resultados neutros en el MULC, las reservas netas estarán en la
zona de 750 a 800 millones de dólares. En otras palabras, el acuerdo se
negociará bajo la presión adicional de tener reservas negativas más bajas
que las actuales”, apuntó un análisis del equipo técnico de Portfolio Personal.
El
presidente Alberto Fernández, en su gira presidencial desde
Barbados, despejó algunas dudas con relación al próximo pago de
un vencimiento al FMI en marzo. Al respecto comentó que es un tema
que “están ordenándolo” con el organismo multilateral, que “no serían un
problema” y que cuenta con el apoyo político de sus fuerzas internas.
Inversiones
“Sin
proyectos de reformas estructurales, el dilema de la factibilidad del
cumplimiento de las metas acordadas persiste en el mercado y esto se
ve reflejado en los precios de los activos financieros. Para generar
confianza en el mercado y mejores perspectivas económicas serán necesarios
proyectos con reformas laborales e impositivas, ortodoxia monetaria,
apertura económica y un Banco Central fuerte”, fundamentó Lucas Yatche.
En
tanto, TSA Bursátil concluye que “si bien el acuerdo con el
FMI tendría la capacidad de ahuyentar las presiones
devaluatorias de corto plazo, los flujos extraordinarios observados en
2021 podrían no estar presentes en la misma magnitud en el 2022. De este modo,
el financiamiento fresco ayudaría a recomponer los deteriorados buffers (amortiguadores)
de liquidez, pero continúa siendo necesario monitorear los flujos del agro ante
un tipo de cambio real potencialmente apreciado”.
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