Por Sebastián D.
Pene - Alberto Calsiano, jefe del Departamento de Energía de la Unión
Industrial Argentina (UIA), aseguró que el 20% de aumento promedio de las tarifas de luz y
gas “no mueven el amperímetro” de lo que reclaman las
empresas transportadoras y distribuidoras, y anticipó que este año los subsidios energéticos
pueden llegar a u$s14.000 millones.
“Los directivos del FMI ahora tendrán que
explicarle a los contribuyentes de los países (miembros) que nos tienen que dar
subsidios porque no queremos corregir las tarifas”, señaló al analizar la
meta de reducción de que reclama el organismo internacional para cerrar el
acuerdo por la deuda.
Periodista:
¿Por qué usted dice que estamos en una trampa del oso con el gas y la energía
eléctrica?
Alberto
Calsiano: El
precio del gas impacta directamente en el precio de la energía eléctrica. El
precio del electrón en el mercado mayorista, tiene una componente importante
del gas. Hoy un 64% de la energía eléctrica se genera por centrales térmicas,
que deberían funcionar con gas natural. Pero hoy los yacimientos convencionales
están decayendo la producción, Bolivia está dejando de enviar gas a la
Argentina y lo que queda es el gas no convencional, principalmente con el
yacimiento Loma La Lata de Vaca Muerta, pero ahí lo que no tenés es capacidad
de transporte. Esa la trampa del oso: ¿cómo vamos a hacer para entregar gas a
las centrales térmicas? La única forma será importar.
P.: Y ahí surge el problema de las
subas del precio internacional…
A.C.: El precio importado
está en u$s27 o u$s28 el millón de BTU, mientras que el local es casi u$s4. La
otra alternativa es hacer funcionar las centrales con combustibles líquidos,
que también sigue el precio internacional. Así, vamos a tener un mayor precio
en el mercado mayorista, que vamos a tener que llevar a la tarifa, que a su vez
se le tiene que cargar el transporte, la distribución y los impuestos.
P.: ¿El aumento previsto del 20% en las
tarifas promedio es suficiente para cubrir ese desfasaje?
A.C.: No, ni soñando. El
año pasado fueron entre unos u$s11.000 millones en subsidios a la energía, y si
eso se quiere poner en cero, el aumento debería ser más del 100% en todos los
componentes. Hoy hay un 30% de la demanda eléctrica que paga el precio real de
la energía en el mercado, que son los GUMA, GUME y los GUDIs. Los dos primeros
compran en el mayorista, a Cammesa. Ellos llegaron a pagar arriba u$s80 el
megavatio/hora y luego bajó a u$s73 en 2021. Estos consumen el 12% del total.
Los GUDIs son unos 6.200 usuarios y reciben del distribuidor todo el servicio,
con un precio estacional que fija la Secretaría de Energía. Con la Resolución
40 de la semana pasada a los GUDIs les fijaron un aumento del 20% en el precio
estacional, que los lleva al valor de los GUMA y GUME. Lo que queda son los
hogares y los usuarios por debajo de los 300 Kv de potencia, como industrias y
comercios. A ellos hay que ver qué valor le pondrán al electrón y luego el
transporte y el distribuidor. Eso se definirá en la audiencia pública. Lo que
no está claro es si es el 20% de la energía o del total de la tarifa. Si es
sobre la tarifa, no le mueve el amperímetro a las distribuidoras, que vienen
reclamando ajustes hace tiempo.
P.: ¿Se deberían quitar todos los
subsidios?
A.C.: El electrón tiene que
valer lo que realmente cuesta producirlo, sino no hay forma, y los subsidios
deberían estar reservado para aquellos sectores que son vulnerables y no tienen
otra alternativa, porque sin energía hoy no existís.
P.: ¿Cómo impactan los precios
internacionales con el barril de petróleo a u$s90 en el incremento de los
subsidios?
A.C.: El gas hoy viene con
un precio siete veces superior al gas local. Y no se va a importar un barco, se
van a traer varios. Y sino se usa gas, se utiliza gasoil o fuel oil, por lo que
habrá incrementos importantes en la energía, tanto para el que usa gas como
para el que usa energía eléctrica.
P.:
¿Será posible reducir este año los subsidios de u$s11.000 millones del 2021?
A.C.: Para eso habría que
eliminar prácticamente los subsidios, y no lo van a hacer. Hoy un grupo de la
demanda que paga el valor real del mercado, que es la industria. Ahí se tiene
que corregir el transporte y la distribución, porque se paga un valor más bajo
del que corresponde, que es un valor regulado por el Estado. Pero, por ejemplo,
los transportistas están congelados hace dos años, con una inflación de 50% en
2021, costos dolarizados y suba de salarios. Si esto no se resuelve, vamos a
entrar en problemas serios. No hay que enamorarse de los subsidios. Es algo no
querible, pero necesario por situaciones especiales que se dan en la economía
de un país, pero si es el denominador común y ya lo internacionalizaste en la
gente, te va a costar un montón sacarlo.
P.: Aquí ya están internacionalizados…
A.C.: Claro, hoy se pagan
$5.000 de televisión por cable y $600 de electricidad. No puede haber tanta
diferencia. No existe la idea de que generar, transportar y distribuir la
energía lleva un costo adentro, ya sea que lo haga el Estrado o los privados, y
que ese costo se paga. Lo paga el usuario o la sociedad a través de los
subsidios, que es el peor impuesto, el inflacionario, u otros impuestos. Si
llegamos a u$s14.000 millones en subsidios energéticos, ¿quién lo va a pagar?
¿De dónde sale? Con la bomba que se armó, ¿cómo se hace ahora para corregir
esto de un saque?
P.: ¿Usted cree que se podrán reducir
como lo solicita el FMI a por lo menos un 1,9% del PBI?
A.C.: El FMI es más un club
de amigos que un banco. Es un club de rescate, donde se presta dinero de última
instancia. Y ese dinero sale de los contribuyentes que hoy están en Europa, por
ejemplo. Allá hoy la energía se paga 20 veces más que lo que se paga en la
Argentina, y los directivos del FMI ahora tendrán que explicarle a los
contribuyentes de esos países que nos tienen que dar subsidios porque no
queremos corregir las tarifas. Es muy complejo volcar fondos a un país que hace
estos manejos con los subsidios. Del 2005 al 2015 fueron más de u$s96.000
millones en subsidios, que no fueron a inversiones, centrales de generación,
torres de alta tensión, transporte, sino que se gastó en importaciones y subsidios
de tarifas.
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