Domingo 30 - El presidente Alberto Fernández anunció el viernes
pasado un nuevo acuerdo crediticio con el FMI que le permitirá ganar tiempo
para pagar la deuda de
más de 40.000 millones de dólares, contraída durante el gobierno
de Mauricio Macri, y que debía reembolsarse entre 2022 y 2023.
"Teníamos
una deuda impagable que nos dejaba sin presente ni futuro y ahora tenemos un acuerdo razonable que nos va a permitir
crecer y cumplir con nuestras obligaciones a través de nuestro
crecimiento", explicó el jefe de Estado.
Se
trata de un acuerdo de Facilidades Extendidas por
unos 44.500 millones de dólares, que reemplazará al stand-by tomado en 2018 por ese mismo monto.
La
diferencia entre uno y otro estriba en los plazos de pago. Mientras el stand-by concentraba los vencimientos entre
2022 y 2024, el nuevo acuerdo de facilidades extendidas ampliará esos plazos al
período entre 2026 y 2032.
El
programa establece para cada desembolso un período de repago de 10 años,
con cuatro años y medio de gracia. En la práctica, esto significa
que Argentina no pagará la deuda con el FMI hasta 2026 logrando continuar en la
"senda de la recuperación" que
pregona el Gobierno.
Los
compromisos asumidos tendrán revisiones técnicas cada tres meses, durante dos
años y medio. Cada revisión estará acompañada por un desembolso (condicionado a
la aprobación de la revisión). Las revisiones finalizarían en el segundo
semestre del 2024.
El
viernes pasado el Gobierno pagó al FMI poco más de 700 millones de dólares, el
primer vencimiento de capital de este año, según confirmó el ministro de
Economía, Martín Guzmán. Los siguientes vencimientos
deberían financiarse con los fondos del nuevo programa. INFOBAE
FMI: EE.UU. califica como “muy positivo” el acuerdo y espera que sea
cumplido
Domingo 30 - Por Rafael
Mathus Ruiz - WASHINGTON.– Estados Unidos brindó un guiño al preacuerdo
anunciado por la argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la
deuda al considerarlo un avance “muy positivo”, aunque a la vez indicó que el
programa final debe tener “sustento propio” y obtener la aprobación definitiva
del board del organismo, controlado por las potencias del G-7.
Un alto funcionario del gobierno de Joe Biden dijo a la nacion que el
gobierno norteamericano ha estado involucrado “activa y constructivamente” en
tratar de ayudar a buscar un resultado favorable a la negociación con el Fondo,
y “muy interesado” en que el país pueda salir adelante de la crisis desatada
por la pandemia del coronavirus.
“La noticia marcó un avance muy positivo”, dijo el alto funcionario
sobre el anuncio del preacuerdo entre la argentina y el Fondo. “Un acuerdo
final tiene que ser aprobado por el directorio del FMI. Nosotros, la Casa
Blanca, el Departamento del Tesoro, nos hemos estado involucrando activa y constructivamente
para tratar de apoyar un resultado que lleve a la argentina y al FMI a avanzar
de una manera que sea constructiva”, completó. El gobierno de Joe Biden ofreció
así una primera señal nítida de respaldo a los progresos que presentaron el viernes
el gobierno de alberto Fernández y el Fondo.
Una negociación para refinanciar la deuda por 44.000 millones de dólares
que dejó la administración de Mauricio Macri.
La Casa Rosada y el FMI anunciaron un “entendimiento sobre políticas
claves” que contempla un sendero de ajuste gradual para eliminar el déficit
fiscal y el financiamiento monetario del Banco Central al Tesoro para el año
2025. Aunque resta un trecho por recorrer y quedan muchos detalles por definir
para llegar al programa final, la directora gerente del Fondo Monetario
Internacional, Kristalina Georgieva, se mostró “alentada” por el avance.
Más allá de la voluntad de la Casa Blanca para ayudar en la negociación,
en el gobierno de Biden indican que el programa definitivo debe tener “sustento
propio”. Estados Unidos ha planteado que la Argentina ponga sobre la mesa un
plan que ayude a encarrilar la economía, alivie los múltiples “cepos” que se
apilaron en los últimos años, aliente el empleo y coloque al país en una senda
de crecimiento que sea sostenible.
“Creo que el FMI no enviaría un acuerdo al directorio que no fuera
creíble. En última instancia, cualquier cosa que apruebe el directorio debe
tener sustento propio”, indicó el funcionario.
Y después agregó: “Estoy seguro de que habrá muchos puntos de vista,
pero en última instancia debemos reconocer que estamos en una pandemia mundial
y asegurarnos de que países como la Argentina y otros a medida que se acercan
al FMI nuestras instituciones de Bretton Woods sean capaces de responder a las
necesidades de los gobiernos. Yo esperaría a la decisión del directorio y a que
salga el acuerdo y dejaría que los expertos den su opinión. Pero, una vez más,
creo que hay mucho expertise en el equipo técnico del FMI y, en última
instancia, el directorio tendrá que aprobarlo”.
En Estados Unidos prevalece la idea de que la Argentina y el Fondo se
encaminan a cerrar un acuerdo “light”, lo suficientemente potable como para ser
aprobado por el board del Fondo y evitar que el país caiga en una crisis más
seria, pero sin la profundidad o la sustancia suficientes como para atacar los
problemas de fondo y terminar de arreglar la economía, y sin muchos de los
ingredientes de un programa tradicional del FMI.
Esta semana, la subdirectora gerente del Fondo, Gita Gopinath, dijo que
estaban trabajando estrechamente con la Argentina con un enfoque “flexible y
pragmático”. El gobierno de Biden ofreció un mensaje en la misma línea que la
funcionaria del Fondo Monetario Internacional.
“Nuestras instituciones internaofrezca cionales de Bretton Woods deben
adaptarse”, afirmó el funcionario norteamericano. “Pero, en última instancia,
cualquier acuerdo debe tener sustento propio y debe someterse a la aprobación
del directorio. No creo que la reputación del FMI se vea afectada si se trata
de un acuerdo técnicamente sólido”, insistió.
El gobierno de Biden quiere asegurarse de que el eventual acuerdo entre
el Fondo y la Argentina un camino hacia adelante.
Biden atraviesa un momento particularmente sensible de su gestión. Su
popularidad ha caído a un piso similar al que tenía Donald Trump al inicio de
su mandato, y los demócratas se encaminan a una derrota en las próximas
elecciones legislativas.
El mandatario tiene un frente muy caliente en Europa del Este, donde el
mundo observa en vilo la posibilidad de una guerra entre Occidente y Rusia en
Ucrania. En la región, la Casa Blanca tiene otro frente delicado en América
Central y la frontera con México, epicentro de una crisis de migrantes
interminable que puede socavar aún más el respaldo de Biden.
Ante ese panorama, en Washington creen que el gobierno demócrata quiere
evitar más problemas regionales y esa lógica estaría detrás de su postura ante
temas como los de la deuda argentina.
“Ciertamente no nos gustan los problemas. Pero al comienzo de la
administración una de las áreas en las que nos enfocamos fue brindar un fuerte
contraste con los cuatro años anteriores, con la administración de Trump, que
dividió a los países en aquellos que están con nosotros y aquellos que están en
contra de nosotros. Fuimos a la Argentina muy pronto para transmitir un mensaje
de que es posible que no estemos de acuerdo en todo con la Argentina, pero
debemos trabajar constructivamente”, indicó el funcionario de la administración
Biden.
En el gobierno demócrata destacan el vínculo con Buenos Aires. El
Gobierno buscó tejer una relación estrecha con la administración de Biden, un
esfuerzo al que le han dedicado especial atención Gustavo Beliz, Sergio Massa y
el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello.
La última gestión al más alto nivel fue desplegada por el canciller,
Santiago Cafiero, durante su visita a la capital norteamericana este mes,
cuando se reunió con el secretario de Estado, Antony Blinken. Pero, más allá de
las gestiones políticas, en el gobierno de Biden insisten en el sustento
autónomo y técnico del plan final.
“Estados Unidos está muy interesado en asegurarse de que la Argentina y
el pueblo argentino puedan salir adelante de esta pandemia. En última
instancia, diría que el trabajo arduo fue realizado por el equipo argentino y
los técnicos del FMI –indicó el alto funcionario demócrata–, y ese es en última
instancia el que debe tener sustento propio”.
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