Por
Javier Blanco - El Gobierno superó ayer con buen margen el primer test de deuda
del año, favorecido por un mercado en el que la liquidez sobrante (ante la
borrachera monetaria de diciembre) le permitió esquivar la intranquilidad
(reflejada en los récords del dólar y la escalada del riesgo país) que genera
la falta de definiciones sobre un posible acuerdo para refinanciar la deuda con
el FMI.
Con
la colocación de siete nuevos bonos de deuda consiguió tomar un total de
efectivo de $281.282 millones, unos $41.000 millones más de lo que buscaba en
principio.
Este
resultado le permite además cerrar el mes con un financiamiento extra de
$110.400 millones, cifra que supone una captación 37% por encima de lo que
necesitaba para refinanciar la deuda por $298.402 millones que le vencía a lo
largo del mes.
“La
colocación fue exitosa y nos permite pensar que en enero al menos no recurrirá
a la emisión, algo que serviría para no calentar más al dólar blue”, evaluó el
analista financieros Salvador Di Stefano.
Fue
tras una subasta en la que recibió 1106 ofertas de compra por los títulos que
ofrecía (que representaron un total de $321.123 millones) y en la que validó
tasas del 35,25% al 37,25% para las Letras de Liquidez (Lelite) por vencer en
14 y 30 días; del 42,86 al 45,02% nominal anual para las Letras de Descuento
(LEDE) a caducar dentro de 4 a 6 meses o del 0,10 al 1,99% por los papeles a
364 y 901 días emitidos con capital ajustable por inflación (CER).
Como
era de esperar -en un contexto de expectativas inflacionarias nuevamente
desbordadas- fueron los más demandados (en especial el que vence en enero del
año entrante, que absorbió casi el 95% de las apuestas). Sólo esos dos
instrumentos (una Lecer y un Boncer) aportaron 46,2% del total de fondos
totales captados en la subasta de ayer.
En
su comunicado, el Ministerio de Economía destacó que el 53% del financiamiento
obtenido correspondió a instrumentos con vencimiento en 2022 y emitidos a tasa
fija, mientras que el 47% restante se repartió entre 2023 (45%) y 2024 (2%).
En la mira del mercado
Las
subastas de deuda comenzarán a ser seguidas con mayor detenimiento por el
mercado, que busca establecer si el Gobierno podrá financiar una creciente
porción de su déficit por esta vía, tras haberse apoyado mucho sobre la emisión
monetaria espúrea durante el último año, aun cuando la economía regularizó su
funcionamiento tras las restricciones impuestas a la actividad al iniciarse la
pandemia.
Esto
es no sólo porque ya prácticamente agotó la asistencia que podría recibir en
las actuales circunstancias del Banco Central (BCRA) -se estima que queda
apenas un remanente de $1000 millones de disponibilidad de Adelantos
Transitorios-, sino además porque es público que el FMI cuestiona esa
estrategia para cubrir el elevado rojo fiscal, por el impacto inflacionario que
tiene.
Esa
limitación obliga al ministro Martín Guzmán a mejorar su estrategia de
financiamiento, tras abusar durante 2021 de la “maquinita”.
“Con
el mercado internacional cerrado y con un límite de asistencia monetaria más
ajustado que el año pasado (1,9% del PBI versus 4,6% en 2021), el
financiamiento doméstico cobrará gran relevancia”, hicieron notar desde la
consultora Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Y
en un año en que enfrenta sólo en vencimientos compromisos por $4,2 billones,
monto que supera en 20% el tamaño actual de la Base Monetaria (está en $3,66
billones).
La
próxima licitación está prevista para el jueves 10 de febrero, según el
cronograma preliminar de licitaciones del primer semestre de 2022 presentado
por Economía.
En
dicho mes se considera en el mercado que Finanzas tendrá la oportunidad para
reunir prudencialmente más financiamiento “de cara al desafiante perfil de
vencimientos que les tocará afrontar a partir de marzo”, evaluaron desde
Facimex Valores. •
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