Por
Jaime Rosemberg - El Gobierno formalizó la convocatoria a sesiones
extraordinarias del Congreso a partir del 1º de febrero. Sin bien el temario
está compuesto mayormente por proyectos ligados con la producción, el
presidente Alberto Fernández incluyó una iniciativa de corte netamente político
y que promete generar un fuerte debate con la oposición: la reforma del Consejo
de la Magistratura.
El
proyecto oficial, que propone elevar a 17 los miembros del órgano que elige y
controla a los jueces, fue presentado días antes del fallo de la Corte Suprema,
que declaró inconstitucional la composición actual del Consejo, de 13 miembros,
impulsada en 2006 por Cristina Kirchner.
Puntual
y con paso raudo, el secretario de Energía, Darío Martínez, llegó ayer a la
Casa Rosada para una reunión pautada con Alberto Fernández. “Volvete, estoy con
otras cosas, yo te llamo”, le escribió el Presidente cuando quedaba claro que
no llegaría a la cita.
Más
allá del frustrado encuentro, y entre los temas pendientes de su gestión
(segmentación de tarifas, consecuencias de los recientes cortes de energía,
relación con las empresas), Martínez impulsa en el Congreso una nueva ley de
hidrocarburos que está en abierta contradicción con el proyecto del ministro de
Producción, Matías Kulfas, impulsor de la denominada ley de movilidad
sustentable, resistida por petroleras y algunas automotrices. La iniciativa de
Martínez no fue incluida en el temario de sesiones extraordinarias. La de
Kulfas, sí (ver aparte).
Martínez
se referencia en el Instituto Patria, el búnker de Cristina Kirchner, mientras
que Kulfas es uno de los ministros que responden al Presidente y es resistido
por un sector del kirchnerismo.
Anunciada
en septiembre pasado por el propio Martínez, la nueva ley de hidrocarburos
ofrece beneficios cambiarios e impositivos para las empresas que proyectan
inversiones en combustibles tradicionales, sobre todo en el yacimiento Vaca
Muerta. Pero las mismas empresas se pusieron en guardia al enterarse que el
proyecto de Kulfas (con el aval del ministro de Economía, Martín Guzmán),
propone la inédita prohibición de fabricar vehículos que funcionen a base de
combustibles líquidos (nafta y gasoil) desde el 1° de enero de 2041 y favorecer
la energía eléctrica como reemplazo de los combustibles fósiles. “Desalienta a
la industria, al petróleo y al gas. Somos potencia mundial en cuanto a estos
recursos. Y nadie va a venir a invertir a la Argentina porque saben que acá no
hay futuro”, dijo días atrás a TN Gabriel Bornoroni, presidente de
Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos (Cecha), que nuclea a
las estaciones de servicio de todo el país.
“Paradójicamente,
el Ejecutivo quiere que ese proyecto se trate en las inminentes sesiones
extraordinarias del Congreso junto a otro de promoción a la industria de hidrocarburos
para generar un nuevo marco jurídico que fomente la inversión en gas y
petróleo. Parece que hay petróleo malo y petróleo bueno”, comentaron sin
ocultar su enojo fuentes del sector petrolero.
“Prohibir
la venta de vehículos a combustión interna para 2041 es contradictorio con el
proyecto de incrementar la producción de hidrocarburos en Vaca Muerta para
apalancar el crecimiento económico y la generación de divisas frente a la
restricción externa que tiene contra las cuerdas a la macroeconomía”, agregaron
las fuentes.
Los
empresarios aseguran que los funcionarios de uno y otro lado se “tiran la
pelota” mientras impulsan, cada uno por su lado, sus respectivos proyectos.
“Hablan como si no formaran parte del mismo Gobierno”, afirmó otro
representante de las industrias que se consideran afectadas y que ponen en duda
las inversiones de esos sectores en los próximos años.
La
disputa entre Martínez y Kulfas excede en mucho las cuestiones técnicas. “A
Kulfas, La Cámpora no le va a aprobar nada”, sostuvo una fuente al tanto de las
negociaciones parlamentarias. Martínez, quien días atrás defendió sin medias
tintas el proyecto de una empresa noruega para la exploración petrolera en el
Mar Argentino, viene forjando también una relación de confianza con el Presidente,
con quien habló “veintidós veces”, según contaron cerca de Fernández, durante
la crisis energética en medio de la intensa ola de calor.
En
octubre pasado, y al presentar el proyecto, Kulfas explicó que la norma apunta
a trabajar tres sostenibilidades: la ambiental, la macroeconómica y la social.
“La sostenibilidad ambiental para pensar en el transporte del futuro compatible
con el ambiente; la sostenibilidad macroeconómica para trabajar en un sector
que pueda generar divisas y sea exportador; y la dimensión social para crear
empleo en todo el país”, sostuvo el ministro, junto al secretario de Asuntos
Estratégicos, Gustavo Beliz y el titular de Adefa, Daniel Herrero.
Desde
el Ministerio de Producción, y si bien reconocieron el malestar de “algunas
empresas”, relativizaron a la nacion las diferencias con Martínez y afirmaron
que el proyecto tiene “buena recepción”, incluso entre las automotrices.
También
recordaron que la semana pasada, consultado por este tema, Kulfas afirmó: “La
transición ecológica va a llevar no menos de 20, 30 años. Y en el medio van a
convivir las apuestas que estamos haciendo tanto a los hidrocarburos como a las
nuevas energías, como las energías renovables”. También agregaron que “el
ministerio de Producción participó de la elaboración de la ley de
hidrocarburos”. El ministro redobla su apuesta por los molinos eólicos, los
paneles solares y el hidrógeno verde, “el combustible del futuro, totalmente
ecológico”.
“Es
un proyecto para un país rico, no para un país con más del 40% de pobreza”,
insistieron sectores que se oponen a la norma.ß
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