Por Jorge Herrera - El desafiante calendario
de vencimientos internacionales y la anoréxica posición de reservas disponibles del BCRA inyectan
unos cuantos grados más a la ya recalentada sensación térmica cambiaria. De ahí que no solo le cuenten los “porotos” líquidos al BCRA, sino
también todas las municiones disponibles del arsenal cambiario como ser la
posición en el mercado de futuros sobre el dólar.
Al
respecto, sobre el cierre de la semana pasada finalmente el BCRA publicó el
dato de su posición vendida en el mercado del dólar futuro a fin de diciembre
pasado de u$s4.185 millones. De modo que hubo un recorte de la posición
vendida, por primera vez desde mayo pasado, de unos u$s967 millones. De modo
que la posición del BCRA en el mercado de futuros sigue elevada y si bien no
implica un drenaje futuro de reservas, y si algún costo, o no, en términos de
emisión monetaria vinculada con el resultado de la apuesta, es un dato a tener
en cuenta. ¿Por qué?
Es
que pensando en las semanas y meses que vienen por delante, el relevante la
capacidad de intervención en el mercado de futuros sobre todo para aplacar las
expectativas devaluatorias, hasta tanto se vaya perfilando algo concreto con el
Fondo y vayan llegando los dólares de la cosecha gruesa. Ya que el stock de
reservas disponibles, contemplando el pago de los próximos vencimientos de esta
y la próxima semana, quedarían al borde del nocaut.
Margen
Lo
cierto es que todavía el BCRA tiene algún margen para continuar interviniendo
en el mercado del dólar futuro (Rofex y MAE) considerando los contratos
pactados y el marco de referencia firmado con ambos mercados. Vale recordar que
desde que se desató la pandemia global la mayor exposición del BCRA en el
mercado de futuros fue en octubre pasado cuando la posición vendida a fin de
dicho mes alcanzó los u$s5.683 millones.
Si
se compara dicho stock con el último publicado el BCRA tendría una capacidad
del orden de los u$s1.500 millones para intervenir. A lo largo del primer año de la pandemia, el BCRA
comenzó con una posición vendida que no llegaba a los u$s1.000 millones, pero
luego fue escalando mes a mes y pronto al cabo de cinco meses ya en agosto
había trepado a más de u$s5.100 millones. Y llegó a escalar en medio de la
corrida contra las reservas y la suba del dólar informal a casi u$s5.700
millones.
A
partir de ahí fue reduciéndose gradualmente y cerró el 2020 en u$s4.103
millones. El 2021 arrancó con un ajuste de la posición vendida de más de
u$s1.500 millones y llegó a fines de abril pasado a menos de u$s600 millones.
Hubo un período de cierta estabilidad pero luego con el advenimiento de las
PASO y de las legislativas todo el juego comenzó de nuevo. Así a fines de
setiembre el BCRA cerró con una posición vendida de casi u$s1.800 millones que
luego más que duplicó en octubre a u$s3.615 millones y en noviembre la subió en
medio de las escaramuzas cambiarias a u$s5.151 millones.
Influencia
Ahora
bien, está claro que este tipo de contratos no implican ni entrega ni recepción
de divisas al finalizar la operación, pero da una idea de la capacidad de
intervención y cuánto representan sobre el stock de reservas del BCRA. La posición vendida con la que inició enero del 2020
representaba un 11% de las reservas brutas totales y 12% de las reservas en
divisas convertibles en las cuales no solo están incluidos los swap con el
banco central de China, el BIS y otros, sino también los encajes de los
argendólares, los DEG y el oro.
En
general, antes de momentos críticos la posición vendida ronda el 1% o 2% del
stock de reservas brutas. En 2020, entre junio y diciembre pasaron a
representar entre 10% y 14%. El año pasado, la fueron bajando del 7% al 1% del
stock de reservas brutas pero en pleno período preelectoral subieron al 8% y
luego al 12%. Esto da una somera idea de cuánto pesan los compromisos en el
mercado de futuros en términos del stock de reservas brutas y disponibles.
“La
inflación y el dólar están fuera de control”: dura crítica de un grupo de
acreedores, que pidió un “aplazo” para Guzmán
Un
grupo de bonistas que participó de la renegociación de la deuda en 2020 criticó
con dureza al Gobierno al expresar que la situación está “fuera de control”.
Además,
en una crítica elíptica al ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmaron
que este problema “implicaría un aplazo” para un estudiante de la Universidad
de Columbia, donde el funcionario se desempeñó como investigador antes de
ocupar su cargo actual.
“El
Frente de Todos está gobernando desde hace 111 semanas y sigue sin tener un
plan económico”, indicó el Exchange Bondholder Group, liderado por el fondo
Monarch, que fue representado en el canje por el abogado Dennis Hranitzky.
En
un tweet, el grupo indicó: “La inflación, el dólar y el riesgo país están
fuera de control. En Columbia implicaría un aplazo”.
“Seamos
realistas, estos indicadores muestran que arde Roma. Es hora de dejar de tocar
la lira”.
El duro mensaje de los
bonistas
El
Exchange Bondholder Group afirma que “muchas de nuestras firmas han sido
inversionistas en Argentina durante décadas”, con un comité directivo compuesto
por los mayores tenedores de bonos del canje 2020: HBK Investments, Monarch
Alternative Capital LP, Paloma Partners Management Corp., Pharo Management (UK)
LLP, Redwood Capital Management, LLC y VR Capital Group.
“El
grupo está estrechamente alineado con otros grupos de tenedores de bonos de
Argentina, y agradece la coordinación con otros tenedores. Quinn Emanuel Urquhart
& Sullivan LLP es nuestro asesor legal”.
Días
atrás, cuestionó al Fondo Monetario Internacional (FMI) por cobrarle una
sobretasa a países como la Argentina. “El FMI es prestamista senior y aun así
recibe la tasa más alta entre acreedores de ARG. ¡Indefendible y
contraproducente! Reducir sobretasas a cambio de un plan económico serio
es el camino”.
Cuando
se produjeron los cortes de luz en casi todo el país durante este mes,
afirmaron en otro mensaje en las redes que las “diferencias de Argentina con el
FMI se reducen al costo fiscal de proporcionar electricidad casi gratis en
AMBA”.
“La
gente extrae bitcoins en casa, nunca apaga el aire acondicionado y el sistema
está #Sinluz por falta de inversión”
De
paso, criticaron al mentor del ministro Guzmán, Joseph
Stiglitz, quien se refirió al “milagro argentino”. “Profesor Stiglitz,
¿por qué se supone que los acreedores subsidian este milagro”
Previamente
indicaron que los desencuentros con el Fondo son como la película “El día
de la marmota, con una repetición diaria de un programa de concursos: el
conductor: “en la puerta 1: hay acuerdo con el FMI y estabilización de la
economía y en la puerta 2, default, caos e hiperinflación”. Argentina: “quiero
la puerta 3″. No existe la puerta 3″.
Además,
casi a principios de año, afirmaron en otro tweet: “A pesar de una cosecha
récord, de los precios más altos de la década y de una ganancia inesperada de
4.300 millones de dólares en Derechos especiales de giro, Argentina termina el
año 2021 con unas reservas netas de 2.600 millones de dólares”. Y parece que el
BCRA ha recurrido a la venta de oro. Todo al servicio de un descabellado
esquema cambiario que eleva la política por encima de la economía sólida. ¿Argenzuela?”.
El
año pasado ya habían disparado críticas por los malos indicadores financieros
del país.
“El
Gobierno argentino está entrando en su tercer año sin articular un plan
económico. Analizamos los problemas en febrero y nada ha cambiado. Dirigir
una economía no debe ser un ejercicio político ni académico. Requiere
soluciones reales, no dilaciones y fantasías interminables”, cuestionaron los
bonistas.
El
Exchange Bondholder Group es uno de los tres comités principales que se
conformaron durante la negociación de la deuda con los tenedores privados.
Durante la negociación con el Ministerio de Economía este grupo afirmó ser
acreedor por unos USD 4.000 millones en bonos argentinos y poseer más del 15%
de los bonos del canje de 2005 y su “suplemento” de 2010. El grupo Ad
Hoc estuvo liderado por fondos como Blackrock y un tercer grupo
encabezado por Hans Humes, CEO de Greylock.
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